Quiero
compartir con ustedes el secreto que me ha llevado a alcanzar todas mis metas:
mi fuerza reside únicamente en mi tenacidad.
— Louis
Pasteur.
"No hay palabra más bella, más mágica, más política,
más apasionante que la palabra enseñar"
“Se trata de abandonar al docente amateur y posicionarse en el lugar de
un profesional de la educación reflexivo y crítico”. (Davini, 2010).
En efecto, la palabra enseñar implica una
intencionalidad deliberada, eso significa que no puede quedar nada librado a la
mera improvisación. No podemos perder de vista que la didáctica es una
disciplina y que como tal exige el diseño de nuestras prácticas. Un docente es
un profesional, por lo tanto deberá
focalizar el objeto de estudio, precisar el enfoque y a partir de allí va
a poder construir sus estrategias, tomar decisiones acordes con el grupo de
estudiantes. Todo este accionar me pone frente a un modelo de enseñanza.
Posicionarme desde la reflexión que va a evitar caer en propuestas
contradictorias...
El docente concebido como un
profesional de la educación reflexivo y crítico debe poder dar respuesta a
varios interrogantes: ¿Su propuesta de enseñanza reconoce fundamentos teóricos
explícitos y actualizados? ¿Es reproducción de las costumbres de la escuela?
¿Es fruto de la improvisación? ¿Es adecuada para el grupo escolar? ¿Cómo lo
sabe? ¿Tiene en cuenta las dificultades que presentan los niños frente al
aprendizaje? ¿Las tiene en cuenta para discriminar buenos y malos desempeños o
para proponer formas diversificadas de intervención docente? ¿Propone
actividades que permitan a todos los niños apropiarse del contenido? ¿Valora
las tareas que facilitan la construcción del conocimiento en el grupo?
¿Recupera los aprendizajes con la intención de que los niños reflexionen sobre
la tarea realizada?
Muchas más preguntas aquejan al docente cuando piensa su
propuesta en la soledad de su tarea, es por eso que cuanto más se sabe sobre
cómo encararlas, menos errático será el resultado. Observamos que la mayor
parte de estas preguntas se vinculan con la reflexión didáctica y metodológica.
Este es un tema importante para reflexionar: es evidente que algunas
posturas en educación sostienen que ordenar y sistematizar la tarea en la
escuela puede ser causa de aprendizajes rígidos que atentan contra el
pensamiento divergente.
¿Qué significa un MODELO DIDÁCTICO?
Todo modelo responde a un marco teórico. Por ejemplo, no
es lo mismo el modelo ptolomeico del universo que el modelo copernicano, porque
el marco teórico del modelo ptolomeico era la teoría geocéntrica y, en cambio
el marco teórico del modelo copernicano era la teoría heliocéntrica. Los
distintos modelos pueden hacer uso de los mismos elementos o partes
constitutivas, pero al no compartir las mismas líneas teóricas el sistema o
modelo resultante no es el mismo. Para seguir con el ejemplo: en ambos modelos,
el ptolomeico y el copernicano, aparecen los mismos elementos, el sol, la
tierra las elipses (los recorridos) y los demás planetas; sin embargo, en
función de sus respectivos y diferentes marcos teóricos, los sistemas
resultantes y sus relaciones son diferentes. ¿Qué sucedió entre un modelo y
otro? Cambió el modo de concebir y abordar el universo. En el modelo ptolomeico
el universo es fijo, cerrado, finito y estático y se lo aborda por la
contemplación; en el modelo copernicano el universo se mueve, es abierto,
infinito y dinámico y se lo conoce a través de la observación rigurosa de la
que se derivan leyes científicas.
En el campo de la educación también nos referimos a estas características
cuando hablamos de Modelo Didáctico. Todo modelo didáctico responde a un
marco teórico. Su diseño permite describir, explicar y anticipar cómo se
puede encarar la enseñanza para que se produzca el aprendizaje. Basado en un
modelo el docente puede reconocer qué contenidos teóricos va a seleccionar para
fundamentar su proyecto de enseñanza, qué elementos son esenciales y cuáles no,
cómo va a diseñar su propuesta, cómo va a implementar y fundamentar sus
intervenciones en el aula.
Sin embargo, también es cierto que los modelos didácticos organizan los
mismos elementos pero no necesariamente comparten las mismas líneas
teóricas. Entonces podemos concluir que como no todos los
marcos teóricos son iguales tampoco lo son los modelos didácticos que ellos
iluminan.
Muchas veces se observa en las aulas de una misma institución y aun en
una misma aula, la presencia simultánea de propuestas de enseñanza dispares,
con intenciones educativas no sólo diferentes sino erráticas y contradictorias,
que necesariamente afectan los procesos de aprendizaje y pueden ser la fuente
de dificultades diversas. Se puede afirmar, sin duda, que se trata de la
coexistencia de modelos didácticos que no comparten las mismas líneas teóricas.
Estas situaciones son las que permiten visualizar las debilidades de la
formación profesional de los docentes, que no les permite identificar las
incoherencias manifiestas en sus propuestas de enseñanza. A la vez, se debe reconocer
que en estos casos también se carece de un proyecto educativo institucional. Si
lo hubiera, los consensos entre cátedras y grados serían posibles y los
proyectos áulicos tendrían concepciones didácticas compartidas, cualesquiera
fueran las especialidades que se enseñen. La imposibilidad de discutir
líneas teóricas impacta en la imposibilidad de articular entre los distintos
espacios curriculares y explica las dificultades que se observan a la hora de
planificar la enseñanza.
La escuela es el ámbito específico en el que tiene lugar el acto
educativo intencional y deliberado entre los sujetos adultos responsables
que enseñan y los grupos de alumnos que aprenden. Es allí
donde cada docente profesional pone en juego la coherencia entre las líneas
teóricas provenientes de las ciencias de referencia y el modelo didáctico que
asume.
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