En la esquina del espacio y el tiempo, en medio de la red, con ganas de compartir para que todos podamos aprender, enseñar, crecer porque tenemos una enorme fe en la posibilidad de transformar la realidad...¿Te sumás? Si hay algún tema, alguna pregunta, alguna protesta no tenés más que dejar tu comentario, gracias por visitar este espacio, sinceraamente Estela Quiroga
martes, 9 de junio de 2020
martes, 2 de junio de 2020
JARDÍN MATERNAL. BIBLIOTECAS PARA BEBÉS
María Emilia López en diálogo con Laura Demidovich
dice cosas fundamentales para una docente dedicada al espacio del Jardín
MATERNAL… Esta nota es muy enriquecedora y no deberían dejar de leerla y
reflexionar sobre ella.
Yo no
daría recetas, sí recomendaría acercarlos a los libros, y dejarlos hacer. Estar
disponible para acompañar, poner la voz, “prestar” la voz, pero a la vez
dejarlos jugar, interactuar, elegir…
Bibliotecas para bebés: literatura que se
acuna© Entrevista a María Emilia López por Laura Demidovich
“Cuando
mi padre me leía, yo me recostaba sobre él y me volvía parte de su pecho o de
sus brazos. Y yo creo que los niños que son abrazados y sentados en las piernas
–deliciosamente acariciados- siempre asociarán la lectura con los cuerpos de
sus padres, con el olor de sus padres. Y eso siempre te hará lector. Porque ese
perfume, esa conexión, dura para toda la vida”.
Maurice Sendak
Esta entrevista tiene por objeto adentrarnos
en los modos de acercar los libros a los niños más pequeños, tanto en el ámbito
escolar como familiar; indagar en aquellos aspectos que hacen a un buen libro,
en el “cómo” los niños leen… en qué nos hace mejores lectores… en el juego y en
los encuentros entre niños y adultos.
LD: María Emilia, ¿vos ves el rol de las bebetecas del lado del juego
o del aprendizaje y desarrollo evolutivo?
MEL: Esta pregunta me parece interesante,
porque pone en evidencia un modo de pensar las relaciones entre el juego y el
aprendizaje sobre el que creo importante profundizar. Las bibliotecas para
bebés son, desde mi punto de vista, propuestas integrales, porque en la vida de
los bebés y los niños pequeños el juego, el aprendizaje, la creatividad y el
desarrollo evolutivo están íntimamente relacionados, apuntalándose mutuamente
todo el tiempo. Si nos ponemos a observar en qué invierten su tiempo los bebés,
rápidamente nos damos cuenta de que casi toda su vigilia transcurre en plena
exploración, tanto sobre los objetos, como sobre las personas que lo acompañan,
sobre su propio cuerpo, sobre el espacio y los estímulos del ambiente que
habita. Ese impulso, esa búsqueda, esos gestos espontáneos están cargados de
inquietud epistemológica, pero también de ese “porque sí” propio del juego, de
esa repetición ligada al placer por su hacer, de cierto devaneo, de esas imágenes
construidas desde la fantasía. En ese sentido, podríamos decir que las
bibliotecas para bebés son a la vez espacios de juego, de aprendizaje, y
fundamentalmente espacios artísticos. Tal vez este sea el aspecto más
importante de destacar: apartándonos de la falsa dicotomía juego vs.
aprendizaje, las bibliotecas para bebés ofrecen fundamentalmente un campo para
la experiencia del arte. Y el arte y el juego, en la primera infancia, están
fuertemente imbricados.
LD: ¿La relación que establece el bebé es con el objeto libro, con
el lenguaje, con el espacio de la fantasía, con la cultura escrita?
MEL:
Yo creo que los bebés se relacionan con todo eso que mencionás, pero no de
cualquier manera. Para un bebé, un libro es en principio un juguete, así como
las palabras son juguetes, y está muy bien que así sea. Los bebés se acercan a
los libros chupándolos, sacudiéndolos, observándolos, balbuceando, dialogando a
su modo con los personajes o las circunstancias que los libros plantean.
