Lo más importante es la selección de obras que a los niños les resulten interesantes/desafiantes. Esta acción requiere de mucho conocimiento por parte de la maestra. Lo primero que deb tener en cuenta es que la cantidad de libros que deberá seleccionar para armar un mantel de textos o una mesa, depende de la edad de los niños, la cantidad debe superar al número de alumnos presentes en la sala en el momento de realizar la actividad (6 o 9 libros más). De esta manera, se podrá garantizar que todos los niños tengan las mismas posibilidades a la hora de elegir.
En el momento de la actividad la maestra presenta los
libros, luego pide que elijan uno, lo exploren, intercambien apreciaciones con
sus compañeros y finalmente vuelvan a la ronda para hacer una puesta en común
acerca de sus impresiones sobre algunos de los libros que les fueron presentados.
La docente selecciona los libros atendiendo a diferentes
criterios: por lo sugerente del título o por el efecto que la historia provoca;
por las características o los tipos de personajes; por ser del mismo autor; por
la importancia de la imagen en la construcción de sentido; por el juego que
presentan los autores entre texto, formato del libro y tipografía (aspectos
textuales y paratextuales); por la posibilidad que brindan de poder jugar con
el lenguaje; por la relación que establece el autor con referentes de la
cultura (por ej. expresiones artísticas), por el género al que pertenece, entre
otros.
Estas categorías también ofrecen una oportunidad para que
los docentes lean esos libros y “entren” a los textos literarios pensándolos de
otras maneras posibles.
No debería faltar NUNCA un espacio fijo para la poesía en
alguna parte de la sala y debería leerse cada día un libro. Recuerdo que les
pedía a mis estudiantes del profesorado que armaran un soporte sorpresivo, un
viejo paraguas con gotas/hojas pegadas en las que tuvieran poemas, adivinanzas,
rimas...o un cofre misterioso o lo que se les ocurriese. Incluso una soga con
broches de colores y que allí hubiese rico material de lectura poética...La
poesía es para disfrutar, con música, con juegos o expresión corporal no deben
hacerse preguntas sobre ella...Y por supuesto eviten preguntas cerradas e inconducentes como si les gustó o no les gustó.
VEAMOS ALGUNAS SUGERENCIAS
Los poemas de La hormiga que canta (Laura Devetach) se
constituyen como tales en relación directa con la ilustración. En cambio, los
Poemas con sol y son pueden leerse en forma independiente de las imágenes, pero
éstas por su calidad estética, merecen un tratamiento destacado. Sucede lo
mismo con los poemas de Las brujas sueltas, de Cecilia Pisos, que podrían
presentarse juntos siguiendo el criterio de responder al mismo género
literario: poesía. También recomendamos el libro Zoo Loco, de María Elena Walsh que
contiene breves poemas absurdos llamados limericks cuyos personajes son
animales excéntricos, ambientados en ciudades y provincias de la República
Argentina. En cada poema, los animales con características y actitudes de
personas, viven una situación que podría ser habitual, pero el remate es
desopilante.... La poesía es el alimento del espíritu... no la descuidemos...
Otro criterio posible de presentación de los libros es reunir aquellos cuyo propósito principal es el de jugar con el lenguaje. Las rimas, las repeticiones, las canciones, las nanas, las coplas y las adivinanzas son parte del repertorio literario oral que se les brinda a la mayoría de los chicos desde que son bebés y que constituye un soporte cultural básico, que la educación inicial no debe silenciar. Las adivinanzas son pequeños textos poéticos que plantean un enigma a develar. Emplean la metáfora, la asociación y la comparación para describir algo de otra manera e invitarnos a descubrir la incógnita. Carlos Silveyra recopiló muchas de ellas en el libro Animalanzas. Adivinanzas con animales de Hispanoamérica. Para encontrar y leer las respuestas hay que girar el libro 180°. El libro Insecto. Juego con adivinanzas, de Mercedes Mainero y Mercedes Palacio, es un libro de pequeño tamaño que plantea, como anticipa el subtítulo, un juego en el que las pistas se logran observando los fragmentos del dibujo del insecto a descubrir y recurriendo a la retirada de tapa y contratapa con la imagen del insecto completo y el nombre para llegar a las respuestas. Especial mención merece otra obra de Mainero y Palacio, Cortando vientos (Huayras pitispa), recopilación de adivinanzas que se dicen aún en Santiago del Estero.
Por el
valor de las imágenes en la construcción de sentido: libro-álbum
En los libros álbum
texto e imagen, formato, fondo de página, la disposición de los elementos en
ella, la tipografía, portada, contraportada, etc., colaboran juntos para
establecer el significado de la historia (T. Colomer, 2005). Se conjugan dos
lenguajes: la imagen enriquece al texto, aporta información, en algunos casos,
lo contradice, crea efectos humorísticos o de otros estados de ánimo, da pistas
al lector para obtener sentido. Este tipo de libro presenta un desafío lector
diferente a los niños: uno de mis autores favoritos es Antony Browne me voy a
detener a analizar uno de sus libros
En el caso del libro Willy, el soñador es importante darles a los chicos los elementos para que relacionen las obras recreadas por Browne, con reproducciones de los artistas originales. Para eso se puede presentar a los chicos la colección Descubriendo el mágico mundo de Vincent Van Gogh, de Dalí y otros libros de pintores como Magritte que son evocados en el libro de Willy. Descubriendo el mundo mágico de... recorre las obras y la vida de cinco pintores consagrados además de Frida Kahlo, Leonardo Da Vinci y Pablo Picasso, por medio de un relato que tiene las características de autobiográfico. Al lector le da la sensación de ser llevado de la mano del mismo artista para que aprecie su obra. Además, estos libros tienen una selección de pinturas y una serie de preguntas que orientan la observación del cuadro, ampliando la información sobre datos contextuales, por ejemplo, en el de Frida Kahlo aporta sobre simbolismos propios y representaciones de la cultura tradicional mexicana; en el de Picasso informa sobre las distintas características que asumieron sus estilos pictóricos en cada época.
La literatura es un mundo maravilloso que nos abre el
pensamiento.
El texto sólo provee pistas para elaborar el significado y
es el lector quien lo reconstruye poniendo en acción sus conocimientos previos
sobre el tema, sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje escrito en
particular, sobre el autor, sobre el género al que pertenece el texto que está
leyendo, sobre el sistema de escritura…
Toda experiencia de
lectura apuesta por la formación de un lector-actor que no se instale en una
posición ingenua, que sea capaz de dejarse desafiar por el texto –y
desafiarlo–, que no deje nada –o casi nada– librado al azar, un lector capaz de
desentrañar los juegos del lenguaje que la obra literaria propone y capaz de
encontrar los distintos hilos de significación que se entretejen en un texto.
Para pasar entonces de un lector-espectador a un
lector-actor, la escuela debe habilitar y garantizar la experiencia de la
lectura para que el alumno se instale en la posición de lector como constructor
de sentido. Para ello, la institución escolar debe constituirse como el
principal y fundacional acceso a las herramientas necesarias para que los
alumnos desarrollen las competencias que les garanticen el acceso a la
literatura como bien cultural desde la primera infancia.
Lic. Estela Quiroga
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