lunes, 16 de diciembre de 2019

DOCENTES DEL SIGLO XXI




Ser docente no es una tarea sencilla. Todos los que nos dedicamos a la educación sabemos que el propósito de un maestro no pasa por dar contenidos y nada más, sino que va mucho más allá.

Los educadores somos conscientes que debemos contribuir a la creación de la subjetividad de nuestros estudiantes tanto del Primero como del  Segundo Ciclo.
 Esos niños y niñas serán los ciudadanos de mañana, quienes seguramente, serán capaces de generar una sociedad más justa e inclusiva.
Desde nuestra perspectiva, la escuela se constituye como lugar de relación, un espacio en el cual nadie aprende solo. Nos resulta grato ese proverbio africano que reza: “Para criar a un niño hace falta una aldea entera”.
El siglo XXI se nos ofrece como un abanico de maravillosas posibilidades, pero también observamos una oleada de deshumanización e individualismo que caracteriza estos tiempos que nos han tocado vivir. De modo que más que nunca tenemos que trabajar nuestro rol de verdaderos “partenaires”. Cabe aclarar que, cuando utilizamos esta palabra tan afín con el ballet queremos significar acompañar sin sofocar, ayudarlos a que den sus propios pasos y que sean ellos los verdaderos protagonistas del proceso de aprendizaje.   
Todos nosotros trabajamos en las aulas, la tarea nos atraviesa y conocemos profundamente al sujeto que nos convoca cada día desde su propia mirada. 
Sin duda todos los dispositivos digitales actuales, sumados a las numerosas aplicaciones que utilizamos a diario, cambiaron y cambian de manera vertiginosa los modos de producción, circulación y recepción de información.
Es obligación de la escuela contribuir a la democratización de las nuevas tecnologías para, de ese modo, generar condiciones didácticas en las cuales se utilicen estos dispositivos. No se trata, solo de incluir los celulares u otros dispositivos tecnológicos porque sí, sino porque permiten optimizar las condiciones en las que los niños aprenden.
Como docentes de este milenio nos compete diseñar propuestas en donde interviene el uso de recursos tecnológicos se ponen en tensión al menos tres dimensiones fundamentales del proceso de enseñanza: la organización pedagógica del aula, la noción de cultura y conocimiento y las formas de producción del conocimiento. Sintéticamente, el uso de dispositivos y conexión en la red dentro del aula, profundiza la desestructuración del espacio y del clima, genera otros agrupamientos entre los alumnos, así como intervenciones diferenciadas por parte del docente. Estos usos requieren que en la escuela se trabaje explícitamente sobre la información o conocimiento que circula en internet (su origen, confiabilidad, jerarquización, selección) tomando como desafío la coexistencia con otras posibilidades de acceso al conocimiento tradicionales o ya existentes. El desarrollo tecnológico, en nuestra sociedad, produjo cambios en las formas de pensar y de aprender y nuevos modos de relacionarse con los demás, nuevos vínculos de nuestros alumnos, quienes atravesados por la cultura digital y por nuevos dispositivos tecnológicos, viven una experiencia cultural más amplia que “supone nuevas maneras de percibir, de sentir, de escuchar, de leer y de ver el mundo” (Morduchowicz: 2012). Dicho desarrollo habilita una producción del conocimiento que se encuentra sostenido por otras formas de autoría (audio, video, texto) y otros soportes y plataformas que abren nuevos escenarios. Ante este panorama, las tensiones giran en torno a la legitimidad que esto tiene por fuera y dentro de la escuela.
“Las nuevas tecnologías prometen muchas veces la satisfacción inmediata del usuario, la adaptación a cada uno, y el entrar y salir cuando uno quiere, que combinan mejor con el ´para algunos´ que con el ´para todos´. Hay que aclarar que ese ´todos´ no es ya el todo homogéneo que se pensaba en el siglo XIX, pero sí es el ´todos´ de una sociedad a la que le preocupa la justicia y la igualdad en el acceso al conocimiento, y que pretende sostener una conversación y un marco de acciones compartidas. Ese nuevo todos tiene que hacerle lugar a la diversidad de recorridos y de experiencias, y en eso las nuevas tecnologías pueden ayudar mucho, pero también tiene que tener como horizonte que esas experiencias diversas se enriquezcan con otras, se dejen interrogar por perspectivas diferentes, y se combinen con lo que la sociedad humana ya acumuló en saberes y en lenguajes. En esas otras tareas, la función de la escuela sigue siendo fundamental”.
Ante los cambios que acaecen en la sociedad, es preciso que la escuela promueva la inclusión.

