Yolanda Reyes, maestra y escritora colombiana (Bucaramanga, 1959; foto gentileza Filbita 2012),
es también Licenciada en Ciencias de la Educación, con especialización
en Literatura. Es fundadora y directora de Espantapájaros Taller, un
proyecto cultural que forma lectores desde la primera infancia.
—¿Por qué es tan importante promover la lectura en niños pequeños?
—Entonces habría que empezar a leer desde que un bebé nace.
—Sí, claro. Creo que lo importante es entender que el lenguaje es parte de la concepción de la psiquis y que tiene estructuras visibles e invisibles. Todo ser humano es desde el comienzo de la vida un sujeto de lenguaje que necesita ser leído, descifrado y envuelto en una red de significaciones. El estímulo emocional y cultural que brinda el lenguaje es muy importante en los primeros años de vida. Se trata de hacer del otro un interlocutor, alguien que se construye a partir del lenguaje.
—¿Cómo se trabaja en tu escuela-taller Espantapájaros?
—El primer taller que proponemos se llama “Cuentos en pañales”. Es un espacio al que van mamás, papás o cuidadores con bebés desde que se puedan sentar, ya que proponemos el primer encuentro entre bebés, adultos y libros. Comienza con una canasta llena de libros para que cada uno tome el que más le guste. Hay niños que se sientan en las rodillas de una mamá que no es la propia, otros están fascinados porque vino un papá y esa presencia masculina los atrae, están los que miran un cuento, mientras una mamá alimenta a su bebé… todo eso ocurre. Damos un tiempo para hojear, morder, tocar los libros, y también para encontrarse, abrazarse. Luego hacemos una pequeña hora del cuento, que pueden ser canciones, cuentos corporales. Algunas veces esa historia se conecta con otras experiencias artísticas, la música siempre está, pero también podemos jugar, amasar, preparar alguna comida que tenga que ver con un libro. Al final volvemos con el préstamo de libros de la misma canasta y los bebés firman una ficha con un rayón. La idea es suscitar otra —o muchas, en realidad— relación entre padres e hijos a partir de la lectura.
Por otro lado, está la escuela inicial desde el año y medio hasta los cuatro años donde, a partir del arte y la literatura, se exploran las conexiones entre los lenguajes. Trabajamos siempre con grupos pequeños. A partir de este trabajo, hemos empezado a construir desde hace unos doce años, una propuesta de acercamiento al arte y a la literatura que ayudó a documentar esos primeros años y a pensar propuestas que sirvan también en otros escenarios más masivos, pero partiendo siempre de la idea de que la práctica pedagógica arranca de los niños, se documenta y resignifica y luego se lleva a otros lugares.
—Este primer encuentro entre bebés, adultos y libros tiene que ver con el “triángulo amoroso”. ¿Podrías explicarnos este concepto?
—Todas las experiencias de lenguaje en la primera infancia, desde las más rudimentarias hasta las más sofisticadas, implican necesariamente la presencia de un adulto. Un adulto que canta, que abraza, que lee y descifra al otro. Yo digo que la lectura en la primera infancia es un ménage à trois, no puede pensarse sin el acompañamiento de este adulto. Muchas veces, en contextos de pobreza y marginalidad son los niños quienes llevan los libros a los adultos y con esa demanda de lectura empiezan a transformar las relaciones.
El triángulo amoroso es esa línea que conecta tres vértices: de un lado, los niños; del otro, los libros; y hay otro vértice que es el mediador. Conectar no sólo significa que ese libro sea tomado por el niño, sino muchas veces tiene que ver con sembrar el deseo que por razones distintas no es evidente o no ha nacido. El papel del mediador es abrir múltiples posibilidades, en las que el libro obra como una especie de pretexto, pero también como una pantalla que refleja, ilumina y resignifica esa relación.
—En Espantapájaros hay una sección llamada “Los más mordidos”, aquellos libros que más les han gustado a los chicos y por eso han sido literalmente saboreados. ¿Cuáles son estos libros?
—El indiscutiblemente más mordido es Donde viven los monstruos (1) de Maurice Sendak, veinte años de mordiscos ininterrumpidos… Maisy (2) suele estar entre los más mordidos, como así también los libros de la colección Clave de sol, de ediciones Ekaré. Helen Oxenbury sigue siendo una campeona. Últimamente, para mi gran placer, han estado Cucú y Ernestina la gallina.
por Fabiana Margolis
5 comentarios:
Candela Raffaelli
Literatura en el Nivel Inicial, Martes.
