sábado, 29 de mayo de 2021

REFLEXIONES SOBRE EL TRABAJO DOCENTE por Estela Quiroga

 

       

    


Vivimos en una época de grandes y acelerados cambios a distintos niveles. Cambios sociales, tecnológicos, demográficos, culturales, científicos y como si todo esto fuera poco, atravesamos una pandemia, que desde luego alguna vez se irá pero mientras tanto no podemos rendirnos. Más que en una época de cambios parece ser que estamos ya en un cambio de época.

En un contexto complejo como el actual la verdadera preocupación de la pedagogía debería ser la de dar respuestas adecuadas desde modelos también complejos e integradores.

En  efecto, todos los  dispositivos digitales actuales, sumados a  las numerosas aplicaciones que utilizamos a diario, cambiaron y cambian de manera vertiginosa  los modos de producción, circulación y recepción de información.

Es obligación de la escuela contribuir a la democratización de las nuevas tecnologías para, de ese modo, generar  condiciones didácticas en las cuales se utilicen  estos dispositivos. No se trata, solo de  incluir los celulares u otros dispositivos tecnológicos porque sí, sino porque permiten optimizar las condiciones en las que los niños aprenden.

Como docentes de este milenio nos compete  diseñar propuestas en donde interviene el uso de recursos tecnológicos. Al hacerlo,  se ponen en tensión al menos tres dimensiones fundamentales del proceso de enseñanza: la organización pedagógica del AULA / AULA VIRTUAL , la noción de cultura y conocimiento y las formas de producción del conocimiento. Sintéticamente, el uso de dispositivos y conexión en la red dentro del aula, profundiza la desestructuración del espacio y del clima, genera otros agrupamientos entre los alumnos así como intervenciones diferenciadas por parte del docente. Estos usos requieren que en la escuela se trabaje explícitamente sobre la información o conocimiento que circula en internet (su origen, confiabilidad, jerarquización, selección) tomando como desafío la coexistencia con otras posibilidades de acceso al conocimiento tradicionales o ya existentes.

Ya nadie duda que el  desarrollo tecnológico, en nuestra sociedad, produjo cambios en las formas de pensar y de aprender y nuevos modos de relacionarse con los demás, nuevos vínculos de nuestros alumnos, quienes atravesados por la cultura digital y por nuevos dispositivos tecnológicos, viven una experiencia cultural más amplia que “supone nuevas maneras de percibir, de sentir, de escuchar, de leer y de ver el mundo” (Morduchowicz: 2009).

Ante los cambios que se dan en  la sociedad, es preciso que la escuela  promueva la inclusión digital, ofrezca a los alumnos la oportunidad de realización de prácticas significativas y que redefina los contextos de aprendizaje mediante el uso de estas innovaciones tecnológicas.  En las redes sociales (You Tube, Instagram, Twitter, Facebook, entre otras), los usuarios son quienes generan espacios en los que crean y editan contenidos: qué saben hacer, qué hacen y cuánto hacen son temas a debatir en la escuela para acercar las brechas digitales; lo cierto es que los lectores y escritores utilizan estas nuevas tecnologías y formas de comunicación y la escuela es un espacio propicio para  habilitar diálogos pertinentes

El teléfono celular no es un simple aparato o dispositivo. Se trata de un portador simbólico de lenguajes y culturas que se halla entre los niños, los jóvenes, la escuela, los docentes, la sociedad. Su función social es la de producir redes, concentra los medios de comunicación y porta, en la actualidad, reproductor musical, radio, procesador de textos, filmadora, cámara de fotos, aplicaciones diversas. Sus posibilidades y potencialidades pedagógicas se presentan como un reto en la escuela para ser utilizadas con propósitos claros y definidos,

Hay cuestiones que no debemos soslayar, en la actualidad los jóvenes nacen inmersos en una cultura que cambia constantemente y requieren nuevas competencias, por lo tanto los educadores debemos estar atentos a las  nuevas tendencias de educación.

 La democratización de los medios de comunicación, las tecnologías, las infinitas posibilidades que nos brinda Internet, nos  permiten que hoy la información sea un bien común.

Los alumnos ya no son lo que eran. Se ven como sujetos operantes, no como objetos pasivos. Por tanto, demandan una formación personalizada que alimente su espíritu emprendedor y su imaginación, orientada a encontrar su pasión. Hoy más que nunca tenemos la obligación de contenerlos. 