El teléfono celular – por ejemplo - no es un simple aparato o dispositivo. Se trata de un portador simbólico de lenguajes y culturas que se halla entre los niños, los jóvenes, la escuela, los docentes, la sociedad. Su función social es la de producir redes, concentra los medios de comunicación y porta, en la actualidad, reproductor musical, radio, procesador de textos, filmadora, cámara de fotos, aplicaciones diversas. Sus posibilidades y potencialidades pedagógicas se presentan como un reto en la escuela para ser utilizadas con propósitos claros y definidos.
Hay cuestiones que no debemos soslayar, en la actualidad los jóvenes nacen inmersos en una cultura que cambia constantemente y requieren nuevas competencias, por lo tanto los educadores debemos estar atentos a las  nuevas tendencias de educación.
 La democratización de los medios de comunicación, las tecnologías, las infinitas posibilidades que nos brinda Internet, nos  permiten que hoy la información sea un bien común.
Los alumnos ya no son lo que eran. Se ven como sujetos operantes, no como objetos pasivos. Por tanto, demandan una formación personalizada que alimente su espíritu emprendedor y su imaginación, orientada a encontrar su pasión y nosotros tenemos la tarea -nada sencilla - de  saber acompañarlos...





domingo, 15 de diciembre de 2019


REGALAR LIBROS
Se acerca la Navidad y muchos amigos me piden recomendaciones de libros para regalar…



En principio lo ideal es que los autores escriban en la lengua materna de los niños y niñas. Por eso hemos seleccionado autores argentinos. Nos parece importante que padres y docentes conozcan detalles de la biografía de los mismos. 
Gustavo Roldán…
En la última entrada les dejamos una entrevista de este maravilloso autor...Ahora hablemos de alguna de sus obras...
DRAGONES...
Cuando los dragones se aman se desatan los maremotos, los volcanes lanzan un fuego endemoniado y los huracanes largan una furia que hace pensar que ha llegado el fin del mundo", escribió Gustavo Roldán en uno de los relatos del libro Dragón. A  más de veinte años de su primera edición, el título continúa circulando por librerías, escuelas y bibliotecas. Ilustrado por Luis Scafati, es uno de los preferidos de autores integrales como Pablo Bernasconi y también marcó la obra fantástica de Liliana Bodoc.
En Dragón (Sudamericana), los dragones no solo se enamoran; también lloran y maldicen, bailan y vuelan. Pero lo más inquietante de los dragones de Roldán es el modo en el que observan el mundo. "Aunque los dragones saben mucho, siempre tienen una mirada llena de asombro. Se asombran de las cosas que no conocen y de las cosas que conocen", escribió en "Mirada de dragón", otro de los textos breves de su emblemático libro, un clásico de la literatura infantil argentina. Absolutamente recomendable...

Esteban Valentino (11 de diciembre de 1956 en Castelar) es un escritor y maestro argentino, especializado en literatura infantil Se recibió de Licenciado en Letras de la Universidad de Buenos Aires. Allí se especializó en literatura americana y argentina. Se desempeña como docente, profesor universitario y en el periodismo (trabajando en, entre otros, las revistas Somos, Para ti, Semanario, Noticias y los diarios Unomásuno, de México, y El Diario del Neuquén). Su llegada a la literatura fue a través de la poesía. Recibió varios premios, entre otros mencionaremos Premio Nacional de Poesía joven; Premio Alfonsina Storni; Premio Amnesty International Te cuento tus derechos por el cuento "Pobre chico" Asimismo, su libro Caperucita Roja II fue considerado entre "los mejores del año" por ALIJA (Asociación de Literatura infantil y Juvenil de la Argentina) igual que A veces la Sombra en 1998 y Un desierto lleno de gente en 2001.
Recomendamos especialmente su libro de cuentos SEXTO SENTIDO
Una gama de emociones surgen en estos relatos: el miedo, la solidaridad, la valentía, la confianza y la risa. Una colección de cuentos llena de inteligencia, humor y ternura. Muy recomendable entre los 7 y los 11 años.

Para conocer más al autor transcribimos una parte de una entrevista que la Revista virtual Imaginaria le hizo al autor en el 2005…