Paulatinamente el libro va dejando de ser un objeto juguete, para convertirse
en un objeto estético particular, más ligado a la cultura escrita. Pero si la
relación de un niño con la literatura es intensa, creo que siempre queda un
fuerte resabio de juego en la experiencia con los libros; porque la fantasía
pertenece al territorio del juego, y es en sí misma una materia prima del
desarrollo lúdico, de la vida imaginaria, y de los libros infantiles. Claro que
para que los libros lleguen a convertirse en objetos estéticos en la percepción
de los niños, hace falta que tengan determinadas características:
fundamentalmente que sean objetos artísticos, es decir que vayan más allá de
las imágenes que reproducen objetos de la realidad y asocian ese objeto con su
nombre, por ejemplo; que las propuestas gráficas y literarias se atrevan a
explorar en la metáfora, porque los niños pequeños están ávidos de metáforas,
de imágenes des estereotipadas, de juegos de palabras, de ritmos, de
intertextualidad. Su propio pensamiento es fuertemente intertextual, por eso lo
que algunos adultos leen como “imagen caótica” o sobrecargada de información,
para los niños pequeños es una lectura no sólo posible sino mucho más sencilla
de lo que imaginamos desde nuestros modos de pensar y leer imágenes, ya
bastante más organizados y a veces muy formateados perceptivamente. Pienso en
muchos libros-álbum, como por ejemplo “En el desván”, de Kitamura, o “Fernando
Furioso”, por citar sólo algunos ejemplos, donde las ilustraciones parecen
estalladas por la cantidad de objetos y personajes minúsculos que ingresan en
cada página, además de la “excentricidad” con que podríamos catalogar a esos
libros si pensáramos que a los bebés y niños pequeños hay que ofrecerles sólo
imágenes e historias cercanas a sus mundos reales, porque si no, no las
comprenderían… Y esos libros también hablan de caos interior, de furias, de
estados de ánimo, de imaginación desbordante; sin embargo, ofrecen una rica
resolución estética, no moral, y eso es lo que los hace grandes libros, y lo
que produce en los niños esa fascinación y a la vez un alto nivel de
comprensión…
LD: En los primeros años las
relaciones con el mundo están cruzadas por lo afectivo. Teniendo esto en cuenta,
¿qué lugar ocupan los mediadores de lectura en estos espacios?
MEL: Aquí volvería un poco a la primera
pregunta… Los procesos mismos de simbolización de los niños pequeños, esos que
hacen al desarrollo evolutivo, están ligados a la metáfora. Cuando la madre
interpreta, y “lee” en las acciones de su hijo sus sentimientos, sus
necesidades, y luego actúa en consecuencia, está apuntalando la función
metafórica. A los gritos de hambre -que en principio son sensaciones internas
desordenadas- ella le pone una palabra calmante y establece un sentido para ese
grito; allí el niño está construyendo metáforas, está aprendiendo a significar
el mundo, está aprendiendo a leerse y a leer los gestos y las palabras de sus
cuidadores, sus rostros, sus actitudes, está ingresando en el lenguaje. El bebé
simboliza, crea imágenes mentales, a su modo “piensa”. La madre y el padre –con
palabras, gestos, voz- narran, historizan, temporalizan, organizan. Cuando
juegan, también poetizan. La madre, el padre o los cuidadores de un bebé son
los primeros mediadores de lectura, de lectura del mundo, de lectura de los
sentidos de la vida psíquica que emerge en el bebé. Vaya tarea la de esos
mediadores… Sin una buena cantidad de esas lecturas medianamente acertadas, los
niños no llegan a constituirse psíquicamente… “Leerlos” y acompañar, leerlos y
jugar, podríamos decir, constituye la base de la tarea de sostén en esa etapa
primera de los bebés y niños pequeños. Y los libros son materiales altamente
recomendables para establecer ese territorio de juego básicamente poético, que
da lugar a la experiencia de la literatura. Los buenos libros no sólo aportan
su riqueza estética, sino que además habilitan una serie de interacciones,
juegos de lenguaje, ritmos, miradas compartidas, atención conjunta entre los
adultos y los niños, sumamente interesantes para el devenir de la capacidad
lectora, y para lo riqueza de los vínculos en sí mismos. Aprender a leer está
en profunda relación con la calidad de las interacciones que se establecen
entre los bebés y sus allegados. Suelo hablar de “protoliteratura”, o
literatura de ocasión, una literatura oral y rítmica, una literatura imbricada
en la melodía de la voz, en el ritmo, en el juego, acompañada a veces de libros
y otras veces de puro balbuceo-cantoonomatopeyas, caricias sonoras… Yo creo que
la afectividad y la lectura están fuertemente relacionadas, ya vimos cómo
Sendak lo decía de un modo tan hermoso…
LD: En EEUU la Asociación Pediátrica recomiendo 10 minutos de
lectura diaria a los niños desde el nacimiento mismo. ¿Este tipo de prácticas
recetadas y pautadas son útiles?
MEL: No creo que sean útiles como imposición,
sí creo que es útil habilitar la lectura con los bebés, algo para lo que muchas
veces no se los supone preparados. Por ejemplo, algunos proyectos de lectura en
consultorios pediátricos, que pueden parecen muy efímeros, pueden constituir
también los primeros encuentros con los libros por parte de padres y niños, y eso
en sí mismo ya es una ganancia. Yo no daría recetas, sí recomendaría acercarlos
a los libros, y dejarlos hacer. Estar disponible para acompañar, poner la voz,
“prestar” la voz, pero a la vez dejarlos jugar, interactuar, elegir…
LD: Gran parte de los padres hoy se encuentran sobrepasados de
preocupaciones que los alejan del espacio de la infancia, ¿crees que la ocasión
de leerles a los niños muy pequeños puede tener efecto también en los adultos?