 

 

Cuando de planificar se trata…

Planificar no puede ser un mero trámite administrativo

La planificación es una herramienta importantísima, ya que por medio de ella organizamos nuestra tarea, a partir del diagnóstico adecuado a ese grupo particular, somos responsables   de llevar a la práctica esa planificación que nos va a permitir  evaluar los resultados.

 Cada decisión que tomamos  trae consigo un sustento teórico, un enfoque y una manera de contener a nuestros estudiantes, todos estamos atravesando una dolorosa situación. .

Muchas editoriales ofrecen una planificación completamente armada. Nosotros no acordamos con esa postura porque quienes conformamos el equipo de producción de estos  libros también  somos docentes, como tales sabemos que un maestro es alguien creativo, que oficia como mediador y transformador de todo material que circula entre sus manos. Además ningún grupo es igual a otro. Se planifica considerando al grupo.

 Planificar es una actividad cotidiana. Se planifica, de una manera u otra, toda actividad voluntaria en la medida en que significa poder anticipar, prever, organizar y decidir. En el caso de la escuela, la planificación representa y ha representado siempre la explicitación de los deseos de todo educador de hacer de su tarea un quehacer organizado, y a través del cual pueda anticipar sucesos y prever algunos resultados.

Generalmente, bajo la denominación de planificación suele considerarse únicamente al producto concreto, ignorando el proceso mental que implica. Si hacemos esta distinción  nos permite reconocer que la dificultad mayor para la mayoría de los educadores en relación con esta cuestión no se encuentra  en el proceso de pensamiento, sino en la modalidad de su explicitación. Incluso los docentes que manifiestan que no planifican reconocen que, de una u otra manera, tratan de anticipar lo que van a hacer en sus clases. Piensan, por ejemplo,  ¿Qué puedo hacer hoy?, ¿Cómo puedo aprovechar los materiales que conseguí?, ¿Cómo hago para que los chicos se interesen en tal o cual propuesta?, eso ya es PLANIFICAR

Entonces, ¿Para qué poner por escrito la planificación si, de todos modos, el docente planifica “mentalmente”? Los especialistas coinciden en que, cualquiera sea el formato que se adopte, la planificación escrita permite, entre otras ventajas, organizar el pensamiento de modo coherente y consistente, y responder a una lógica. Sin duda, al ofrecer una anticipación sistemática, podemos reducir la incertidumbre.

Todo lo que se planifica, en definitiva, deja energía libre para atender las contingencias e imprevistos que pueden presentarse en el proceso de la enseñanza y el  aprendizaje.

 

Por otra parte, actúa como memoria del pensamiento y permite una comunicación duradera, facilita la confrontación y contrastación con otras producciones, propias y ajenas, anteriores y actuales. Y, también, la reflexión acerca de los procesos de decisión sobre el quehacer docente, además de que estimula la posibilidad de compartir lo proyectado.

La coherencia entre los diversos componentes didácticos —su selección, gradualidad, complejización y articulación— se ven favorecidas por el ejercicio escrito de la planificación. Pero, sobre todo, permite la búsqueda de una relación armónica entre

                 La planificación áulica

                 La planificación institucional

Por otra parte cada institución decide qué otros ejes agregarle a las planificaciones, por ejemplo el uso de las TICs, o de un idioma, o filosofía para niños o cuidado del medio ambiente…y esto es muy importante charlarlo y decidir cómo se va a trabajar en cada caso.

Planificar en soledad no sirve. Hay que planificar con el otro, con los otros. Al pensar la enseñanza estamos anticipando nuestras propias prácticas.

            Como profesionales de la educación lo primero que tenemos que tener claro es el sujeto con quien estamos trabajando. El sujeto concreto. Los niños de la  sala o el grado. Quiénes son, cuántos, cuáles son sus gustos…planificamos para alguien concreto.

         En SEGUNDO CICLO los niños y niñas ya leen y escriben de manera convencional y los docentes estamos frente a otro desafío: tenemos que acompañarlos a profundizar, descubrir, investigar, a tomar y a dar la palabra, a organizarse,  a ampliar el repertorio de lecturas, ayudarlos a ir logrando cada día mayor autonomía, tenemos que ayudarlos a aprender a aprender, a llevar adelante experimentos, en fin: a descubrir y descubrirse, que no es poco.

