CANCIONES DE CUNA: APEGO Y SOSTÉN PARA CRECER
CON CONFIANZA por Estela Quiroga
La
literatura enseña modos de ver el mundo. Es la forma de recreación más
importante porque es una manifestación privilegiada del lenguaje. Asimismo
incide en el desarrollo psicológico, intelectual y espiritual, por la riqueza de
motivaciones, de sugestiones y de recursos que ofrece basándose en el uso
estético de la palabra. Es vital para la formación de los niños, pues su
materia es la palabra, el pensamiento, las ideas y la imaginación –exactamente
aquello que distingue o define la especificidad de lo humano. Sin duda, la
literatura sirve para alcanzar el poder de la palabra, de uno mismo y de su
realidad y es por eso que todas las culturas tienen LITERATURA porque de
alguna manera este arte de la palabra posibilita guardar y resguardar a las
culturas, extender en el tiempo todo aquello que hemos hecho, vivido y pensado.
Esto hace que las diferentes sociedades tomen ideas de otras, para así formar
su propio pensamiento y modos de vivir su propia cultura. Por lo tanto leer es
ese proceso complejo que sin duda estimula fuertemente el desarrollo cognitivo
y, en consecuencia, la literatura no es un simple adorno, más bien deberíamos
pensar que entrena nuestra manera de ver el mundo. La primera literatura
que recibe un ser humano, aún antes de nacer, es a través de las canciones de
cuna. La canción de cuna es un mensaje que combina lo personal y lo familiar
con la expresión cultural del grupo de pertenencia, por lo tanto transita entre
lo íntimo y lo social. Estos cantos suelen ser actividades lúdicas de un enorme
valor en la relación madre/bebé y en ese momento se ponen en funcionamiento con
mucha fuerza la construcción del vínculo de amorosidad porque se transmiten
miradas, caricias, tonos envolventes, cadencia, arrullo, aparece lo cotidiano,
la naturaleza, acontece un espacio transicional entre madre/hijo. Toda canción
cuna y toda nana tienen un ritmo pendular con contornos melódicos muy simples
cuyo reconocimiento por parte del bebé se produce por el juego de las
asonancias y de las repeticiones de los fonemas. Este tipo de canciones surge
de un cuerpo y se da a otro cuerpo y significa por sobre todas las cosas
SOSTÉN, desde el afecto, con un movimiento de balanceo y acompaña al niño
pequeño en el difícil momento de “separarse” para conciliar el sueño
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