Para leer a J. Bruner antes del examen final
por Estela Quiroga
Estos apuntes intentan allanar la
lectura del texto “El habla del niño”, no obstante recomendamos la lectura del
texto original además de lo aquí publicado, ya que este escrito no tiene la
intención de reemplazar la bibliografía sino, simplemente, de ayudarlos con su
comprensión.
Bruner nos dice que un niño o una niña
adquiere, o está adquiriendo el lenguaje cuando es capaz de formular
expresiones congruentes, aunque aclara, que la gramática de un infante no es
igual a la de un adulto. Este punto es muy importante porque pone de manifiesto
que el niño NO APRENDE POR IMITACIÓN O POR INDUCCIÓN.
Por otra parte, un niño o niña adquiere
el lenguaje cuando tiene CAPACIDAD DE REFERENCIA Y DE SIGNIFICADO. Esta tarea
no es para nada sencilla puesto que una misma palabra puede adquirir distintos
significados de acuerdo con la situación contextual. Supongamos que digo
FUEGO esto podría ser:
·
Una
advertencia
·
Deseo
de encender un cigarrillo
·
Un
estado interior
Realmente ADQUIRIR UNA LENGUA implica
tener claras estas cuestiones.
Cuando se habla de adquisición del
lenguaje estamos hablando de un INTENTO DE COMUNICACIÓN y, en la medida que
esto se logre estaremos en camino a la adquisición, ahora bien, para ser un
HABLANTE COMPETENTE se deben combinar
·
SINTAXIS
·
SEMÁNTICA
·
PRAGMÁTICA
El lenguaje para Bruner empieza antes
como comunicación que como
código establecido.
“La adquisición del
lenguaje "comienza" antes de que el niño exprese su primera habla
léxico-gramatical. Comienza cuando la madre y el niño crean una estructura
predecible de acción recíproca que puede servir como un microcosmos para
comunicarse y para constituir una realidad compartida. Las transacciones que se
dan dentro de esa estructura constituyen la entrada, o input a partir de la
cual el niño conoce la gramática, la forma de referir y de significar, y la
forma de realizar sus intenciones comunicativamente.
Esta es sin duda la tesis fuerte de Bruner: la sintaxis, la
semántica y la pragmática tienen su origen dentro de los formatos, se aprenden
interdependientemente y se desarrollan gracias a los datos que extraen los
niños de esas estructuras comunicativas. Pero interesa aquí sobre todo la
semántica, en concreto, cómo adquieren los lexemas infantiles su significado.
Según Bruner, las primeras
palabras aparecen en el seno de formatos de juegos, de petición, o de
referencia, como vocalizaciones idiosincrásicas o lúdicas de carácter puramente
performativo. Intervienen en el formato, no como elementos representativos o
semióticos, sino como elementos constitutivos, partes casi materiales del
juego. Por ejemplo, el sonido "boo", dicho por la madre, cuando
aparece el muñeco en el juego del cu-cú, es un elemento fijo y rutinario,
casi tan constitutivo materialmente como
el muñeco mismo. Estas vocalizaciones, aunque acompañan a la acción como un
elemento de ella, proporcionan también un esqueleto o estructura formal en la
que luego pueden introducirse, en primer lugar, vocalizaciones idiosincrásicas,
pero ya semánticas, que representan a objetos o acciones de forma todavía no
convencional. Por ejemplo, un niño usaba para marcar objetos de atención una
doble sílaba de su invención "bi-bí", en formatos de atención conjunta.
O un niño tenía una palabra propia para el formato de petición de una manzana,
"buba", que funcionaba perfectamente porque la madre podía
interpretar su referencia, aunque el sonido fuera idiosincrásico. En este caso,
cuando las vocalizaciones meramente acompañantes de la acción se sustituyen por
vocalizaciones idiosincrásicas, ya debe existir lo que Bruner llama la
"hipótesis de semanticidad": el niño ahora cree que los sonidos
pautados, aunque idiosincrásicos, representan cosas particulares o tipos de
cosas que él experimenta. Debemos distinguir entre la función simbólica de
Piaget y la hipótesis de semanticidad de Bruner. Esta última es la función
simbólica aplicada sólo a los signos lingüísticos convencionales: es la
relación por la que sonidos vocales representan cosas o acciones del mundo.
Tal vez ustedes recuerden cuando al principio
de las clases estuvimos buscando en nuestras memorias algunas palabras que
ustedes mismos habían inventado y que sabían tal vez porque sus papás se lo habían
comentado, por ejemplo recuerdo que una de mis hijas llamaba “alga” a la
manzana y así ese sonido idiosincrásico,
poco a poco fue sustituido por formas
más convencionales, más cercanas o
parecidas a las del lenguaje adulto. Hay siempre un momento, en el cual crecen
las exigencias fonéticas y semánticas de la madre, (o de la docente) que ya no
se contenta con producciones de la jerga infantil, o con copias rudimentarias y
le exige al niño cada vez más palabras adultas.