MEL:
Sí, sin dudas. Creo que el detenimiento, el apaciguamiento, esa cierta
distensión del tiempo cuando compartimos situaciones de lectura con los chicos,
nos ayudan a vincularnos; y esos vínculos no sólo son propicios para los niños,
la sensibilidad de los adultos también se moviliza, se nutre, si logramos
entrar en situación dialógica con ellos, si hay escucha, si hay creatividad en
juego. Suelo llamar a eso “crear estado de infancia”. Precisamente por la
vorágine de la vida actual, los espacios de juego compartido, la disponibilidad
necesaria para sostener a los más pequeños, tanto psíquica como afectivamente,
no necesariamente pueden darse por sentados. En los niños también parece
necesario crear condiciones para jugar, algo así como si el estado de infancia
ya no fuera necesariamente “natural” a la infancia, y menos a la adultez. El
“estado de infancia” es una gran cosa, entendiéndolo como posibilidad sensible
y creativa, como disponibilidad lúdica, y no necesariamente como condición
restringida a los niños. Tal vez la paternidad y la maternidad exijan cierta
recuperación del “estado de infancia” para volver a tener más a flor de piel esa
disponibilidad, ese desparpajo, esa entrega al devenir del mundo imaginario
necesarios para poder jugar. Y en ese sentido, la ocasión de leerles a los más
pequeños seguramente tiene efectos sobre los adultos. También hay otro tipo de
efectos. Por ejemplo, algo que veo con asiduidad en el jardín maternal que
dirijo, es cómo el acercamiento de los chicos a los libros se convierte en una
oportunidad reparatoria para aquellos padres que no han tenido contacto con la
literatura en su infancia o en su vida en general. Muchos descubren libros
maravillosos, se entusiasman con determinados autores, comienzan a disfrutar de
la experiencia de lectura conjuntamente con sus hijos. Por eso muchas veces
pienso en la paradoja del estímulo: en variadas ocasiones son los chicos
quienes acercan a sus padres a la literatura, cuando estamos acostumbrados a
pensar que somos los adultos quienes debemos acercarlos a ellos a los libros…
Niños apasionados por determinados libros, han convertido a sus padres en
lectores igualmente interesados. Entonces, ¡vaya si la ocasión de leerles a los
niños modifica a los adultos!
LD: ¿Qué tipo de padres
llevan a sus niños a una bebeteca? MEL: No creo que se trate de
un tipo de padres, sino de las oportunidades que vamos generando alrededor de
la experiencia de crianza de cada madre y/o padre, de cada familia... Yo
trabajo con padres muy distintos entre sí, y te diría que la mayoría va
construyendo una relación intensa con los libros y con la experiencia de
lectura, pero no creo que esa relación dependa únicamente de la idiosincrasia
de cada familia, tanto como de las oportunidades que se van ofreciendo. Esto me
hace pensar en “¿qué es una biblioteca para bebés?”. No necesariamente hace
falta tener una sala-biblioteca, o una biblioteca como espacio físico
particular para construir una situación lectora rica e interesante... Es más,
en los jardines maternales y de infantes podemos tener disponibles las
bibliotecas para niños todo el tiempo, por ejemplo, si recibimos a los chicos y
a sus padres al ingreso al jardín con mesas de libros (o canastos de libros en
el caso de los más pequeños) en sus salas, a su disposición, entonces los
padres comparten un tiempo de lectura-juego-vínculo con sus hijos, previo a la
despedida, que aunque breve, suele ser muy nutritivo. Esas son grandes
oportunidades de acercamiento a los libros, de valoración por parte de los
padres de lo que significa esa experiencia para sus hijos. Desde este punto de
vista, las bibliotecas no son espacios rígidos ni predeterminados: hay bibliotecas
móviles en los canastos que se trasladan al patio, a la sala, al cuarto de un
niño en la intimidad de su casa; mi propia biblioteca a veces viaja en una
mochila y llega a otros jardines de infantes, a otros padres, a otros niños.