¿Cómo te gustaría ser recordado?
—Mi sueño es ser recordado como Melville. Me encantaría que en mis libros la gente leyera algo así como "andando el tiempo y sin un centavo en mi faltriquera me encontré en una posada..." o "años después frente al pelotón de fusilamiento el coronel Aureliano Buendía recordó cuando su padre lo llevó a conocer el hielo". Es decir, que alguno de mis libros tuviera un comienzo que marcara la vida de otros, que fuera un comienzo dicho de boca en boca. Como es el de Moby Dick, o "en un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...", o el de Cien años de soledad. Recuerdo "sí, pero quién nos salvará del fuego sordo...", el comienzo de Rayuela. Me gustaría que mis libros dejaran marcas indelebles. "Canta, oh musa, la cólera de Aquiles, cólera funesta que precipitó al Hades las almas de tantos varones justos y así se cumpliera la voluntad de Zeus" tiene veintinueve siglos. Eso me gustaría. Yo vi una vez Jesucristo Superstar y dije "uy qué peliculón". La vi diez años después y era un cuentito. Fue una marca, porque no perdura. Todos los soles mienten  empieza diciendo: "el Sputnik, el Sputnik, gritaba Rogelio R.", me gustaría que alguna vez un pibe del 3020 diga eso. Así me gustaría ser recordado.
—¿Cómo llegaste a la literatura para chicos?
—Esa pregunta me la hacen mucho los chicos cuando voy a dar charlas. Llegué de la poesía, toda mi vida fui poeta.
—Vos ganaste dos premios de poesía.
—En poesía gané varios.
—Los que salen siempre en tus biografías son dos...
—Claro, el Premio Nacional para Poetas Jóvenes y el Alfonsina Storni. Gané más, en poesía.
—¿Hay alguna obra tuya de poesía editada?
—No, en poesía no. Eso me daba bronca. Esto de ser una voz, si se quiere privilegiada, que había obtenido galardones en distintas instancias, merecía que por lo menos fuera una voz escuchada. Y sin embargo, mis libros, si yo hubiera querido publicarlos hubiera tenido que pagarlos. Pero bueno, ése era mi camino, yo escribía y no iba a dejar de hacerlo porque no se vendiera o no se conociera. Y entonces un día mi amiga Silvia Schujer me llama y me dice "quiero que me escribas un poema para chicos". Y encima el tema, "la bandera", un tema espantoso... Y ella me dice: "vos vas a escribir algo bueno...". Entonces escribí "Si yo hiciera mi bandera", que tuvo un éxito considerable. Y después me llamó otra vez Silvia y me dijo "quiero que me escribas ahora un cuento". Era sobre medios de transporte. Eso es más interesante. Escribí un cuento sobre un chico lisiado que lleva a un amiguito suyo a la escuela y le pone un cartel que dice: "esta unidad dispone de un lugar para una persona no discapacitada". Entonces el nene en su silla de ruedas con motorcito lo lleva a su compañero a la escuela. Y ése tuvo mucho éxito. Incluso lo publicó el Ministerio, salió en todos lados . A raíz de esos dos hechos me llamó la editorial Kapelusz y me pidió una novela. Ése era otro de mis sueños, que una editorial me llamara para pedirme un libro. Una vez yo había visto una película sobre un escritor, donde el escritor le decía a un amigo que no podía salir esa noche porque tenía que terminar un libro que su editorial le había pedido. Y ése me pareció el summum del éxito. Y de golpe me estaba pasando algo parecido y escribí El hombre que creía en la luna (, que no le gustó a Kapelusz.
—¿Pero ellos te habían impuesto algún tema, algo específico?
—Nada, querían un libro mío nada más. Lo que a mí se me ocurriese. Nunca supe por qué no les gustó, porque la verdad es una historia fuerte, poderosa. Entonces lo llevé a Libros del Quirquincho y a Graciela Montes le encantó y me lo publicó . Descubrí que yo podía decir las mismas cosas que decía en poesía con otro registro, exactamente lo mismo. La misma melancolía tristona que tienen mis poemas es la misma melancolía tristona que tienen mis cuentos, mis novelas. Será que soy un melancólico tristón... (risas). Descubrí también que lo que yo llamo el compromiso comunicativo, es decir, que lo que el artista hace se conozca se cumplía. Y entonces me dediqué de lleno.
—¿Y ahora seguís escribiendo poesía?
—Menos, mucho menos. Le escribo a ella, sobre todo (señalando al interior de su casa, donde está su mujer).
—Si vos sentías que podías decir las mismas cosas tanto en tus poesías como en tus cuentos y novelas, ¿por qué no escribir también poesía? ¿Te parece que es más difícil para un chico acceder a la poesía?
—Me sale esto. Yo hoy podría publicar poesías para chicos y me las aceptarían sin problema en cualquier editorial. La ventaja que tiene esto es que una vez que te hacés un nombre es todo más fácil. Un original mío no necesita ir por las editoriales, me llaman para pedírmelo. Esto no es una vanagloria, es una realidad. Un original de poesía seguramente también. Pero me sale lo que me sale.
—Te pregunto porque hay muy poca poesía para chicos y para adolescentes en el mercado...


Si me pidiesen que recomendase una escritora de Literatura Infantil y Juvenil,  sin duda el primer nombre que pronunciaría seria LILIANA BODOC. Una auténtica referente de la épica fantástica argentina con La saga de los confines y Tiempo de dragones, quien lamentablemente falleció a los 59 años de un infarto en Mendoza en el mes de febrero de 2018, horas después de aterrizar de Cuba, donde había participado en la Feria del Libro de La Habana.

Nacida en la ciudad de Santa Fe en 1958, pero residente desde niña en Mendoza, Bodoc solía contar que  había empezado a leer por tener dificultades para respirar que le impedían pasar las tardes en la calle como los demás niños.
Premiada con el Konex por su obra de literatura juvenil, en 2015 volvió a conquistar a los adolescentes con Tiempo de dragones, una novela sobre la hermandad entre humanos y dragones. Tiene cuentos deliciosos para niños desde los 8 años y también historias tales como Amigos por el viento una historia conmovedora y muy especial para niños y niñas en plena pubertad.

Para niños entre 8 y 10 años...Aunque este título es meramente orientativo ya que los libros no tienen edad m´s bien si al lector le gustan son adecuados.. de eso se trata la buena literatura

Si están buscando una novela les recomiendo Toby de Graciela Cabal, otra maravillosa escritora argentina, quien en esta breve pero impactante novela nos va descubriendo el mundo de este niño, a quien acompaña mucho su abuelo. Una obra que se refiere a la importancia de la tolerancia, de los gestos solidarios, del respeto, del derecho a elegir entre otros temas importantes para dialogar....