En resumen, las primeras
palabras pasan por un estadio no semántico. Después, por un uso representativo,
semántico, pero con sonidos idiosincrásicos (propios del niño); finalmente, por
un uso semántico con significantes convencionales, palabras ya producidas según
la pauta adulta. En todo el proceso de la adquisición de la palabra ha estado
presente el formato.
Lo que no aclara Bruner es
cómo consigue el niño la semanticidad o sus nociones primitivas de
semanticidad. El niño adopta, según él, una hipótesis de semanticidad, pero no
explicita cómo, ni en qué consiste. Bruner no entra en detalles de cuál sería
la infraestructura conceptual necesaria para la hipótesis de la semanticidad,
se limita a decir que su objetivo es la pragmática.
Ahora bien, qué es lo que predispone al
ser humano a usar el lenguaje y a cambiar a través de su uso?
Hace un momento nos preguntábamos qué es lo que predispone al ser humano a usar
el lenguaje y a cambiar a través de su uso.
Según el texto de Bruner hay algo en la
mente, en la naturaleza humana que media entre los genes y la cultura.
EL LENGUAJE ES EL MEDIO DE INTERPRETAR
Y REGULAR LA CULTURA.
El niño pre lingüístico posee (como la
mayoría de los mamíferos) una variedad de mecanismos biológicos entre ellos la
succión no alimenticia. Succionar y mirar son actividades coordinadas, si el
niño succiona a cierta velocidad se define con más nitidez su foco visual, sería
interesante señalar que al niño no le gustan las imágenes borrosas... Ahora
bien, ustedes se preguntarán qué
tiene que ver esto con el
lenguaje pues bien, mucho, porque esto
nos lleva a reflexionar que un pequeño en todas sus conductas aprende a sistematizar
distintos aspectos, nada es azaroso, cada cosa que emprende lo lleva a un
descubrimiento, esto significa que el niño será capaz de construir hipótesis de
acuerdo con sus necesidades, dicho de otro modo, esta conducta de
“sistematización” le facilitará la propia adquisición del sistema lingüístico.
Piensen que para un bebé la única herramienta que tiene para lograr sus
objetivos es otro ser humano, por eso para el niño será imprescindible
COMUNICARSE. El cachorro humano es muy frágil y necesita de la respuesta social
para mantenerse con vida.
Seguramente la conducta de un bebé
parezca caótica, sin embargo no lo es. El lenguaje es un sistema simbólico y muy
complejo pero el niño puede apropiarse de él gracias a esta permanente
sistematización cognitiva de la que venimos hablando.
El niño se adapta muy pronto a hacer
mucho con muy poco. Muy pronto es capaz de diferenciar los estados de ánimo de
su progenitora, “comunicarse” con ella y lograr una INTERSUBJETIVIDAD.
Todo niño posee cuatro facultades originales[1]:
1. DISPONIBILIDAD DE MEDIOS: Desde su
nacimiento dispone de la vista, la audición, el olfato, la capacidad de emisión
que le va a permitir establecer contacto con el entorno.
2. SISTEMATICIDAD:Las acciones de los
lactantes no son erráticas y caóticas sino ordenadas y sistemáticas. Durante
todo el primer año de vida realizan una experimentación activa del entorno.
3. ABSTRACCIÓN: Abstraer significa
“separar por medio de una operación intelectual las cualidades de un objeto
para considerarlas aisladamente”. El niño se aferra a lo que permanece, a lo
que se repite y esto le permitirá ir ordenando su mundo de experiencias.
Durante los 2 primeros años de vida el niño, a partir de sus experiencias da un
importante salto cualitativo del pensamiento práctico sensorio motor al
pensamiento simbólico.
4. TRANSACCIONALIDAD: Todo niño tiene
capacidad de efectuar acciones que van más allá del simple acto: acción de
negociar, transigir, acomodarse al gusto del otro para llegar a un acuerdo. Los
lactantes desde que nacen tienen capacidad de comunicarse a través de ciertas
acciones: el llanto, el movimiento, esto va a generar una armonía
intersubjetiva con los padres
Si bien ninguna de estas facultades
genera lenguaje, las mismas operarán como facilitadotas para la adquisición del
lenguaje.
San Agustín creía que el lenguaje
era simple repetición, esta idea tuvo una enorme influencia durante años
(teorías conductistas). Desde luego esta teoría agustiniana ponía el énfasis en
las palabras sueltas y no sobre la gramática. Ahora bien, la construcción del
habla infantil no tiene nada parecido con el habla adulta por eso no tiene
sentido hablar de imitación. Ustedes estuvieron grabando niños y a quienes les
tocó el momento de la frase pivotal habrán podido comprobar el tipo de
“gramática” infantil:
No tá mamá
No tá manzana
No tá chau
El gran acierto de N. Chomsky es que a
partir de su teoría innatista tira por tierra y libera a toda una generación de
psicolinguistas del dogma ASOCIACIÓN/IMITACIÓN/REFUERZO; esta postura, aunque
extrema, abrió el camino para nuevas investigaciones.
