Hoy todo es vértigo, nada ni nadie es
capaz de estar en calma. Frente a esta realidad, es cada vez más difícil
cultivar actitudes que nos dispongan para
escuchar, para mirar al otro a los ojos, para sonreír, para
entregarse sin reservas a ese ser humano que estamos formando…
La comunicación se vale, para enviar mensajes, de elementos corporales,
gestos, sentidos, tonos de voz y todos
esos recursos juntos constituyen el mensaje
entero.
Ya las abuelas no cuentan historias porque
la mayoría trabajamos muchas horas,
y casi ninguna mamá, ni ningún papá les
lee cuentos a los pequeños antes de dormir…
Un
niño, debe sentir el afecto de quienes lo rodean, pero además debería sentirse
escuchado, porque un pequeño que se siente escuchado, se siente reconocido
desde su intuición y su capacidad de expresarse a través de los diferentes
códigos que maneja. De este modo va construyéndose como persona, sale del
anonimato y legitima la posibilidad de poder plantear lo que piensa en un
diálogo.
Si como docentes, si como padres
ejercitamos la pedagogía de la escucha, estaremos contribuyendo en gran medida
al desarrollo integral
de ese niño que forjará con seguridad los
valores que, el día de mañana,
defenderá como adulto: el respeto, la responsabilidad y los gestos solidarios…
Un docente no debería perder nunca de
vista que su misión es formar personas. La tarea de enseñar no es algo mecánico
que tenga que ver únicamente con los contenidos.
Desde mi área específica: las Prácticas
del lenguaje y la
Literatura, lo importante
es formar lectores, convertir a los niños y jóvenes en lectores críticos, que
aprendan a pensar, a discriminar entre un buen material y otro que no lo es y
también es fundamental el manejo de la oralidad y de la escritura.
Esta
no es una tarea sencilla y debe ser continua, diversa (es necesario trabajar
con distintas tipologías textuales: revistas, diarios, historietas, cuentos,
novelas, poesías, cine, etc, etc) Leer y escribir son procesos complejos y la
alfabetización se inicia antes de ingresar a la escuela y continúa por el resto
de nuestras vidas.
No
solamente hay que enseñar a aprender y a pensar sino aprender a hacer y a
emprender. Es nuestra obligación formar sujetos emprendedores. Como decía Berta
Braslavsky[1] hay
que fortalecer en los alumnos la formación de actitudes que los lleven a
valorar la convivencia armoniosa y el respeto por las diferencias, a través de
contenidos y experiencias pedagógicas que apunten a enriquecer las capacidades
individuales de las personas y la cooperación entre ellas.
Ahora bien, la distribución de
responsabilidades y el intercambio de roles para favorecer un aprendizaje
cooperativo es una tarea que debe ser diseñada cuidadosamente por el docente y
que tiene una profunda relación con el conocimiento que éste tenga de sus
estudiantes.
En una entrevista que le hizo la Fundación Leer a Berta Braslavsky (y que yo publiqué en mi blog para que mis
estudiantes, futuros docentes aprendan a conocer y a querer a esta gran
educadora nuestra) ella habla del rol del docente y dice: “El rol del maestro es, desde luego, un rol esencial, muy complejo y muy
gratificante. Ante todo, debe ser él mismo un lector apasionado para
transmitirle al alumno el entusiasmo por la lectura y estar interesado en todos
los géneros literarios.
Pero, al mismo tiempo, debe tener una excelente formación profesional para conocer a los alumnos en su nivel evolutivo y las experiencias culturales en el medio social y cultural de cada uno según cual fuere la lengua o el nivel educacional de la familia en que se desarrolló.”
Pero, al mismo tiempo, debe tener una excelente formación profesional para conocer a los alumnos en su nivel evolutivo y las experiencias culturales en el medio social y cultural de cada uno según cual fuere la lengua o el nivel educacional de la familia en que se desarrolló.”
En
definitiva, y luego de más de cuatro décadas transitando por las aulas, yo creo que la idea es, o debería ser, crear
una escuela armónica, creativa, activa, confortable; un lugar propicio para la investigación, el aprendizaje, y la reflexión.
