Registro de lectura de La escoba de la viuda en Sala de cinco años
Docente: Silvia Rodríguez
Selecciono el libro álbum “La escoba de la viuda” para leer en una sala de niños de cinco años. Previamente le pido a la maestra de ese grupo que lea el texto y me de su opinión en relación al mismo. Me comenta que el libro le gustó mucho pero ella cree que es muy largo y complejo, que no es uno de los libros más adecuados para leer a ese grupo de alumnos.
La primera vez que vi el libro me impresionaron mucho las imágenes. Un impulso me llevó a mirar rápidamente una ilustración tras otra, sin leer el texto porque era demasiado extenso y ese día durante el transcurso de la clase del postítulo había que mirar otros libros. Era un libro extraño, diferente de lo conocido por mí hasta ese momento. Esas imágenes me hicieron recordar a un viejo álbum de fotos familiar que poseo y que tiene más de cien años. Tal vez las imágenes y el color de las mismas me hicieron relacionar el libro con mis fotos antiguas.
Me lo compré en cuanto pude y se lo regalé a mi hija Camila que tiene seis años. Decidí leer el libro en la sala de niños de cinco años a pesar de la opinión desfavorable de mi compañera, quien actuaría como observadora externa.
Cuando saco el libro de mi maletín los niños ven la contratapa y dicen: es un cuento de brujas porque tiene una escoba, mostralo del otro lado; ¡ah! adelante es igual. Otros sostienen que no es igual porque adelante la escoba se ve entera y atrás no se ve así. La escoba de la bruja está flotando. Los niños anticipan el título y el contenido del mismo. Preguntan cómo se llama el libro. Leo: “La escoba de la viuda”, ¿viuda? Me preguntan, ¿la escoba no es de la bruja?, ¿es de la viuda?, ¿qué es viuda?. Los niños se sorprenden al comprobar que su primera anticipación con respecto al título del libro no era del todo correcta.
Los alumnos leen la imagen. Dicen que esa es una bruja flotando en una escoba, que va por el cielo porque hay nubes y pájaros. Comienzo con la lectura del texto.
Mientras leo comentan algo, detengo la lectura para escuchar sus opiniones. Seguro que este es un cuento de terror por que no tiene colores, preguntan si todos los dibujos son en blanco y negro. La señorita Cristina ya nos contó un cuento donde la bruja tenía toda su casa negra y su gato también era negro. Pregunto ¿qué le había pasado a la bruja? Un día se había cansado de que todo fuese negro y con una varita o una escoba mágica, no me acuerdo bien, hizo que su casa fuese de todos colores pero el gato siguió siendo negro. Le preguntan a la maestra cómo se llamaba ese cuento. Uno de los niños responde que se llamaba “La bruja Berta” (de Paul Korky).
Los alumnos pudieron asociar este cuento con el que les había leído su maestra un tiempo atrás a partir de elementos comunes.
Leo.....” y desplomarse, con su pasajera tierra abajo...” Se ríen.
Imágenes en ambas páginas. Observan atentamente. Silencio. ¡Uy! ¿qué hizo la escoba, la tiró?, se le gastó la potencia, se cayó, ¿por qué la bruja se cayó?. Y el gorro casi se caía y la capa. La capa se cayó y el sombrero quedó colgando.
Hay una señora a la que no se le ve la cara. Tiene un pañuelo en la cabeza y una canasta. Continúo con la lectura, los niños preguntan y al mismo tiempo construyen con sus comentarios la historia, lo que leo en el texto. Preguntan quién es esa señora, afirman que esa un mano que se ve es de la bruja que está debajo de la planta. Vuelven a preguntar por qué estaba ensangrentada, por qué no le salía más sangre, quién la había curado. Es un cuento de terror, la bruja está ensangrentada porque se cayó, se cayó del cielo; ¡sí! Y casi más se mata. La señora con su magia hizo que no tuviera más nada.
¡Es la bruja!, no abre los ojos porque está pensando. Leo. Interrumpen la lectura y me preguntan si esa es la otra bruja o es ella (en el texto se mencionan dos brujas). Esta es la primera bruja, la que se cayó entre las plantas porque tiene una capa. Parece un camisón en vez de una capa. Se ríen. La otra no está porque está volando arriba, y esta va a empezar a volar también.
Comienzan a reírse. No era una mujer, era una vieja. Tiene cara de asustada.
Les pregunto por qué piensan que tiene cara de asustada, responden que porque la bruja le dejó su escoba. Leo. Dicen que entonces la vieja tenía cara de asustada porque estaba mirando a la escoba que barría sola. Es mentira el cuento, las escobas no barren solas.
Aquí se instala la idea de ficción. Aparece a través del comentario que hace uno de los alumnos, la diferencia entre la realidad y la ficción.
La escoba tiene un balde con algo adentro que se cae, me parece que es arroz, debe ser comida para las gallinas, entonces no es arroz, es maíz. Continúo con la lectura ...” la escoba seguía barriendo los cuartos ...” Se ríen. ...” traía la vaca después de pastar ...”. Se ríen. Los niños dicen que la escoba era muy buena porque hacía muchas cosas. Preguntan con qué la escoba tocaba las melodías en el piano.