La teoría del ASOCIACIONISMO EMPIRISTA
era ingenua e insostenible, la teoría nativista (Chomsky) era como una suerte
de milagro.
Nos comunicamos teniendo siempre alguna
finalidad en la mente, alguna función que cubrir: pedimos, indicamos,
prometemos, amenazamos. No podemos NUNCA analizar un enunciado fuera de su
contexto, ¿recuerdan el ejemplo de “ES demasiado tarde” con el que trabajamos
en clase?
Es imprescindible considerar la
intención de quien habla y además la interpretación de esa intención por parte
del receptor.
Entrar en el lenguaje es entrar en la CONVERSACIÓN que
refieren ambos miembros de un diálogo dispuestos a comunicarse.
Por
lo tanto, aprender un lenguaje consiste en aprender no solamente la gramática
de una lengua en particular sino en aprender a lograr los propios propósitos
con el uso apropiado de esa gramática.
El adulto debe tener un ROL ACTIVO y no ser únicamente un
modelo, la idea es que el adulto debe estar dispuesto a NEGOCIAR con el niño,
debe convertirse en su verdadero compañero de conversación. Cuando hablamos de
“negociación” hablamos más de semántica que de sintaxis, vale decir que el
adulto tiene que acompañar al pequeño a que haga claro sus propósitos y de ese
modo lo ayudará a buscar su expresión. Es fundamental tener una acentuada
sensibilidad respecto del progreso lingüístico del niño.
Poco a poco el pequeño irá dominando
las conversaciones y sus propósitos serán cada vez más claros. El lenguaje en
uso requiere mínimo dos personal, por eso va mucho más allá de una cuestión
innata, se trata de UNA FUERTE EXTRUCTURA INTERACTIVA
Bruner afirma que los juegos practicados con los bebes lo van formando e
integrando socialmente. Entre esos juegos (a saber, el "cu-cu", la
aparición y desaparición de objetos y personas, el "arre arre
caballito", etc.), el lenguaje es uno de los elementos fundamentales. Si
bien son juegos utilizados para dar sentido a la vida del niño pero implican
una gran riqueza para su crecimiento; en un principio sirven para que el niño
aprenda a organizar estructural y ordenadamente su vida mediante las reglas del
juego.
[1]
Existe una "facultad original" de los seres humanos que los hace
crecer continuamente en cuanto a su comunicación; la influencia social primaria
de su entorno también estimula este proceso cognitivo. El texto enfatiza la
existencia de cierta "aptitud" especialmente humana que lleva al hombre
a ciertas acciones humanas; Bruner lo denomina "facultad original".
…el niño entra al mundo del lenguaje y la cultura con una preparación para encontrar, o inventar formas sistemáticas de relación con los requerimientos sociales y las formas lingüísticas…" (Bruner 1983, pp. 29)
Todas estas facultades originales, que empiezan a partir de las primeras relaciones sociales (intercambios etc.), son la ayuda básica y/o inicial para que el niño aprenda a usar el lenguaje. Es decir, antes de la comunicación lingüística, aprende otros sistemas funcionales de intercambio.
Entonces, la adquisición del lenguaje es pragmática, no sistemática o mágica. Lo que mueve al aprendizaje de la lengua es la necesidad comunicacional del ser humano; nuestra comunicación lingüística tiene una finalidad y una función.
En este caso la ayuda que recibe el niño por parte de los adultos (especialmente padres), es esencial para dicha adquisición. En primera instancia hay una adaptación lingüística de los mayores: cuando se le habla al pequeño se utiliza un nivel lingüístico más comprensible; se torna un hecho rutinario.
…el niño entra al mundo del lenguaje y la cultura con una preparación para encontrar, o inventar formas sistemáticas de relación con los requerimientos sociales y las formas lingüísticas…" (Bruner 1983, pp. 29)
Todas estas facultades originales, que empiezan a partir de las primeras relaciones sociales (intercambios etc.), son la ayuda básica y/o inicial para que el niño aprenda a usar el lenguaje. Es decir, antes de la comunicación lingüística, aprende otros sistemas funcionales de intercambio.
Entonces, la adquisición del lenguaje es pragmática, no sistemática o mágica. Lo que mueve al aprendizaje de la lengua es la necesidad comunicacional del ser humano; nuestra comunicación lingüística tiene una finalidad y una función.
En este caso la ayuda que recibe el niño por parte de los adultos (especialmente padres), es esencial para dicha adquisición. En primera instancia hay una adaptación lingüística de los mayores: cuando se le habla al pequeño se utiliza un nivel lingüístico más comprensible; se torna un hecho rutinario.
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