Los
materiales de LA SALA
Es
importante que haya diversos y numerosos portadores de textos. Así se denomina
a los soportes materiales de los textos, es decir, todos aquellos objetos que
portan escrituras: libros, revistas, afiches, juegos, diarios, envases, etc.;
de todos éstos, se debe dar prioridad a los libros. Es indispensable contar con
una biblioteca del aula, en la
que no tienen que faltar textos literarios y no literarios ya que son
irremplazables como alternativa para que los alumnos puedan aprender a leer
libros de cuentos, poesías, HISTORIETAS, etc.
Asimismo,
es aconsejable contar en la sala con un abecedario en un panel que sea bien visible. Esto
contribuye a que los alumnos sepan cuántas letras tiene nuestro alfabeto –que
no son tantas como ellos a veces imaginan cuando comienzan a explorar
escrituras– y
cuál es su orden convencional, orden a través del cual se organizan, por
ejemplo, las agendas, las guías telefónicas, los diccionarios y algunas
enciclopedias.
¡¡¡Cuidado!!!
Los
abecedarios ilustrados pueden confundir a los alumnos ya que es muy difícil
ilustrar todas las letras en posición inicial con objetos que no den lugar a
ambigüedades en la interpretación. Por ejemplo, en muchos de ellos aparece un ñandú
en la Ñ, que los alumnos identifican como avestruz, con lo cual pueden pensar
que la Ñ es la primera letra de la palabra avestruz,
también aparece en la X
una nena que sólo el autor del material sabe que se llama Ximena. Por esta
razón, muchos docentes han adoptado la decisión de presentar el abecedario sin
ilustrar y, además, un panel colocado a la altura de los alumnos en el que
aparecen numerosas imágenes de objetos que no presentan ambigüedad con los
nombres respectivos. Este panel constituye una especie de banco de datos que los alumnos consultan de manera
autónoma cuando necesitan saber qué letra les sirve para escribir determinadas
palabras.
Es
muy interesante advertir los avances en sus estrategias de consulta porque,
muchas veces, las letras que buscan no están en posición inicial en la palabra
y ellos las identifican en otros lugares. Por ejemplo, una alumna que quería
escribir nena –y
todavía no había llegado a escribir alfabéticamente–
recurrió al banco de datos. Allí encontró la imagen de un conejo y el nombre
correspondiente. Dijo: “cone,
ne, ne, tiene que estar por el medio, es ésta”
(señaló la N en
CONEJO),regresó a su asiento y la usó para su escritura. También es importante
que el docente coloque en las paredes del aula carteles con acuerdos de convivencia, cuadros con agendas de actividades semanales –en
ambos casos, elaborados en forma conjunta con los alumnos– y
tarjetas con los nombres de los alumnos, que se usarán para
pasar asistencia u otras actividades que el docente considere oportunas.
En cuanto a las situaciones de lectura y
escritura RECORDEMOS QUE la sola presencia en el aula del material mencionado no basta.
Es fundamental utilizarlo para realizar actividades de lectura y escritura que no estén
alejadas de las características de estas prácticas fuera de la sala: leer sirve
para entretenerse, disfrutar, aprender,
informarse; escribir para comunicar algo, guardar memoria, dar instrucciones,
crear textos de ficción, jugar, etc.
Todo PROYECTO DE LECTURA Y ESCRITURA debe plantearse en una
situación comunicativa. Para la próxima clase deberán organizarse por grupos
para confeccionar material didáctico para sus propias salas. Eso es todo
por hoy
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