PARA LOS MÁS CHIQUITOS...


"Jugar" con las palabras  impulsa a los más pequeños a descubrir las ilimitadas posibilidades del lenguaje de todos los días. Por eso, es fundamental enriquecer el lenguaje oral, mediante la narración, las onomatopeyas y ese maravilloso vínculo entre el libro, el adulto y el niño o niña. Recordemos que desde los tres o cuatro meses tenemos que ofrecerle a los pequeños el objeto libro pero siempre mediatizado por la figura de sus papás o sus abuelos o una docente del Jardín maternal.

Los más chiquititos   conocen el mundo tocándolo, oliéndolo, chupándolo y mordiéndolo y nosotros los adultos tenemos que acompañarlos...

como muy bien dice Penélope Leach:
“NUNCA ES DEMASIADO TEMPRANO PARA COMPARTIR UN LIBRO CON LOS NIÑOS. SI ESPERAMOS A QUE SEPAN LEER PARA LEERLES, ES LO MISMO QUE SI ESPERAMOS A QUE SEPAN HABLAR PARA HABLARLES”
Por eso te vamos a recomendar algunos  títulos especiales para los benjamines de la casa entre los 2 y los cinco o seis años….

   Browne, A. “UN CUENTO DE OSO” / "PAPÁ" /"MAMÁ" / "HERMANO"

    Cabal, Graciela “MIEDO”
      Carrasco Inglés, A. “RAMONA, LA MONA.   
  Devetach, L. “CUENTO ESCONDIDO”            “LA HORMIGA QUE CANTA”.      “EL RATON QUE QUERIA COMERSE LA LUNA
     Isol: “SECRETO DE FAMILIA”
   Kasza, K.“CHOCO ENCUENTRA UNA MAMÁ”
  Mainé, M. “UN MAR MUY MOJADO”







ESCRITORES ARGENTINOS GUSTAVO ROLDAN

viernes, 22 de noviembre de 2019

RESIDENCIA DOCENTE: un camino difícil


Tuve la suerte de ser PROFESORA DE PRÁCTICA y digo la suerte porque siempre había deseado serlo, de modo que fue como un ·deseo cumplido"...También trabajé mucho tiempo como asesora de Taller 5...
Me encantaba acompañar a las futuras docentes en ese tramo final...ese momento tan cargado de nerviosismo y frustraciones... una de las primeras cosas que les decía a las residentes es que podían contar absolutamente conmigo... les ofrecía mi celular y las animaba a que me llamasen en cualquier momento... la idea era que no se sintieran solas.. yo no había tenido muy buena experiencia y siempre recordaré esa horrible sensación de "abandono"... solía recibirlas con una carta... deseo compartir con ustedes lectores y lectoras -quiero pensar que muchos deben atravesar ese momento de la transformación, ese dejar de ser alumnos, alumnas para convertirse en maestros, maestras...





