"El primer
día del siglo XXI muchos chicos despertarán tan analfabetos o semianalfabetos
como se acostaron la noche anterior. Viviendo en casas sin servicios básicos,
amenazados por enfermedades contra las que no tendrán defensas adecuadas,
masticando con dientes cariados comidas insuficientes y yendo a trabajar como
pequeños adultos. Estos chicos estarán en aquel simbólico día, más próximos a
la Edad Media que al tercer milenio."
Marina Colasanti
Acceder a la
cultura escrita es clave en los procesos de socialización e inclusión social. Formar
a nuestros alumnos en la cultura escrita implica trabajar para que lleguen a
constituirse en sujetos de derechos, críticos y creativos, capaces de utilizar el
lenguaje oral y escrito para desarrollar sus proyectos personales y alcanzar sus sueños.
Nadie puede dudar que resulte fundamental que nuestros
chicos valoren las posibilidades que
ofrece el lenguaje para conceptualizar la realidad; expresar las ideas, los
sentimientos; construir el conocimiento; compartir las
emociones, los puntos de vista, las opiniones; y experimentar el placer de leer
textos literarios.
¿Qué debe hacer un buen maestro en el aula entonces si
pretende comprometerse con la enseñanza de las Prácticas del Lenguaje?
Nada
más, ni nada menos que sentar las
bases para la
Formación de
lectores competentes, así como de
‘escritores’ capaces de apropiarse de un modo eficaz de la escritura, de modo
que pueda organizar sus ideas y profundizar sus conocimientos. La idea es
transformar el aula en una verdadera comunidad de lectores y escritores. Desde ya esta NO ES UNA TAREA SENCILLA porque
no significa dejar hacer, sino tener una fuerte intervención pedagógica que
implica el conocimiento tanto de los niños como de la literatura y un enfoque
comunicativo. Se necesita un maestro capaz de ofrecer múltiples y diversas
oportunidades de actuar como lectores y escritores en un ambiente de trabajo.
Para hacerlo tal vez una buena manera de organizarse desde el punto de vista
didáctico es a través de PROYECTOS[1]
que se conecten con las inquietudes de
nuestros estudiantes, por lo tanto también es muy importante conocer cuáles son
sus preferencias, sus gustos, sus inquietudes.. Nada más incómodo para un púber
o pre adolescente que venir con eso de LECTURAS OBLIGATORIAS.
Podemos
proponer un proyecto, de frecuencia
semanal,
que contemple
algunas situaciones de escritura y de
lectura, el cual a la vez podrá alternarse con el resto de la planificación didáctica. Como dice un viejo
proverbio: “Cada maestro con su librito” es deseable que cada docente de
acuerdo con sus propios gustos y los de sus estudiantes arme su propio recorrido. Es fundamental
sentirse atraído y apasionado por lo que hacemos porque de otro modo será un
peso llevar adelante esta empresa. El entusiasmo es lo único que se trasmite,
que se contagia…
Como siempre decimos es importante que el
maestro lea con tal entusiasmo que los chicos terminen involucrándose en la
tarea. Ahora bien, más allá de la lectura y de la escritura no podemos dejar de
lado la oralidad. Tal vez la preparación
de una exposición oral, que será útil también para estudiar y presentar
contenidos de otras áreas.
¿Qué cosas
deberíamos tener en cuenta para armar una planificación adecuada de Prácticas
del Lenguaje?
En principio
deberíamos plantearnos una agenda de trabajos y un portafolio de producciones[2] que atraviesen de marzo a noviembre. Por otra
parte e elemental considerar ciertas tareas habituales en el aula como por ejemplo los trabajos en la
biblioteca de la institución y con la biblioteca del aula.
Paralelamente
se irán trabajando distintos proyectos y /o secuencias didácticas. Siempre tenemos
que destinar un espacio tanto a la reflexión sobre el lenguaje como a valorar
los progresos de los niños.en ese sentido es fundamental acompañar
permanentemente el proceso, tanto de la lectura, como de la escritura. Esto se
puede hacer a través de rondas de intercambios, de meriendas o desayunos
literarios, de lecturas en contextos de estudio…
Hasta nuestro próximo encuentro...
Hasta nuestro próximo encuentro...
[1] “Como es
sabido, los proyectos de lectura y escritura –ya clásicos rn la literatura didáctica se caracterizan como secuencias de
acciones organizadas hacia determinados propósitos que culminan en la
elaboración de un producto final Se
orientan a enseñar ciertos contenidos constitutivos de las prácticas sociales
de lectura y escritura, al mismo tiempo que tienden a poner en acción un
propósito comunicativo relevante desde la perspectiva actual del alumno.
Gracias a esta articulación de propósitos didácticos y comunicativos, tanto el
docente como los alumnos orientan sus acciones hacia una finalidad compartida.”
Concepto extraído de Delia Lerner, Paula
Stella y Mirta Torres. Formación docente en lectura y escritura. Recorridos
didácticos (2009: 18). Paidós.
[2] El
Portafolio es un método de enseñanza, aprendizaje y evaluación que consiste en
la aportación de producciones de diferente índole por parte del estudiante a
través de las cuáles se pueden juzgar sus capacidades en el marco de una
disciplina o materia de estudio. Estas producciones informan del proceso
personal seguido por el estudiante, permitiéndole a él y los demás ver sus
esfuerzos y logros, en relación a los objetivos de aprendizaje y criterios de
evaluación establecidos previamente. El portafolio como modelo de enseñanza -
aprendizaje, se fundamenta en la teoría de que la evaluación marca la forma
cómo un estudiante se plantea su aprendizaje. El portafolio del estudiante
responde a dos aspectos esenciales del proceso de enseñanza-aprendizaje,
implica toda una metodología de trabajo y de estrategias didácticas en la
interacción entre docente y discente; y, por otro lado, es un método de
evaluación que permite unir y coordinar un conjunto de evidencias para emitir
una valoración lo más ajustada a la realidad que es difícil de adquirir con
otros instrumentos de evaluación más tradicionales que aportan una visión más
fragmentada.
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