La
hoja en blanco y la consigna que no ayuda ha sido siempre un clásico.
Apropiarse de la escritura nunca fue una tarea sencilla. No es fácil hacerlo y
tampoco es fácil enseñarlo. Saber
escribir es poseer estrategias de producción, ahora bien ¿cuáles son las
estrategias de producción de un escritor experimentado? ¿Acaso todavía hay
quienes creen que escribir es un rapto de inspiración?
Seguramente lo que más nos preocupa es saber, ¿cómo
trabajar la escritura en segundo ciclo?
Lo más importante es tener claro que a un niño del
Segundo Ciclo de la escuela primaria no le podemos dar consignas tales como:
“Reunidos en grupo escriban un cuento de ciencia ficción” porque una consigna
tan amplia los está dejando a la deriva. La escritura se construye, es un proceso y
como profesionales de la educación tenemos que acompañar a los niños en ese
camino. Todos sabemos que cuando uno está
aprendiendo algo tiene que practicar. Esto significa que cada semana
estos niños tienen que expresarse por escrito, aunque suene a Perogrullada, se
aprende a escribir, escribiendo.
¿Cómo voy a
poder corregir veinticinco o treinta trabajos cada semana? En principio tenemos que apuntar a escrituras
acotadas, breves y a un problema a la vez. Esto sirve para focalizar nuestra
corrección. Una estrategia es trabajar la escritura colectiva, vale decir
llevar adelante una práctica que se
considera muy poco en segundo ciclo, nos referimos al dictado al maestro. Los docentes les
proponemos por ejemplo describir a un personaje que no está descripto en el
texto narrativo que estamos leyendo, y vamos a tener que ir armando, con la
colaboración de la clase un esquema. Por ejemplo
Docente: - “Para organizar la descripción vamos a
ver por dónde empezar. Que prefieren arrancar por su aspecto físico o por sus
emociones?”
Niños: “Por el aspecto físico”
Docente: “¿Están todos de acuerdo? Pero el aspecto
físico implica muchas cosas. Por ejemplo los ojos, la mirada el pelo, cómo se
viste… “
En el registro que transcribimos vemos cómo la
docente interviene y va guiando a los niños. Una vez que entre todos arman el
plan de cómo organizar la descripción, la idea es que entre todos le dicten a
la maestra. De ese modo lograremos la
participación, incitaremos a la toma de decisiones y los niños van a
tener un modelo de descripción. Tal vez
lo ideal es escribir en un papel afiche para que quede en el aula y sea una
guía para el momento en el que tengan que hacer una descripción individual.
Desde luego no es lo mismo corregir una descripción que tener que corregir un
cuento completo con tantos errores que es difícil ver por dónde empezar y uno termina corrigiendo solo la ortografía. La escritura individual debe ser siempre acotada,
la idea es escribir a partir de las lecturas, re escribir
partes de una lectura, trabajar el diálogo, y dentro del diálogo los signos de
puntuación.
También resulta muy importante tener en cuenta
quien será el receptor de esos trabajos de escritura, ¿para quién escribo? ¿A
dónde voy a publicar lo que escribo? ¿Cómo “pulir” la escritura?.
Hay errores de escritura que se convierten en un
común denominador en el grupo, por ejemplo el uso inadecuado de los tiempos
verbales, la repetición de palabras, el mal uso de los conectores, dificultades
con la concordancia, problemas con el uso de los pronombres, severas dificultades con la ortografía… Demasiadas cosas para verlas todas
juntas por eso como docentes debemos planificar nuestra tarea. Hacer secuencias
de escritura bien específicas y resolver de un problema por vez.
El gran escritor José Saramago, al aceptar el premio Nobel de literatura
nos recuerda que el escritor de una historia
no crea nada: los verdaderos creadores son los personajes que en ella aparecen.
Por eso mismo, hay que desmitificar la tarea del escritor y, contra el cliché
romántico, defender que la escritura es, sobre todo, una tarea que se hace de
día; se escribe jugando como los niños, “sin angustia, sin terror, sin
vértigo”. Daniel Cassany, uno de los especialistas en escritura más citados
entre los académicos que publican en español, coincide plenamente en esto y
aborda la escritura desde la claridad,
precisión
y exactitud de la razón, y no desde la inquieta pero anárquica emoción.
Los
escritores profesionales suelen comentar que no escriben de la nada, que
siempre se ayudan a través de ciertas “herramientas” tal vez bancos de palabras
o frases, fragmentos de otros textos, de modo que deberíamos usar esas
estrategias con nuestros alumnos.
Una distribución semanal fija del trabajo de
escritura suele favorecer la progresiva
autonomía de los chicos respecto de la tarea: si la lectura de una novela o un
cuento se prevé para un determinado día de la semana, digamos todos los lunes y
se anticipa que otro día se dedicará a la lectura informativa
o las
situaciones de escritura relacionadas con lo que se está leyendo organizaremos
sin dificultades nuestras clases y nuestros alumnos estarán a la espera de las actividades,
de eso se trata armar una secuencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario