Empiezan las clases y
los docentes empezamos a planificar… ¿Qué es esto de planificar? ¿Para qué,
para quién planifico realmente?
«¡Qué lindo sería ser docente si no tuviéramos que
planificar!». ¿Cuántas veces pensamos o escuchamos algo parecido en
conversaciones con colegas? La idea, bastante instalada, hace, por ejemplo, que
los editores de libros escolares ofrezcan materiales para los docentes a los
que, sostienen, «no puede faltarles la planificación, porque los docentes la
piden». Además de ser un requerimiento administrativo, ¿por qué la
planificación es una necesidad de la práctica educativa?
Planificar no puede ser una práctica mecánica y no tiene
ningún sentido usar la planificación de un manual. Como profesional de la
educación, debo construir y tomar decisiones que incluyen conocer el grupo, por
eso se hace generalmente una evaluación diagnóstica, con el objeto de saber de
dónde voy a partir.. de otro modo todo es un “Como si..” ¿Para qué tomar un
diagnóstico si no lo voy a usar? ¿Para qué planificar si luego me va a resultar
un estorbo?
La especialista Ruth Harf, en su conferencia «Poniendo la planificación
sobre el tapete», sostiene que es innegable que planificar forma parte
de las actividades cotidianas de educadores y de la institución escolar en su
totalidad pero que, frecuentemente, es vivido como algo temido y percibido como
una «carga pública», en lugar de ser algo buscado y necesario.
¿Para qué poner por
escrito la planificación si, de todos modos, el docente planifica
«mentalmente»? Los especialistas coinciden en que, cualquiera sea el
formato que se adopte, la planificación escrita permite, entre otras ventajas, organizar el pensamiento de modo
coherente y consistente, y respondiendo a una lógica sintáctica
y semántica. Al ofrecer una anticipación sistemática, permite reducir la
incertidumbre. Todo lo que se planifica, en definitiva, deja «energía libre» para atender las
contingencias e imprevistos que pueden presentarse en el
proceso de enseñanza aprendizaje.Por otra parte, actúa como memoria del pensamiento y permite una comunicación duradera, facilita la confrontación y contrastación con otras producciones, propias y ajenas, anteriores y actuales. Y, también, la reflexión acerca de los procesos de decisión sobre el quehacer docente, además de que estimula la posibilidad de compartir lo proyectado.
La coherencia entre los diversos componentes didácticos —su selección, gradualidad, complejización y articulación— se ven favorecidas por el ejercicio escrito de la planificación. Pero, sobre todo, permite la búsqueda de una relación armónica entre la planificación áulica, la planificación institucional, y por lo tanto, apunta a responder a los lineamientos del Diseño curricular vigente.
Maestros de
segundo ciclo:
¿Qué se enseña
en Prácticas del Lenguaje y para qué? ¿Cuál es la mejor manera de organizarse
en el aula?
Uno
de los propósitos fundamentales es
formar a todos los ciudadanos como sujetos de las prácticas sociales del
lenguaje. En este propósito, el segundo ciclo tiene un papel decisivo. El
desafío es cómo generar condiciones y promover situaciones, a la vez sostenidas
y variadas, para que los alumnos, que ya están alfabetizados, avancen como
lectores, escritores y hablantes. Esto supone mantener la continuidad de las
prácticas de lectura, escritura y oralidad que se iniciaron el Primer Ciclo,
pero además garantizar la progresión
en la enseñanza de dichas prácticas.
Para
lograrlo tenemos que promover situaciones de lectura progresiva y de escritura
que se relacione con esas situaciones de lectura que también hemos diseñado y
estamos trabajando. Otra cosa que no debemos olvidar es la oralidad secundaria,
vale decir crear situaciones en las cuales los chicos puedan desarrollar sus
competencias orales.
Enseñar Prácticas del Lenguaje
implica más que enseñar lengua,
implica entender que el aprendizaje del lenguaje tiene sentido en la medida en
que esté incluido en el proceso de apropiación de esas prácticas.
Los contenidos a enseñar son los quehaceres de los practicantes del lenguaje: los
quehaceres del hablante, del oyente y del escritor que están involucrados en
las prácticas. Es importante trabajar la reflexión sobre el lenguaje y también
las Prácticas del Lenguaje en contextos de estudio. Ahora bien si queremos
poner en práctica esos quehaceres la escuela deberá definirse como un ámbito plurilingüe, legitimando la coexistencia de diversas variedades
lingüísticas, poniendo de manifiesto el respeto por todas ellas. Otra cuestión
fundamental es hacer de cada aula una colectividad
de lectores y escritores. No olvidarse de ofrecer
a los alumnos oportunidades de participar en una diversidad de situaciones
comunicativas.
No perder nunca la oportunidad de involucrar
a los alumnos en una amplia gama de
situaciones de lectura y escritura.
Es importante armar un corpus
(conjunto de lecturas literarias ) adecuadas a cada grupo y desde luego crear
condiciones que favorezcan la construcción
de una posición reflexiva en relación
con las prácticas del lenguaje.
¿De qué manera puedo organizarme para trabajar?
Siempre tenemos que considerar
actividades de rutina o permanentes que son aquellas que se reiteran
sistemáticamente, esas actividades que se hacen una vez por semana o cada
quince días y que ofrecen la oportunidad de retomarse en el tiempo. Ejemplos:
lectura de noticias sobre un tema en particular; círculo de lectores. Por otra
parte tenemos que considerar las actividades ocasionales que surgen de
intereses de los alumnos y de otras contingencias de la vida escolar y social.
Ejemplos: escribir una carta a un diario por un tema que les preocupa. Ahora
bien tenemos que considerar el trabajo a través de proyectos que
suelen ser muy interesantes porque ofrecen contextos en los cuales las
actividades cobran sentido. Sus diversos aspectos se articulan al orientarse
hacia el logro de un propósito, con un producto final. Permiten una organización
flexible del tiempo, según el objetivo que se persigue. Un proyecto puede
ocupar sólo unos días o desarrollarse a lo largo de varios meses (proyectos a
corto/largo plazo). Ejemplos: Antología de cuentos fantásticos; enciclopedia de
criaturas mitológicas.
Otra forma de organizar nuestro trabajo en el
aula es a través de las secuencias de actividades: a diferencia de los proyectos que
se orientan hacia la elaboración de un producto tangible, las secuencias
incluyen situaciones de lectura y escritura cuyo único propósito explícito,
compartido con los niños, es leer y escribir. Contribuyen a cumplir varios
propósitos didácticos: comunicar el placer de leer simplemente para conocer
otros mundos posibles; desarrollar las posibilidades de los alumnos de apreciarla
calidad literaria; generar comportamientos lectores como el seguimiento de
determinado género, tema o autor, estudiar o investigar sobre un tema de otra
área. Como los proyectos, Incluyen actividades colectivas, grupales e
individuales
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