Cuando el día de mañana logre mi propósito de ser docente, lo que mas anhelo es poder brindar conocimientos mediante la experiencia del propio alumno y el afecto. Esto es lo que me generó la lectura de éste texto de Fabiana Margolis.
Además cuando habla de un "triangulo amoroso", me resultó interesante ya que nos demuestra que la educación no es solo un vinculo de alumno-docente en situación de aula, va mas allá. Es poder incluir a las familias, los elementos, el material, dejarlos experimentar. En este caso iniciarse en la lectura a partir de lo que ellos mismos pueden hacer, ya sea morderlos, abrirlos y mirarlos, tocarlos y de a poco comenzar con la demanda de la lectura. Generar otros vinculos, un vinculo afectivo, motivador, entretenido, generando alianzas, espacios para compartir y enrriquecerse tanto unos de otros es lo que mas maravilloso me resulta.
Por último, como propia experiencia, puedo afirmar, que los niños desde muy pequeños, si están estimulados con la literatura, reconocen en un instante los libros y hasta quieren que se los vuelvan a leer una y otra vez.
Karen Ziegler - Literatura en el Nivel Inicial, Martes, turno mañana
Estoy totalmente de acuerdo con Candela en cuanto al tema de la inclusión de diversos elementos a la vida del aula, y también quería remarcar la importancia de tener siempre presente los factores de amor, cariño y afecto, ya que lo que buscamos es acercar a los niños al mundo de la lectura, de los símbolos y significados. A mostrarles lo maravilloso que puede ser la lectura que nos puede transportar a otros mundos mágicos, que nos puede emocionar y hacer volar la imaginación.
Sin duda lo que más me intereso de la lectura fue el “Triangulo amoroso”. Me resulta de suma importancia la participación de un mediador entre los libros y los niños; y que a su vez ese mediador permita abrir nuevos mundos en donde los pequeños puedan ver reflejado la magia de la lectura, lo cual no es poca cosa.
A su vez me gusta la forma con la que trabaja Fabiana Margolis en su jardín. El poder crear un espacio en donde los niños tomen contacto con los libros y puedan inspeccionarlos, ya sea mordiéndolos, tocándolos, o abrazándolos, junto con sus mediadores (padres, madres, docentes) me resulta muy interesante; al igual que la idea de que los niños, a pesar de su corta de edad, se les dé la oportunidad de ser ellos quienes fichen los libros con un rayón. Considero que de esta forma se les está dando la importancia que se merecen, se le está permitiendo convertirse en pequeños socios de una gran comunidad: la comunidad de lectores.
El formar ese “Triangulo amoroso” en donde un mediador a través de afecto ayuda a los niños a relacionarse con los libros es algo fantástico, porque ese mediador no solo incluye a la escuela, al docente, puede ser una padre, una madre, una abuela, un abuelo y porque no un tío o una tía. Porque al fin y á cabo la función de este es ayudar a los niños a introducirse a nuevos mundos en donde su imaginación y creatividad pueda fluir libremente.
Por este motivo me resulta interesante el taller propuesto por Yolanda Reyes; en donde se les brinda un espacio a los niños, desde la más temprana edad, para que puedan comenzar a entrar en contacto con los libros, ya sea mordiéndolos, hojeándolos, tocándolos. El darles la posibilidad de que sean ellos quienes fichen con un rallón el libro utilizado, es darles importancia y a su vez es empezar a integrarlos poco a poco en el mundo de la literatura que está íntimamente acompañado de una comunidad: de la comunidad de lectores; que por supuesto no es poca cosa.
Agustina Regini
Literatura Infantil en el nivel inicial (Martes) Turno Mañana
Primeramente quiero mencionar cuán atractivo e interesante me pareció el artículo de Fabiana Margolis, involucra diversos aspectos que son imprescindibles, tales como el amor, los vínculos, la incorporación a este nuevo mundo tan maravilloso y la importancia y responsabilidad de los mediadores.
Yo, como mediadora, ahora desde un roll de familia y en un futuro también desde el roll de docente, priorizo la construcción de lazos que desemboquen en momentos placenteros. Tales como lo es una lectura, o un acercamiento a ella.
Además me parece muy valiosa esta experiencia que se le brinda a los niños en el taller “Cuentos en pañales” ya que permite que los niños se encuentren con los relatos y a su vez que cada uno cree un modo de relacionarse con ellos. El modo que consideren más oportuno o simplemente el modo que son capaces, en ese momento de su vida, de generar.
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