Claro que también es importante la presencia de espacios especialmente
diseñados para eso, pero creo que es muy valioso también aprovechar los
contextos cotidianos de los bebés y niños pequeños, convirtiéndolos en sitios
de encuentro con los libros. Muchas veces en los jardines de infantes los
libros están vedados, el espacio físico es sumamente restringido, casi que para
leer hay que pedir permiso... Si comprendiéramos más profundamente la
importancia de la construcción de un espacio poético desde la primera infancia,
probablemente habilitaríamos más desprejuiciadamente el encuentro con la
literatura, con los buenos ilustradores, desentendiéndonos de la cuestión de la
“enseñanza” que tan en contra juega muchas veces con respecto al arte. Porque
leer desde temprano no significa intentar alfabetizar a los niños en el sentido
convencional, es decir con la expectativa de que lean y escriban más rápido o
mejor, ni tratar de “enseñarles” las diferencias de texturas, los colores, las
formas geométricas… Sin embargo, si uno se dispone a observar a los adultos
eligiendo libros para bebés, todavía presenciaremos muchas elecciones ligadas a
la enseñanza de las cosas cotidianas, objetos, hábitos de limpieza,
alimentación, control de esfínteres; sólo colores plenos, “simpleza” de imágenes
y palabras, un buen monto de moral… Aquí operan ciertas restricciones de lo
educativo y también del mercado. Creo que podríamos hacer un slogan alternativo
al de la Asociación Pediátrica de EEUU, que dijera algo así como: “10 minutos
por día para pensar por qué juego, por qué leo, y qué leo con mi hijo pequeño,
con los bebés que concurren al jardín, con los padres y los niños en las
bibliotecas para bebés” … Como decía Graciela Montes, en el juego hablamos de
ocasiones, y en el arte también hay ocasiones, más o menos propicias; y
materiales, y tiempos más o menos apropiados. Si no hay un dónde, un cuándo y
un con qué la ocasión se achica. Las bibliotecas para bebés son grandes
oportunidades de crear ocasiones poéticas, de esas que entrenan la
sensibilidad, la creatividad, la inteligencia, la ilusión… Y una pequeña nota
al pie: prefiero hablar de “bibliotecas” para bebés y niños pequeños, más que
de “bebetecas”. Creo que los niños y los libros merecen esa distinción.
lunes, 1 de junio de 2020
El / La docente como mediadores
Digo sol, y la palabra brilla
Digo paloma y la palabra vuela
Digo manzano y la palabra florece
Alain Bosquet
La
tarea del docente como mediador implica acompañar a los niños y niñas en el
descubrimiento del libro, en las palabras que allí anidan, en las imágenes, las
texturas.
Será el adulto quien habilitará espacios para
que las experiencias literarias de encontrarse y compartir con otros sucedan.
Es preciso
que quienes participen de las propuestas institucionales vinculadas con la
literatura reflexionen en torno a los propios y diversos caminos recorridos en
su formación como lectores, de ese modo van a poder transmitir la emoción que
ese encuentro significa.
Desde
ya es muy importante que tomen contacto con los libros con el fin de conocerlos
y familiarizarse con el nuevo material.
Para que esta tarea sea posible, docentes y
adultos que participen de las propuestas institucionales vinculadas con la
literatura deberán reflexionar no solamente en torno a los propios y diversos
caminos recorridos en su formación como lectores, sino que tienen que
considerar que se va a producir un triángulo amoroso entre el libro, el
niño/niña y el adulto mediador.
En un
primer momento será fundamental la observación detallada de los libros,
prestando atención a los textos, los diseños, los colores, los autores, los
formatos y la habilitación de espacios para intercambiar apreciaciones
personales sobre ellos. Armar una mesa de libros es una propuesta interesante
para compartir en encuentros de docentes. Allí, cada uno podrá seleccionar
algún libro que llamó su atención y comentar algunas actividades posibles para
realizar con los grupos de niños. Estos espacios de intercambio favorecen el
diseño de propuestas pedagógicas variadas como así también la planificación de
propuestas que permitan la articulación y participación de las familias y la
comunidad.
Es
importante que los adultos habiliten
momentos de encuentro entre los libros y los lectores. Porque consideramos que
es preciso reconocer a los niños y niñas como lectores cuando miran una imagen,
cuando se estremecen ante un ruido, cuando buscan señales en los gestos, las
palabras, las voces de los otros y de ese modo van construyendo significados y
sentidos sobre el mundo que los rodea.
La actividad de escuchar nunca es pasiva,
mucho menos cuando los textos literarios resultan de una calidad narrativa
valiosa. Escuchando esas historias, los niños y niñas se van a reír, emocionar,
pensar, dudar, se identificarán con los personajes, con sus vivencias.
La experiencia de escuchar se irá
enriqueciendo con cada nueva historia, poesía, rima, canción.
Los
adultos podrán intervenir alentando a los niños y niñas a la aventura de
apropiarse de las historias, de los relatos, de los mundos imaginarios y los
universos culturales que ampliarán sus conocimientos. De esta manera comienza a
construirse el placer por la lectura. Las experiencias de los niños y niñas de
estas edades con el lenguaje están vinculadas principalmente con vivencias
familiares, tales como la escucha de canciones, rimas o versos que los adultos
transmiten en situaciones cotidianas.