Carta abierta a mis futuras colegas…por Estela Quiroga
Hoy iniciamos uno de los tramos más importantes de la carrera y tengo la alegría de ser quien las acompañe en este trayecto…Es un momento muy especial en donde es posible que sientan muchas turbulencias, incluso que se cuestionen qué las llevó a tomar la decisión de querer convertirse en educadoras … No crean que son originales, a todas nos sucedió lo mismo… pero superamos la tormenta y aquí estamos…nos convertimos en docentes primero y mucho más tarde en formadores de formadores…
No les estoy prometiendo un camino sencillo, de hecho, no lo es, pero quiero que sepan que pueden contar conmigo…
También es importante que se consoliden como equipo porque todos aprenderemos de todos.
Sin duda vamos a tener que agudizar la escucha por sobre todas las cosas. Escuchar consiste en transformar las contradicciones, escucharme, escuchar al otro, escuchar a los niños, a los docentes en ejercicio…Es fundamental que tengamos en cuenta que la conducta humana es siempre un vínculo con los otros.
Tenemos que tener cuidado con lo que llamaremos simplificación del pensamiento. ¿Qué significa simplificación del pensamiento? ¿Cuándo se produce?  Esto sucede cuando pensamos los hechos desvinculados de su contexto histórico social. Esto implica una suerte de ceguera que considera los hechos como si fueran hechos “naturales” y no logramos pensarlos como producciones históricas y sociales. Lo que queda invisible a nuestros ojos es el carácter cultural de lo que observamos.
El quehacer docente requiere un espacio dónde articular el cuerpo teórico de conocimientos interdisciplinarios con la práctica profesional para poder preservar, favorecer la identidad docente en el vínculo… de eso se trata:  tan complejo y tan sencillo… Bueno, sencillo con la ayuda de un esfuerzo constante. Poco a poco se van a ir familiarizando con las acciones de diseño (siempre a partir del conocimiento de los sujetos), puesta en práctica, reformulación permanente, intervenciones, construcción de escenarios.
La idea es generar espacios de reflexión de la acción y en la acción para observar, investigar, estimar nuestras propias prácticas…
Seguramente –a esta altura de su carrera – deben haber leído un delicioso texto de Freire: “Cartas a quien pretende enseñar” me permito citar parte del Prefacio que hace Rosa María Torres en la edición del 2008
 “Cuando lo que prima y tiende a imponerse es una visión estrecha, minimalista e inmediatista de la formación docente -capacitación, entrenamiento manual, cursillo, taller, métodos, técnicas, recetarios, fórmulas-, alguien tiene que resucitar el imperativo de una formación integral, rigurosa y exigente de los educadores; ir al rescate de su inteligencia, su creatividad y su experiencia como materia prima de su propio proceso educativo; recuperar la unidad entre teoría y práctica como espacio para la reflexión y el perfeccionamiento pedagógicos; volver a los temas fundantes, aquellos sin cuya comprensión y revisión caen en terreno estéril los mejores textos, los métodos y técnicas más modernos de enseñanza”.
Les propongo que desde hoy mismo comiencen a hacer un registro personal. Que escriban ese registro en primera persona. Escribir en primera persona les va a permitir dejar fluir su subjetividad. Deberán narrar con lujo de detalles su propia experiencia, están en un momento de profunda transformación… en pocos meses dejarán de ser estudiantes por eso es fundamental esta documentación narrativa.
Aunque hoy les resulte extraño percibirlo les aseguro que el acopio de sus sensaciones y experiencias, prácticas y saberes constituyen, en sí misma, una propuesta político pedagógica, aunque no lo crean estarán construyendo teoría profesional que les va a resultar muy útil para poder revisar sus propias prácticas… Les aseguro que la innovación pedagógica radica en la posibilidad de potenciar la escritura. Después de todo de eso se nutre la investigación. Esta escritura les va a permitir tensionar sus propios saberes y confrontarlos.
Ahora bien, qué tengo que anotar en esos registros…En principio les recomiendo que hagan notas, que acopien sensaciones, estados de ánimo, observaciones, pero al finalizar el taller deberán presentar este material en la carpeta y entonces van a tener que re leer, revisar, nutrir con cuestiones teóricas, agregar epígrafes, hacer citas. Mostrar marchas y contramarchas…las historias escolares y los relatos de enseñanza que narran los docentes en primera persona constituyen materiales inigualables para conocer lo que hacen, piensan y sienten quienes habitan la escuela, para comprender lo que les sucede con aquello que acontece en sus prácticas”. (Contreras 2011)[i]
¿Cómo me siento? ¿Cómo vivo este paso de ser alumna a ser docente? ¿Cómo fue mi primer encuentro con la institución, con el docente, con los niños y niñas? ¿Juzgo? ¿Desvalorizo? ¿Siento demandas contradictorias? ¿Me siento sola en este trayecto? ¿Cómo resuelvo las dificultades? ¿Trabajo desde una perspectiva adulto céntrica? ¿Puedo desandar el camino si veo que no es ese el mejor? ¿Cómo me auto percibo? ¿Qué pasa con mi voz? ¿Cómo me dispongo corporalmente? ¿Cómo fui elaborando los materiales? ¿Cómo vivo las observaciones que me hacen? Todas estas preguntas son simplemente orientativas…y pueden comunicarse conmigo cada vez que lo necesiten…
Enseñar es un acto profundamente político, cargado de fe en la transformación de la realidad en algo siempre mejor, aunque a veces parezca imposible.
 Las invito a perseguir sus sueños, y a vivir esta experiencia llena de pasión porque sin entusiasmo nada se puede trasmitir…
Emprenderemos este camino juntas… les deseo lo mejor.
Sinceramente, Estela




[i] CONTRERAS, J. (2011) “Experiencia, escritura y deliberación: explorando caminos de libertad en la formación didáctica del profesorado”. En ALLIAUD, A. Y SUÁREZ, D. (coords.) El saber de la experiencia. Narrativa, investigación y formación docente. FFyL-UBA/CLACSO, Buenos Aires.


