• Configurar la sala como un espacio donde la lectura sea
una práctica habitual. Para ello debe contar con libros, revistas, diarios,
agendas, calendarios, etc. y con lectores, el maestro u otros adultos (personal
del jardín o familiares de los niños) y todos los alumnos.
• Constituir con el grupo de alumnos una comunidad de
lectores, que recurra cotidianamente a los textos para informarse, para
entretenerse, para disfrutar de un cuento o un poema, para saber más sobre algo
que interesa al grupo, para encontrar datos o instrucciones que permitan
resolver problemas prácticos,en síntesis para poner en juego los quehaceres del
lector.
• Recuperar la lectura diaria de literatura: cuentos,
poesías (recuperar el llamado momento literario). Para participar con los niños
de esa práctica social que los aproxima al mundo maravilloso, desarrollar el
gusto lector y además posibilitar que ellos se pregunten sobre las
características de los géneros literarios.
• Propiciar la participación en la organización y el
funcionamiento de la biblioteca en la sala.
LOS
DERECHOS DEL LECTOR por Daniel Penac[i]
Un lector nunca está solo porque cada
vez que abre un libro se enciende un mundo que lo transporta a lugares
a los que nunca fue, reales o
inexistentes. Un lector en contacto con un texto es libre –aunque a veces se
aferra a personajes de los que teme
separarse, con quienes se involucra o se identifica, y a quienes no quiere
dejar cuando falta poco para que la
novela termine–. La cultura escolar ha transmitido históricamente la
concepción de un lector que debe estar
sentado en un banco y adoptar una postura rígida, inmóvil, pero en
realidad, como ser libre tiene
derechos.
• Un lector tiene derecho a decidir qué
leer, cuándo y dónde. Puede leer sentado en el pasto, tomando
sol, en su rincón preferido, en un
balcón o arriba de un árbol; a la mañana, tarde o noche… mucho o
poco tiempo.
• Un lector tiene derecho a contar lo
que quiera contar del texto, y también tiene derecho a no hacerlo.
• Un lector tiene derecho a pedir
referencias de un libro y tiene derecho a darlas.
• Un lector tiene derecho a empezar
por el final, a saltearse páginas o a empezar de nuevo.
• Un lector tiene derecho a no seguir
leyendo.
• Un lector tiene derecho a que un
texto no le guste.
• Un lector tiene derecho a reírse a
carcajadas o a llorar, mientras lee o después, al recordar.
• Un lector tiene derecho a seguir leyendo y aprender más.
• Un lector tiene derecho a no estar de acuerdo con el
texto.
• Un lector tiene derecho a leer las líneas y a leer
entre líneas.
• Y por todo lo expuesto y por muchas cosas más, un niño
tiene derecho a ser lector
El maestro, como mediador entre los niños y el texto,
debe dar muestra de su comportamiento lector, leyendo en forma frecuente
variedad de textos, comentando lo leído y compartiendo las formas de leer con
los niños, mostrándoles cómo hacen para buscar un tema en una enciclopedia o
para saber cuál es el autor de un libro. Los niños avanzarán en sus
aprendizajes si cuentan con un docente activo, es decir, con un docente que
interviene desarrollando en sus alumnos la seguridad de percibirse como
lectores.
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