Algunos
niños y niñas toman contacto con libros en sus casas –cuando un abuelo, una tía
o algún otro familiar les lee un cuento–, pero lamentablemente no todos tienen
esa suerte, para muchos quizás el primer contacto con libros para manipular,
observar y escuchar con otros se produce en la sala y de la mano de sus
docentes.
En el espacio del jardín, el/la docente
planifica las actividades con intencionalidad pedagógica y por eso será
importante considerar cuestiones tales como el modo en que los libros se
presentan, las intervenciones docentes para que los niños y niñas se acerquen y
se vinculen con este material por el valor relevante que estas experiencias
tendrán en su biografía lectora.
En
cada propuesta, el rol del docente como mediador cultural será fundamental para
acompañar el inicio del recorrido lector de los niños y niñas desde el jardín
maternal.
Una de
las variables a considerar es la creación y disponibilidad de un ambiente
cálido que invite al encuentro con los libros y la lectura.
El/la
docente DEBERÁ anticipar y seleccionar previamente los libros que se utilizarán
para cada actividad y diseñar distintos modos de presentarlos, dependiendo de
las características del espacio, los recursos disponibles y las posibilidades
de los niños.
Vamos
a ver ahora distintos modos de presentación y recorridos posibles, teniendo en
cuenta la recomendación de que las tapas de los libros siempre estén visibles
para que los niños y niñas puedan verlas y elegir. También es importante que la
cantidad de los libros sea igual o superior a la cantidad de chicos y chicas, y
que se dispongan de modo que puedan acceder cómodamente a ellos.
Manta
de libros Colocar los libros cuidadosamente sobre una manta o colchoneta al
alcance de los niños y niñas para que puedan acercarse, explorar el material,
tomarlos, abrirlos, cerrarlos. El/la docente podrá acompañar con lecturas uno a
uno o invitando a un pequeño grupo a escuchar mientras otros continúan con su
exploración.
Los más grandes seguramente puedan acercar
libros para que les lean o sentarse a mirarlos junto con otros.
Para los
más pequeños podemos seleccionar Libros
que sólo contienen imágenes
Se puede invitar a los niños y niñas a observar las imágenes, mostrar o señalar
algo que llamó su atención. Los más grandes podrán ir acompañando con sonidos
este recorrido. Los juegos con la sonoridad de las palabras puede ser un buen
comienzo en su recorrido lector.
Poesía,
canciones y rimas Leer, volver a leer una y otra vez, cantar y recitar,
incorporar poesías, nanas, versos, canciones, a partir de los libros que
contienen letras de canciones ilustradas, poesías y rimas que invitan a seguir
jugando desde el humor con las palabras y su sonoridad. También es
recomendable, como es habitual en las propuestas del jardín maternal, que los y
las docentes puedan incorporar estos juegos de palabras en situaciones
cotidianas, tales como los momentos de alimentación o el cambiado de pañales, o
cantar una canción de cuna para dormir o acompañar un momento de descanso.
Es muy
recomendable contar en la sala con un rincón de poesía para que los pequeños
puedan explorar. La idea es armar un soporte tal como un cofre, un paraguas,
una pecera que contenga tarjetones con imágenes de un lado y una rima del
otro..
La
narración del cuento o relato, empleando la voz, los gestos, ademanes y
onomatopeyas, será un excelente modo de facilitar la formación de imágenes
propias en los niños y niñas durante la escucha, un gran apoyo para favorecer
el seguimiento del hilo argumental de las historias. La lectura de un libro
frente a los niños promueve el encuentro con ese objeto social que porta
palabras escritas que entretejen una historia.
Desde
hace ya más de una década es muy recomendable trabajar con los llamados Libros
álbum La información está dada tanto por el texto como por la presencia de
imágenes que completan el relato, por eso es fundamental leer el texto y
mostrar las imágenes simultáneamente. Luego de los primeros intercambios y
aproximaciones de los niños y niñas con estos libros, en la sala de 2 años se
puede profundizar la particularidad de estos textos invitando a observar
atentamente las imágenes, para descubrir algunos aspectos no explicitados en el
texto, o buscar en las ilustraciones algo de lo mencionado en el texto, aunque
no lo encuentren necesariamente. La riqueza estética del libro álbum resultará
un aporte valioso en el repertorio literario de los niños y niñas.
En
taller 5 hemos llevado a cabo muchas experiencias junto a la Profesora Cristina
Oliana. Y aunque al principio no se veía con buenos ojos este tipo de
experiencia logramos una excelente conexión entre las practicantes y los
pequeños.
También
se pueden seleccionar algunos personajes de cuentos para contar determinadas
historias a través de dispositivos como pequeños teatros, teatros de sombras.
El docente puede reproducir o recrear algunos escenarios, relatos y personajes.