En el presente trabajo nos hemos planteado armar cada unidad como una clara secuencia[1], con  actividades de apertura, actividades de desarrollo y actividades de cierre.

 La estructura de la secuencia se integra con dos elementos que se realizan de manera paralela: la secuencia de las actividades para el aprendizaje y la evaluación para el aprendizaje inscrita en esas mismas actividades.

 Estamos convencidos que  detectar una dificultad o una posibilidad de aprendizaje, permite reorganizar el avance de una secuencia, mientras que los resultados de una actividad de aprendizaje, los productos, trabajos o tareas que el alumno realiza constituyen elementos de evaluación.


Un tema crucial: la evaluación

Si trabajamos con un enfoque que pone el acento en la autonomía, en la construcción del conocimiento, no podemos evaluar sólo para detectar debilidades. En efecto, como docentes nos compete ser capaces de subrayar las fortalezas del aprendizaje e ir más allá de los resultados.

Sin duda la evaluación se debe forjar sobre todo el proceso del alumno, el foco debe estar puesto en aquello que nuestros niños y niñas logran ir cambiando, cada uno a su tiempo y con su ritmo. Es fundamental observar los desempeños, que nos muestran, cómo los alumnos están utilizando sus conocimientos en distintos contextos.

La evaluación siempre debe ser un medio para regular y mejorar los aprendizajes.


 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

             

 utores presenta las consideraciones que cree pertinentes para el abordaje del material.

martes, 11 de mayo de 2021

SABER PONER LÍMITES PARA AYUDAR A CRECER por Estela Quiroga




 Muchas son las acepciones que tiene la palabra límite en nuestra lengua, según el Diccionario de la Real Academia:

tr. Poner límites a algo.2. tr. Acortar, ceñir. U. t. c. prnl.3. tr. Fijar la extensión que pueden tener la autoridad o los derechos y facultades de alguien.4. intr. Dicho de dos territorios o dos terrenos: lindar2.5. intr. Dicho de un territorio o de un mar: Tener como frontera o término lo que se señala. .6. prnl. Imponerse límites en lo que se dice o se hace, con renuncia voluntaria o forzada a otras cosas posibles o deseables.
Sin embargo cuando hablamos de límites en crianza nos resulta más complejo. Hay una serie de variables a tener en cuenta para no desbarrancar ese delicado equilibrio que significa un “no” bien puesto. . Especialmente para evitar terminar a los gritos, porque la verdad, nada más alejado de la idea de límite que alzar desaforadamente la voz.
¿Qué es un límite en materia de crianza? ¿Una orden? ¿Alguna regla de convivencia? ¿Aquello que el adulto “quiere” que el pequeño haga? ¿Los comportamientos socialmente aceptados? ¿Cuáles son las causas por las que un niño no acepta el límite?
Este verano en la playa fui testigo de una serie de intentos fallidos entre unos padres de mediana edad y sus tres hijos de aproximadamente dos, cuatro y siete años… Mientras los progenitores estaban ensimismados con sus celulares, los niños gritaban, escupían, tiraban arena, y hasta se lastimaban entre ellos. Esa escena confieso que agotadora, transcurría con la mayor naturalidad. En vano fue que buscase la mirada de los padres para hacerles notar mi malestar, ninguno de los dos parecía inmutarse. Cuando el más pequeño de los hermanos le dio un tarascón al del medio la madre reaccionó:
-¿Federico otra vez mordiendo querés que yo te muerda a vos para ver lo que se siente?
Federico salió corriendo y esta vez, mordió en la pierna a su hermano mayor y el del medio empezó a patalear sobre la arena hasta provocarme tos. Entonces el padre furioso decidió dejar su celular e intervenir a los gritos…
Es muy común que un niño/niña entre el año y medio y los tres muerda, en especial porque es su manera de comunicar algo ya que aún no domina el lenguaje. En ningún momento sus padres le dijeron NO, con convicción ni con firmeza. No había contención, ni una actitud comprometida con los niños. Cuando la situación se les fue de las manos la actitud fue estallar, en ningún momento hubo límites. Aunque el tiempo de observación fue breve no me dio la impresión que en esa familia se trabajara a partir de ciertas reglas. Más bien todo parecía relacionarse con el desborde. Desde luego en ese estado es muy difícil trasmitir un mensaje claro a los niños. Cuando un adulto establece un límite,, debe ser desde el respeto, la coherencia, con la convicción que si le permite ciertas acciones al niño, éste puede generarse un daño a sí mismo o a los otros.
Cuando hablamos de un NO, nos referimos siempre a un NO con sentido, que no se trate de algo arbitrario. Un límite es ante todo una medida respetuosa con la integridad del otro. De este modo los niños, niñas y adolescentes aprenden acerca de sus derechos y también de sus deberes, del respeto hacia la comunidad. Aprenden a escuchar y a ser escuchados. Si se hace de este modo, cobra un sentido armónico. Los límites, como casi todo en esta vida, se construyen. Construir es con el otro, lleva tiempo, tiempo real con el niño, estar cerca del pequeño ensimismado en otra cosa no es tiempo real.
Es cierto que hoy por hoy emplear ciertos límites puede generar dudas y hasta crearles un conflicto a los padres. Muchas veces se entiende mal la idea, es como si establecer límites claros fuera ligado a una crianza autoritaria, por esa razón muchos padres dejan hacer para no traumatizar al pequeño, sin advertir que ser negligentes es gravísimo. Poder sostener un límite (en especial frente a un adolescente) muchas veces es una tarea ímproba. Pero es el oficio del adulto. El límite es siempre para cuidar, para proteger, para lograr el bienestar. Poner límites es un profundo acto de amor.
Convengamos en que criar a un niño o a una niña es una tarea maravillosa pero ardua. Implica todo nuestro amor y nuestro compromiso. Los pequeños no solo no nacen con un manual de instrucciones bajo el brazo, sino que lo que es bueno o dio resultado para uno de nuestros hijos o hijas, no necesariamente es lo ideal para el siguiente, o la siguiente..
En el ámbito familiar se genera mucha angustia ante la desobediencia de los chicos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que desobedecer es normal en el proceso de crecimiento. Los niños intentan, prueban, van descubriendo los límites del entorno, diferenciando lo que es correcto de lo incorrecto, lo que se debe o no hacer. El rol del adulto es ayudarlos a encontrar estas respuestas, guiándolos con paciencia y reflexión. Cuando hablamos de paciencia no estamos queriendo decir que hay que tolerar hasta explotar porque eso es, como ya vimos, caer en el desborde.
Por otra parte es también importante el diálogo entre los progenitores. Muchas veces tenemos ideas muy distintas con nuestra pareja y ni siquiera las cotejamos. Después de todo, cada uno de nosotros proviene de hogares diferentes.
Ya se sabe, “cada casa es un mundo” por lo tanto hay cantidad de costumbres, tradiciones y normas que no nos detenemos a considerar, porque simplemente las damos por sentadas.
Resulta difícil romper con nuestras creencias, con nuestras matrices de aprendizaje, revisarlas y empezar desde otro lugar. Pero es fundamental que quienes crían a un niño o a una niña establezcan acuerdos mínimos.
Dialogar y no estallar, evitar los desbordes… nadie dice que es tarea fácil pero es posible…

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Licenciada y profesora en Letras Modernas, egresada de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA.ESPECIALISTA EN LITERATURA ARGENTINA. Especialista en Investigación Educativa. (ISP Joaquín V. González) Especialista en Litertura Infantil y Juvenil (CEPA) Actualemnte se encuentra cursando la Maestría en Análisis del Discurso (UBA) Publicó numerosos artículos y ensayos para diferentes sellos editoriales (Cántaro, Puerto de Palos, Paidos, revistas del ISPEI Sara Eccleston) En el 2012 su blog Entre el mouse y la tiza recibió el PRIMER PREMIO A LOS BLOGS EDUCATIVOS otorgado por la UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES (UBA) A raíz de ese premio fue convocada por distintos medios periodísticos. Durante 2013 el mismo blog resltó ser finalista de dicho concurso. En estos momentos se encuentra abocada a la investigación y la escritura de un ensayo en colaboración con la Lic. Cristina Olliana. Acaba de publicar Y DE PRONTO LA VIDA un ensayo destinada a la Crianza, la literatura y el Juego.

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