jueves, 14 de febrero de 2019

HABLEMOS DE NIÑOS PEQUEÑOS Y DE LITERATURA…





Un libro en el jardín maternal y de infantes es una voz siempre distinta, un cuerpo que se mueve, una risa, una carcajada, un llanto exagerado, una voz texturada de
tristezas, un gesto con las cejas enarcadas, una boca que dice una “a”, repleta de dientes, o que susurra una “i”, que arruga los labios hasta convertirse en “u”.
Pero también es un silencio cargado de significados, un momento de reflexión del docente con los niños, un conjunto de miradas que se cruzan intentando decodificar
lo que dice y/o muestra la  docente; son niños que hablan superponiéndose al texto; o es un niño acostado boca abajo jugando con un muñequito o buscando un juguete
que se le perdió mientras escucha, lejana, la voz de quien lo cuenta. Sin embargo, esa aparente ausencia tiene su oído abierto a la voz del docente, que seguramente estará
impactando en su interior, aunque parezca lo contrario.
Un libro en manos de un adulto significa tomar la decisión de leer, que en palabras de Jorge Larrosa no es ni más ni menos que “la decisión de que el texto nos diga lo que no comprendemos, es decir, lo que no sabemos leer” (Larrosa, 2003). Un docente que ya conoce el sentido del texto y tiene previsto lo que les va a ocurrir a los niños en el proceso de lectura, corre el riesgo de brindarles –de antemano– las respuestas que es necesario que los niños encuentren solos. Es por ello que es importante tener en cuenta que esta posibilidad siempre está acechándonos, y que el gran desafío es dejar abierto el camino para encontrar nuevos interrogantes. La lectura previa del docente, entonces, deberá servir como punto de partida para obtener una buena interpretación a la hora de contar un cuento, pero no para inducir a los niños a unas respuestas preconcebidas y/o direccionadas.
Veamos lo que dice Marie Bonnafé en “Los libros, eso es bueno para los bebés” . La autora es doctora en psicología y psicoanalista y pertenece a un organismo que trabaja para fortalecer el acercamiento a los libros en la primera infancia.
Las sesiones de animación y de lectura para los bebés con libros, en total libertad y en lugares inesperados, y fuera de los muros de la biblioteca y de la escuela, pudieron parecer en un principio experiencias limitadas, y acaso disparatadas pero actualmente  se han multiplicado  y los resultados rebasan las expectativas iniciales. El interés espontáneo de los bebés por la literatura de los primeros libros álbumes, aun cuando no estén familiarizados con los libros, ya no es algo que necesite demostrarse.
[…] Comúnmente, las dificultades surgen con los adultos que acompañan a los niños: “¿Por qué tan pequeñitos? ¡Van a romperlo todo!”. El interés evidente que manifiestan los niños es entonces, con mucho, nuestra mejor arma para convencer y la mejor respuesta.
La edad adecuada para empezar a familiarizar a los niños con los libros y las historias es cuando el bebé empieza a decir sus primeras palabras, sus primeras frases, es
decir, cerca de los diez meses y hasta los dos años (Bonnafé, 2008).
Cabe aclarar que las experiencias que la autora relata en su libro comprenden a niños de diferentes condiciones sociales y, creemos que, si bien no todos los niños de nuestro país tienen acceso y la posibilidad de incorporarse a la educación desde la más temprana edad, esta es una referencia de máxima que puede servirnos…


¿QUÉ SIGNIFICA UN LIBRO EN EL NIVEL INICIAL?

Significa, más que un objeto con una textura y unos colores para ser manipulado por los niños y las niñas, la compañía de un adulto; una voz que pronto estará lista para contar historias, para dar información, para pensar el mundo poéticamente. Significa riqueza de sonidos y silencios que adquieren nuevas jerarquías, ya que provocan imágenes, despiertan sensaciones, abren incógnitas, dejando preguntas que inquietan y que se resolverán o no, con la ayuda de otras voces. Por eso los puentes siempre están en construcción. Un libro olvidado en los gastados bolsilleros colgados de las paredes de la sala les está diciendo a los niños y las niñas que no se molesten en acercarse a él. Así todo, siempre hay un niño que lo busca y lo interroga. Y tampoco falta quien se acerca a un adulto para pedir que se lo lea. Sin embargo no es ese el lugar ideal. Si ese lugar existiera, tampoco sería la quietud de una biblioteca bajo llave en la dirección o la preceptoría.
Entre esos dos extremos, lo importante es ubicar al libro como un portador de historias, de voces que quieren gritar, cantar o recitar que ahí está: para ser leído, para ser deseado, para ser interrogado con pasión.

Los niños del Nivel Inicial tienen una ventaja por sobre los demás niños del sistema educativo, y es que, tal como lo menciona Geneviève Patte, son los mejores lectores, pues “manifiestan espontáneamente una intuición muy acertada de lo que se puede esperar de un libro […] saben muy bien que se trata de una experiencia y no de una adquisición de objetos de conocimiento. Por lo tanto, van a vivirla plenamente y a procurar que dure lo más que se pueda” (Patte, 2008).
Es tarea fundamental del docente de esta etapa capitalizar esa fortaleza para introducir a los niños y las niñas en el mundo de la lectura y la alfabetización, más allá de que en sus hogares estén o no en contacto con los libros. La palabra autorizada del docente, acompañada de una predisposición lectora y un hábito cotidiano de vínculo
con el libro, serán un modelo a seguir por los niños y las niñas en sus primeros años
de infancia. Siendo así, seguramente los docentes se detendrán a pensar de antemano y reflexionarán respecto de cuáles serán aquellas colecciones que van a formar parte de la biblioteca del jardín. Es en ese momento cuando comienza la compleja tarea de la selección.


miércoles, 13 de febrero de 2019

La canción del cangrejito de coral



http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por MARIA EMILIA LOPEZ *