La Biblioteca circulante es una interesante
propuesta. Armar fichas para cada niño con el nombre y la foto. Una vez por
semana se puede invitar a las familias o los adultos a cargo de los niños y
niñas para que seleccionen un libro para llevarse por una semana a la casa. Ese
libro quedará registrado en la ficha, como así también la devolución para poder
seleccionar otro. La idea es que cada vez más, puedan ir familiarizándose con
el material e ir creciendo en autonomía, en las salas de los niños más grandes.
También se puede invitar a las familias a compartir momentos de lectura con los
chicos y chicas y armar una caja que contenga palabras, poesías, pequeños relatos,
cantos de su infancia., para compartir en la sala diariamente.
Las
invitamos a ampliar a través de estas sugerencias bibliográficas su preparación
para convertirse en buenas y buenos mediadores.
Blanco,
Lidia (2006): Leer con bebés. Cantos y cuentos en el jardín maternal, Buenos
Aires, CePA, Secretaría de Educación. Consejo Nacional de Coordinación de
Políticas Sociales (2011): Primerísimos lectores. Buenos Aires. Disponible en:
http://www.primerosanios.gov.ar/descargas/publicaciones/material-facilitadores/primerisimos.pdf
Devetach, Laura (2012): La construcción del camino lector, Buenos Aires,
Comunicarte. Ministerio de Educación de la Nación (2013): Primer ciclo.
Colecciones de aula, Buenos Aires. Disponible en:
http://capacitaciondocente.prometeotdf.org/files/2014/03/Colecciones-de-Aula.pdf
Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología de la Nación (2007): La sala
multiedad en la educación inicial: una propuesta de lecturas múltiples, Buenos
Aires. Disponible en: http://www.me.gov.ar/curriform/publica/multiedad.pdf
Montes, Graciela (2007): La gran ocasión, Buenos Aires, Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. Disponible en:
http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/
bitstream/handle/123456789/96080/EL002208.pdf?sequence=1 López, María Emilia
(2013): Cultura y primera infancia, Bogotá, Centro Regional para el Fomento del
Libro en América Latina y el Caribe, CERLALC-UNESCO. Disponible en
http://cerlalc.org/wp-content/uploads/2013/11/Cultura_y_Primera_Infancia-FINAL-_1.pdf
López, María Emilia (2009): “Biblioteca para bebés: literatura que se acuna”,
entrevista de Laura Demidovich, Cultura LIJ, julio, Buenos Aires, La Bohemia.
Disponible en:
http://www.derecho.uba.ar/extension/archivos-jardin/JMD-BIBLIOTECAS-PARA-BEBESliteratura-que-se-acuna.pdf
López, María Emilia (comp.) (2007): Artepalabra, Buenos Aires, Lugar Editorial.
Oliana/Quiroga:
Y de pronto la vida. Editorial Stella 2018
Silveyra,
Carlos (2002): Literatura para no lectores. La literatura y el Nivel inicial,
Rosario, Homo Sapiens. Páginas web CANAL ENCUENTRO. Serie Había una vez Las
convenciones en los libros para niños:
http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?rec_id=100845 La
literatura para los más pequeños:
http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?rec_id=100847
Limericks: http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/busqueda/index?
tipo_funcional=todo&rec_titulo=limericks&submit=buscar PLAN NACIONAL DE
LECTURA. Crecer en poesía https://www.youtube.com/watch?v=XBBC8VZNC_w
PRÁCTICAS DEL LENGUAJE 1
por Estela
Quiroga
Cuando de bebés se trata
En clases anteriores vimos que los bebés
aprenden muchas cosas durante su primer año de vida.
Recordemos: Voy a transcribir algunas de las cosas que apunté en el pizarrón y que fueron diciendo ustedes mismas...
- Aprenden a desarrollar el control de sus propios cuerpos,
- a levantar la cabeza,
- darse la vuelta, sentarse, gatear y, CADA UNO A SU TIEMPO a caminar.
- También son capaces de desarrollar conciencia de sí mismos como un ser aparte de otros.
- a observar sus manos y los dedos de los pies y jugar con ellos.
- a llorar cuando sus padres se alejan
- a reconocer sus propios nombres.
- juegan con sus propias manos y diferentes partes de su propio cuerpo
- Más tarde demuestran un interés en los juguetes,
- les gustan los juegos de "meter y sacar" objeto
- les gusta abrazar o cargar muñecas o peluches.
- Les encanta relacionarse con otras personas. Los bebés primeramente responden a los adultos más que a otros bebés.
- Un poco más tarde comienzan a fijarse en otros bebés, comienzan a poner atención cuando los otros bebés hacen ruido.
A nosotros desde este espacio lo que más nos importa es todo lo atinente con la comunicación y con el desarrollo de destrezas del lenguaje. Primero los bebés
lloran y hacen ruidos con la garganta, tienen la lengua pesada en reposo y
emiten sonidos guturales. Después comienzan a balbucear y decir
"mamá" y "papà." Más tarde producen una gran variedad de
sonidos y comienzan a nombrar a algunas
personas y objetos muy conocidos. Entonces es cuando comienzan a disfrutar el
sonido de las rimas y los juegos de palabras.