Es fundamental el rol de los padres en la escuela. Es bastante triste escuchar
durante las vacaciones de invierno frases como: “No sé qué hacer con los
chicos, cuándo empezarán las clases” Es como si la escuela fuese un depósito, además
desde hace un tiempo a esta parte hay muy poca consideración con el trabajo de
un docente, con el esfuerzo y la complejidad de ese docente y una tendencia a
la generalización. Claro que hay educadores que no hacen lo que deberían pero
eso sucede en todas las profesiones pero no se puede meter a todos en una misma
bolsa y esto es muy dañino para la formación de los niños ya que sus propios
padres dicen cosas inapropiadas acerca de los maestros, cuando una actitud de
adulto es hablar directamente con el otro adulto, eso es lo que corresponde. Si
se obrase así se volvería a crear un
ambiente de confianza y seguridad entre el adulto y el niño.
Un
viejo proverbio africano dice que “para formar un niño hace falta una aldea
entera” creo que por ahí está el camino sin duda el desarrollo personal es una
responsabilidad colectiva, una mirada atenta y el detenernos a escuchar al otro
tal vez sean las claves más antiguas y sencillas solo es cuestión de transitar
por ese camino.
Estela J. Quiroga[2]
[1] Argrentina 1913/2008 Destacadísima
pedagoga y consultora internacional en enseñanza, considerada por muchos
como "la maestra de los maestros". En la década del 70 sostuvo
una histórica polémica por carta con el educador brasileño Paulo Freire, autor
de Pedagogía del oprimido, quien sostenía que el proceso de
alfabetización de los marginados debía realizarse en sus propias comunidades,
mientras de Berta insistía en la importancia del aula escolar y la interacción
del maestro con sus alumnos
[2]
Lic. Y Prof. En Letras egresada de la Universidad Nacional
de Córdoba. Especialista en Investigación Educativa y Literatura
InfantoJuvenil. Fue docente de escuelas primarias y medias. Actualmente se
dedica a la Formación
de futuros Profesores de Nivel Inicial y Primario, en distintos Institutos del
Gob de la Ciudad:
IES Sra Eccleston, Ens 1, 6,9 y 10. Participó de proyectos de Investigación en la UNGS y dictó cursos de
Lectura y escritura en la UTN. Su
blog www.estelajquiroga.blogspot.com
“Entre el Mouse y la tiza” recibió el Primer Premio otorgado por la UBA a la Divulgación de
Contenidos Educativos en diciembre de 2012
3 comentarios:
Al leer el primer párrafo me di cuenta que es de esa manera como estoy intentando vivir cada momento, pero siempre buscando la calma. Si bien es difícil, no es imposible encontrar la forma para permanecer calmado para poder escuchar y comprender, no solo a alguien que estamos formando, si no a cualquier situación de la vida. En la comunicación, el mensaje, ademas de todos los factores que mencionas, también transmite, en parte, nuestro estado. Si estamos con vértigo, vamos a transmitir eso.
Gracias por tu comentario Nahuel, como vos decís no es imposible y es absolutamente deseable que trabajemos para lograr el equilibrio y la calma necesarios para dedicarnos a este delicado trabajo...
Creo que los docentes tienen un rol fundamental en al vida de un chico. Muchas veces positivos pero algunas otras negativo, y eh allí el problema.
Cada chico crea un vinculo muy estrecho con el docente, al verlo 5 o 6 días a la semana se crea un lazo muy importante, casi familiar. Si el docente no puede entrelazar eso, yo creo que no esta cumpliendo con su rol. Un docente que no les importan sus alumnos, que solo va a dar tareas y trabajos sin ni siquiera tratar de entender el punto de vista de sus alumnos no debería estar ocupando ese rol.
Por mas cansancio o problemas que tengamos, nunca es bueno transmitirles eso a los chicos. Tenemos que ayudarlos a seguir un camino de paz y tranquilidad donde puedan aprender y no sean obligados a aprender.
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