El jardín maternal, en su condición de institución educativa, está atravesado por un riesgo que consiste en perder de vista su especificidad; en trasladar a él las variables didácticas y de los objetivos y metodologías de otros niveles. Pretender darle un carácter específicamente educativo al jardín maternal es un obstáculo. Ninguna nominación más inapropiada que “alumnos” para nombrar a los niños que concurren a estas instituciones. Las nominaciones no son inocentes: pensar en un alumno remite al enseñar, a poner el foco en los contenidos curriculares. ¿Se puede curricularizar la experiencia de los padres que llevan a sus hijos al jardín maternal? ¿Es curricularizable la experiencia subjetiva de los bebés y niños pequeños que durante ocho, nueve o diez horas viven en el jardín? ¿Todo es “curricularizable”? Por suerte, no. Pero a veces parecería que, en la relación con un niño, los únicos avales son los contenidos pedagógicos correspondientes a cada marco nacional, provincial o privado; se desconoce así la imprescindible plasticidad de los vínculos con los niños pequeños y con sus padres en una institución que pocos aprendizajes podrá andamiar si no logra advertir su condición específica.
En un texto muy bello, Fernando Ulloa pensó de esta manera la ternura: “La invalidez infantil es un tiempo sin palabras aún, en consecuencia con pocas posibilidades de pensamientos susceptibles de ser rememorados de forma consciente con ulterioridad, aunque todo lo que se inscriba entonces será constituyente del continente inconsciente del sujeto. Podríamos decir que es merced a la invalidez infantil que el niño recibe no sólo la historia de la humanidad sino la humanización misma (...) Pero no se trata de confundir esta etapa de invalidez con incapacidad y menos con cosificación del niño. La invalidez infantil está presidida por la ternura parental. La ternura es instancia típicamente humana (...) Dos habilidades propias de la ternura: la empatía, que garantizará el suministro adecuado (calor, alimento, arrullo-palabra), y como segundo fundamental componente: el miramiento. Tener miramiento es mirar con amoroso interés a aquel que se reconoce como sujeto ajeno y distinto de uno mismo” (“La ternura como fundamento de los derechos humanos”. En Novela clínica psicoanalítica, ed. Paidós). Propongo pensar, para el jardín maternal, una didáctica de la ternura.
Pensemos en un niño de ocho meses que juega con un par de botellitas rellenas con elementos sonoros, situación muy habitual en un jardín maternal. Ese niño está compartiendo el espacio con otros cinco pares. Una de sus maestras está cambiándole los pañales a alguno de ellos. El bebé golpea la botellita contra el piso, la sacude, la chupa. Los demás gatean o reptan por la sala. La maestra que los acompaña canta para dos de ellos la canción del cangrejito de coral. Los otros se acercan al escucharla y palmotean, sacuden la cabeza. Uno de ellos palmotea sobre las piernas de la maestra y la abraza, la maestra lo abraza también, se ríe, golpea con sus manos en el piso marcando el ritmo de la canción, los bebés festejan con más palmoteos y risas. El que estaba sacudiendo las botellitas las suelta y se acerca a los cantores. Todos aplauden.
Desde una perspectiva “didáctica”, ¿qué clase de situación es ésta? ¿Hay alguna estrategia didáctica en juego en la actividad que se relata? ¿Qué cree la maestra que está haciendo con estos niños? ¿Ese juego es parte de lo planificado? ¿En qué lugar de su planificación se incluirá esta situación?
Alguien podría preguntarse por qué la maestra no está acompañando la exploración de las botellitas, por qué no pone palabras a las acciones que ese chico hace. Pero la maestra ocupa su lugar desde la voz y el cuerpo: se dispone corporalmente sentada en el piso para que los bebés accedan a ella, la toquen, la acaricien, marquen ritmos sobre sus piernas, la abracen. La misma maestra que ofreció botellitas para jugar, en lugar de estimular la exploración, canta. ¿No está cumpliendo con lo planificado, si lo planificado es la exploración? Pero la mayoría de los chicos eligió reptar o gatear, investigar el espacio y la maestra, entonces, ofrece su cuerpo al ras del piso. Tal vez lo planificado sea ofrecer materiales para la exploración, pero sobre todo, antes que nada, debe ser acompañarlos en sus gestos espontáneos, dar libertad de movimiento en un lugar seguro –todos ellos están aprendiendo a gatear o caminar–, contenerlos en la situación grupal, ofrecer apoyos psíquicos envolventes para ayudarles a transitar la distancia de sus mamás y papás, para tolerar la falta de exclusividad en el vínculo con el adulto, que en el jardín es parte de la condición de vida.
La maestra canta, abraza, palmotea, juega, dialoga, marca ritmos. La maestra hace vínculos, se ofrece al vínculo, teje vínculo. A la maestra le importa mucho que los chicos de su grupo aprendan y por eso canta, vincula, se vincula, acaricia, abraza y se deja abrazar, y también ofrece botellitas de distinto tipo y sonido. Esos niños están pensados en tanto sujetos del vínculo, no menos que como sujetos del aprendizaje. El vínculo, las posibilidades intersubjetivas, pueden ser los aspectos que prioriza esta maestra en la situación. Ella envuelve con la voz y con el cuerpo.