Como futuros docentes es importante
que sepamos que los bebés requieren de
- Mucho amor y paciencia, de padres y docentes capaces de responder y acudir a sus llantos y sus balbuceos y que los mantengan seguros y cómodos
- Oportunidades para moverse y practicar todas y cada una de sus nuevas destrezas físicas.
- Objetos para mirar, tumbar, agarrar, tirar, o palmear y examinar que no sean peligrosos.
- Áreas de juego seguras.
Muchas oportunidades para escuchar el
lenguaje, para producir sonidos y que alguien les responda, así nacerá la
llamada PROTOCONVERSACIÓN….
SALA DE DOS…
Un
niño de dos años ya es capaz de pronunciar su nombre y también
construye frases de varias palabras. Ya puede adecuar las palabras a la acción
y viceversa. Hace soliloquios mientras juega. Su capacidad verbal va desde 12 a
1.000 palabras, según el caso.
Como
acaban de descubrir lo divertido que es moverse de un lado hacia otro es
difícil mantenerlos quietos por mucho tiempo, por lo tanto, es más recomendable
narrarles que leerles porque es mejor agotar todos nuestros recursos expresivos
para sostener su atención. Podemos trabajar con poesías con movimiento,
canciones, títeres de dedo…
Es
muy importante que recordemos que todavía no
puede compartir. Aferra sus posesiones y pelea por ellas a empujones, si es necesario….
Le encanta observar las actitudes de las personas y a otros niños. Colabora en
las tareas de la sala. Tiene más noción de lo que puede tocar o no.
Me ha
pasado de ir con mis residentes a una sala de dos en el primer cuatrimestre y
ver que casi no hablaban y que esos mismos niños en la segunda mitad del año
atravesaban una explosión de palabras… Incluso que me recordaban y sabían mi
nombre…
Muchas
veces, sobretodo en la segunda mitad del año hicimos la experiencia de trabajar
con libros álbum sencillos: Mi papá, Mi mamá, Mi hermano de A. Brown de FCE.
Les
encantaba escuchar cuentos narrados por las residentes. por ejemplo, este:
Arnold
Lobel (USA 1933)
Había una vez un ratón muy alto y un ratón muy bajo que eran muy buenos amigos.
Cuando se encontraban Ratón Muy Alto decía:
–¡Hola, Ratón Muy Bajo!
Y Ratón Muy Bajo decía:
–¡Hola, Ratón Muy Alto!.
A los dos amigos les gustaba ir a pasear juntos.
Cuando paseaban Ratón Muy Alto decía:
–¡Hola, pájaros!
Y Ratón Muy Bajo decía:
–¡Hola escarabajos!
Cuando paseaban por el jardín Ratón Muy Alto decía:
–¡Hola flores!
Y Ratón Muy Bajo decía:
¡Hola raíces!
Cuando pasaban delante de una casa, Ratón Muy Alto decía:
¡Hola techo!
Y Ratón Muy Bajo decía:
–¡Hola sótano!
Un día a los dos ratones los pilló una tormenta. Ratón Muy Alto dijo:
–¡Hola gotas de lluvia!
Y Ratón Muy bajo dijo:
–¡Hola charcos!
Corrieron a la casa para no mojarse.
–¡Hola techo!, dijo Ratón Muy Alto.
–¡Hola, suelo!, dijo Ratón Muy bajo.
Pronto pasó la tormenta. Los dos amigos corrieron a la ventana. Ratón Muy Alto cargó a Ratón Muy Bajo para que pudiera ver. ¡Hola, arco iris! gritaron emocionados los dos juntos.
Había una vez un ratón muy alto y un ratón muy bajo que eran muy buenos amigos.
Cuando se encontraban Ratón Muy Alto decía:
–¡Hola, Ratón Muy Bajo!
Y Ratón Muy Bajo decía:
–¡Hola, Ratón Muy Alto!.
A los dos amigos les gustaba ir a pasear juntos.
Cuando paseaban Ratón Muy Alto decía:
–¡Hola, pájaros!
Y Ratón Muy Bajo decía:
–¡Hola escarabajos!
Cuando paseaban por el jardín Ratón Muy Alto decía:
–¡Hola flores!
Y Ratón Muy Bajo decía:
¡Hola raíces!
Cuando pasaban delante de una casa, Ratón Muy Alto decía:
¡Hola techo!
Y Ratón Muy Bajo decía:
–¡Hola sótano!
Un día a los dos ratones los pilló una tormenta. Ratón Muy Alto dijo:
–¡Hola gotas de lluvia!
Y Ratón Muy bajo dijo:
–¡Hola charcos!
Corrieron a la casa para no mojarse.