La escoba tiene un hacha en la mano, no, no es la mano, es un palo. Los alumnos se preguntan cuántos hachazos le dieron, porque dejó el tronco chiquito. Cuentan que el señor y la señora miran lo que está haciendo el hacha. Me preguntan quiénes son. Leo el texto. Quieren saber porque el señor está enojado y plantean algunas hipótesis: por la escoba, porque le cortaron el árbol, porque al árbol le duele lo que le hicieron, porque no lo dejó dormir. Hay contradicción entre la imagen y el texto.
Están tocando el piano. La escoba se sacaba el palo para tocar. Los señores miran lo que está haciendo la escoba y tienen caras feas. Leo el texto. La escoba está tocando una sola melodía pero no tiene ojos para ver. Sí, tiene ojos pero no se ven. No, tiene uno solo chiquito. Pensaban que era maligna porque no los dejaba dormir.
Leo. Escuchan atentamente. Miran con asombro las imágenes. Esos serán los nenes malos que tienen un perro. La están agarrando con palos a la escoba para que no se mueva. Leo...” el perro le mordió el mango...”
Imágenes en ambas páginas. Lo tiró por allá atrás. Parece que hasta la China. Lo tiró porque los chicos la molestaban y el perro la mordió. El perro está en la luna de tan alto que lo tiró. Yo tengo un perro, pero el mío es bueno. Asocian lo que escuchan y lo que ven con su experiencia personal.
Una de las nenas dice fin. El resto del grupo continúa narrando las imágenes.
Intervengo formulando algunas preguntas para ayudar a ordenar y comprender la lectura de las ilustraciones y de la escritura.
La escoba está guardada. El vecino se la quiere llevar porque dice que la escoba es mala, que hace cosas feas.
Ahí están los señores, sentados en la carreta. Se llevaban a la escoba porque tiró al perrito. Preguntan si la mujer que se ve atrás es la bruja, otros responden que es la vieja. Sacan conclusiones: se llevan a la escoba para que se muera, no, se la llevan para prenderla fuego, la escoba no era mala, era amiga de la vieja, la ayudaba a hacer muchas cosas.
Leo...”A la noche siguiente volvió... y la noche después de esa regresó... y golpeó ligeramente la puerta con el hacha...”, ¡Ah! No le abrieron la puerta cuando volvió porque ese era el fantasma de la escoba.
Imágenes en ambas páginas. Es la escoba con el hacha, parece el hijo de la escoba porque es más chiquito. No entiendo ¿es la escoba o es el fantasma de la escoba? Vuelvo la página hacia atrás, releo el texto. ¡Ah! sí era el fantasma de la escoba y parece que corre alrededor de la casa para que el señor la vea y se asuste.
La viejita está durmiendo sentada en un sillón. Leo. Los niños preguntan quién le tocó el hombro, si fue la escoba, porque en ese momento no tenía el hacha.
La misma niña de antes repite fin. Uno de los niños dice: No lo entendí.
Los niños comienzan a narrar nuevamente el relato en forma desordenada. Nos ponemos de acuerdo para poder escuchar todas las interpretaciones del texto; tanto las que se desprenden de las imágenes como de las escritura.
La escoba era buena porque la bruja era buena, limpiaba todo. Con la viejita la escoba era buena. Se defendía si los vecinos la molestaban. Como la molestaron la escoba se enojó y también se enojó la bruja. Los señores por eso le prendieron fuego. Se murió. Me parece que no se murió porque no se murió la bruja. Si se muere la bruja se muere la escoba.
Mina Shaw pintó de blanco la escoba y les dijo que era el fantasma para quedarse allí sola, tranquila y feliz con la escoba.
Durante el proceso se va afirmando la comprensión del relato.
Pero después ¿los otro van a volver?, ¿y si vuelven?; surge nuevamente la duda la niña infiere que no pasará nada bueno si los otros vuelven.
Me encantó, pero hay algo que no entendí: ¿la escoba se quemó?. La escoba no se quemó porque si la entierran ...”encajaron el palo en la tierra...” quedó debajo de la tierra, adentro de la tierra y el fuego se queda ahí, arriba, entonces no se quema.
Con su magia que le dejó un poquito de magia la bruja no se quemó porque estaba abajo. La pintaron de blanco para asustar a los vecinos. Con la viuda la escoba era buena.
Lo que pasó es que a la noche el fuego se apagó y la escoba se escapó.
Les pregunto, ¿cómo se había escapado?. Volando dice una de las nenas. No, hizo un caminito por debajo de la tierra y se fue.
Por tercera vez la misma niña repite fin. Eran dos escobas, una era de la otra bruja (aludiendo a la segunda bruja que aparece en el relato). La otra escoba era de la bruja que se cayó en la casa de la viejita, porque si eran dos brujas, habían dos escobas. Entonces una se quemó y la otra no.
Me gustó porque era un cuento de brujas, es un cuento de terror. No, este no es un cuento de terror porque a mí no me dio miedo, ¿no ves que las brujas eran buenas?
Silvia Rodríguez es docente de Nivel Inicial y egresada del Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil. CePA (Centro de Capacitación Docente de la Ciudad de Buenos Aires) 2004.
Proyecto: “Lectura de libros álbum” en secciones de 3,4,5 años. Escuela Nº 21, J.I.N. D.E. 14. Ciudad de Buenos Aires.
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