El jardín se constituye produciendo vínculo, y no administrando relaciones previamente constituidas. Los chicos que llegan al jardín maternal sufren aún cierta “invalidez” en la posibilidad autónoma de establecer vínculos, por su misma condición de humanos tan pequeños. Los padres que traen a sus chicos delegan parte fundamental de su tarea de crianza, muchos sufren, ellos también, cierta “invalidez” al dejar a sus hijos al cuidado de otras personas. Algunos toman la decisión rápidamente, pero otros no. Registrar si los padres dejan a sus hijos con temor, o si los dejan sin asumir que los dejan, puede ser importante. Un punto central en la experiencia del jardín maternal es que ninguno de los términos de la situación está producido previamente, sino que se van produciendo en la serie de proyectos que los involucran. Dejar a un niño al cuidado de una institución es una cosa; decidir dejarlo a ese cuidado es otra. Muchas veces el trabajo más fuerte con los padres remite a estas instancias fundacionales, que implican el contrato entre la familia y la institución; un contrato donde se juegan las posibilidades e imposibilidades de los padres con respecto al niño –y por ende las de la institución en que se delega–, los legados sociales acerca de los modos de crianza, el proyecto que esos padres tienen para ese niño, lo que suponen que la sociedad espera de ellos y lo que la institución supone que los padres esperan de ella.
Innumerables estudios sobre el desarrollo subjetivo muestran de la importancia fundamental del vínculo en los primeros meses y años de vida. Donald Winnicott (Escritos de pediatría y psicoanálisis, ed. Paidós) distingue tres procesos que comienzan muy temprano en la vida anímica del niño: la integración, la personalización y la comprensión (del tiempo, del espacio y de la realidad), todos ellos asistidos por los cuidados atentos de la madre o el adulto sustituto en el acompañamiento; todos ellos andamios de la capacidad de fantasear, de imaginar. Los estudios de muchísimos especialistas en desarrollo temprano coinciden en la presencia del otro, adulto acompañante y continente, como soporte y partenaire imprescindible para sobrevivir y crecer. Daniel Stern (El mundo interpersonal del infante, ed. Paidós) piensa en la “envoltura narrativa”, la membrana que produce la palabra significando las acciones de la vida de los niños; pero son sólo las voces amorosas y las palabras apropiadas las que tejen envoltura. Sin envoltura narrativa, el niño pierde la posibilidad de estructurar las constantes de espacio y tiempo que hacen su historia y que serán estructurantes de su ser. Pero, para que una palabra sea pertinente en esa construcción, hay que estar en una situación de empatía con ese niño; de lo contrario, amenaza el riesgo que señala Piera Aulagnier en La violencia de la interpretación (ed. Amorrortu). Una interpretación violenta no otorga sentido ni contiene. Interpretación violenta es, por ejemplo, una lectura simplista de la situación, la imposibilidad de percibir qué le pasa o qué necesita un niño en particular. Muchas veces, aunque reine la mejor intención, hacemos interpretaciones violentas, por dificultad en la escucha, por apuro, por no haber podido sostener el pensamiento abierto y ágil a las diferencias; por la preocupación puesta en las botellitas.
Por eso en ese juego que relatamos, como en cada una de las situaciones que se generan en el jardín maternal, el cuerpo, la voz y la escucha disponibles de la maestra se convierten en un factor fundamental de la planificación: en los objetivos, en las acciones y en los materiales. Como objetivos: contener, integrar, entender, envolver, observar, significar. Como acciones: abrazar, acariciar, cantar, jugar, estar en el plano para que puedan acceder a ella cuando lo necesiten. Como materiales: voz sonora, amorosa por conocida y cargada de significaciones afectivas, generadas cada vez que la maestra cantó para dormir, para calmar un dolor, para consolar, para jugar y divertirse; cuerpo piernas/brazos/manos cargados de significaciones porque abrazaron, acariciaron, fueron soportes para pararse, bailaron compartidamente la música que tanto placer les dio. Ojos y oídos receptores, atentos, entregados. Tal es la envergadura de la presencia corporal de la maestra, de su escucha y su disponibilidad.
* Extractado del trabajo “Didáctica de la ternura. Reflexiones y controversias sobre la didáctica en el jardín maternal”, publicado en la revista de educación inicial Punto de Partida.


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Licenciada y profesora en Letras Modernas, egresada de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA.ESPECIALISTA EN LITERATURA ARGENTINA. Especialista en Investigación Educativa. (ISP Joaquín V. González) Especialista en Litertura Infantil y Juvenil (CEPA) Actualemnte se encuentra cursando la Maestría en Análisis del Discurso (UBA) Publicó numerosos artículos y ensayos para diferentes sellos editoriales (Cántaro, Puerto de Palos, Paidos, revistas del ISPEI Sara Eccleston) En el 2012 su blog Entre el mouse y la tiza recibió el PRIMER PREMIO A LOS BLOGS EDUCATIVOS otorgado por la UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES (UBA) A raíz de ese premio fue convocada por distintos medios periodísticos. Durante 2013 el mismo blog resltó ser finalista de dicho concurso. En estos momentos se encuentra abocada a la investigación y la escritura de un ensayo en colaboración con la Lic. Cristina Olliana. Acaba de publicar Y DE PRONTO LA VIDA un ensayo destinada a la Crianza, la literatura y el Juego.

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