–¡Hola techo!, dijo Ratón Muy Alto.
–¡Hola, suelo!, dijo Ratón Muy bajo.
Pronto pasó la tormenta. Los dos amigos corrieron a la ventana. Ratón Muy Alto cargó a Ratón Muy Bajo para que pudiera ver. ¡Hola, arco iris! gritaron emocionados los dos juntos.
Otro
muy interesante para sala de dos es
¿A qué sabe la luna? de Michael Grejniec.
Traducción al castellano: Carmen Barreiro.
Kalandraka Editora, 1999.
Título original en alemán: Wie schmeckt der
Mond?, Bohem Press, 1
CUENTO TRADICIONAL
LA GALLINITA ROJA
Había
una vez una gallina roja llamada Marcelina, que vivía en una granja rodeada de
muchos animales. Era una granja muy grande, en medio del campo.
En el
establo vivían las vacas y los caballos; los cerdos tenían su propia
cochiquera. Había hasta un estanque con patos y un corral con muchas
gallinas. Había en la granja también una familia de granjeros que cuidaba
de todos los animales. Un día la gallinita roja, escarbando en la tierra de la
granja, encontró un grano de trigo.
Pensó
que si lo sembraba crecería y después podría hacer pan para ella y todos sus
amigos.
-¿Quién
me ayudará a sembrar el trigo?, les preguntó.
- Yo no,
dijo el pato.
- Yo
no, dijo el gato.
- Yo
no, dijo el perro.
- Muy
bien, pues lo sembraré yo, dijo la gallinita.
Y así,
Marcelina sembró sola su grano de trigo con mucho cuidado. Abrió un agujerito
en la tierra y lo tapó. Pasó algún tiempo y al cabo el trigo creció y maduró,
convirtiéndose en una bonita planta.
-¿Quién
me ayudará a segar el trigo?, preguntó la gallinita roja.
- Yo
no, dijo el pato.
- Yo
no, dijo el gato.
- Yo
no, dijo el perro.
- Muy
bien, si no me queréis ayudar, lo segaré yo, exclamó Marcelina.
Y la
gallina, con mucho esfuerzo, segó ella sola el trigo. Tuvo que cortar con su
piquito uno a uno todos los tallos. Cuando acabó, habló muy cansada a sus
compañeros:
-¿Quién
me ayudará a trillar el trigo?
- Yo
no, dijo el pato.
- Yo
no, dijo el gato.
- Yo
no, dijo el perro.
- Muy
bien, lo trillaré yo.
Estaba
muy enfadada con los otros animales, así que se puso ella sola a trillarlo. Lo
trituró con paciencia hasta que consiguió separar el grano de la paja. Cuando
acabó, volvió a preguntar:
-¿Quién
me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en harina?
- Yo
no, dijo el pato.
- Yo
no, dijo el gato.
- Yo
no, dijo el perro.
- Muy
bien, lo llevaré y lo amasaré yo, contestó Marcelina.
Y con
la harina hizo una hermosa y jugosa barra de pan. Cuando la tuvo terminada, muy
tranquilamente preguntó:
- Y
ahora, ¿quién comerá la barra de pan? volvió a preguntar la gallinita roja.
-¡Yo,
yo! dijo el pato.
-¡Yo,
yo! dijo el gato.
-¡Yo,
yo! dijo el perro.
-¡Pues
NO os la comeréis ninguno de vosotros! contestó Marcelina. Me la comeré yo, con
todos mis hijos.
Y así
lo hizo. Llamó a sus pollitos y la compartió con ellos.
Esta
es la versión original pero yo muchas veces les he narrado este cuento con
ciertos ajustes, este y otros para que pudiésemos ver qué es lo importante en
una narración…
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Datos personales
- Estela Quiroga
- Licenciada y profesora en Letras Modernas, egresada de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA.ESPECIALISTA EN LITERATURA ARGENTINA. Especialista en Investigación Educativa. (ISP Joaquín V. González) Especialista en Litertura Infantil y Juvenil (CEPA) Actualemnte se encuentra cursando la Maestría en Análisis del Discurso (UBA) Publicó numerosos artículos y ensayos para diferentes sellos editoriales (Cántaro, Puerto de Palos, Paidos, revistas del ISPEI Sara Eccleston) En el 2012 su blog Entre el mouse y la tiza recibió el PRIMER PREMIO A LOS BLOGS EDUCATIVOS otorgado por la UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES (UBA) A raíz de ese premio fue convocada por distintos medios periodísticos. Durante 2013 el mismo blog resltó ser finalista de dicho concurso. En estos momentos se encuentra abocada a la investigación y la escritura de un ensayo en colaboración con la Lic. Cristina Olliana. Acaba de publicar Y DE PRONTO LA VIDA un ensayo destinada a la Crianza, la literatura y el Juego.