lunes, 3 de septiembre de 2018

Pasión por la literatura, y su didáctica Por Estela Quiroga


Lo primero que tenemos que tener para poder enseñar algo, lo que fuera, es una enorme pasión, un entusiasmo que contagie, una energía que se pueda percibir.
Somos  docentes, por lo tanto,  todos sabemos que los conocimientos no se trasmiten, ni los niños, ni los púberes, ni los adolescentes, ni siquiera los adultos  aprendemos por osmosis, los conocimientos no ingresan porque sí, hay un largo proceso de  construcción hacia la apropiación de los mismos. Para poder aprender es necesaria la disponibilidad y la empatía pero para alcanzarlas, una de las cosas que sí se trasmite y se contagia es la energía que brota del amor hacia lo que estamos haciendo.
Por lo tanto hoy vamos a poner toda nuestra energía para poder enamorarnos, enamorarnos de la literatura.
Aquí la pregunta de rigor es ¿qué es lo primero que mueve al amor?
Conocer, conocer a ese otro y cuanto más lo conozco y más me atrae más enamorada estoy. . Seguramente hoy aquí habrá quienes son grandes lectores y desde ya están con una enorme disponibilidad y quienes todavía no encontraron ese libro   – que les aseguro que existe – que les modificó la vida. Un lector no nace, se construye., como casi todo en este mundo. Lo cierto es que todos, absolutamente todos estamos atravesados por la literatura. Lo estamos desde el vientre de nuestra madre. La palabra nos envuelve desde el cuarto mes de nuestra gestación, porque escuchamos la voz de nuestros progenitores y crecemos con ese susurro. Las palabras contienen una fuerte carga emocional, ellas serán el cordón que unirán al recién nacido  al mundo, el ritmo de las palabras, ese ritmo atávico del corazón, esa percusión que quedará para siempre grabada en nuestra memoria, las palabras son música, son cadencia, sonido envolvente, que nos acaricia en una canción  de cuna, la palabra nos construye, la palabra nos atraviesa: la literatura está construida  a través de la palabra.
Al iniciar esta charla hablamos de Pasión, o sea  de ese sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón, como el amor, hablamos de literatura y de su materia prima: la palabr. Nos queda entonces definir didáctica.
Pues bien, digamos que etimológicamente el término didáctica proviene del griego didastékene que significa:didas-enseñar y tékene-arte, entonces podríamos definirla como el arte de enseñar.
·        ¿Qué se enseña?
·        ¿Cómo se enseña?
·        ¿Todo es enseñable...?
Estas son preguntas previas importantes a la hora de abordar el tema  que nos ocupa. ¿Se puede enseñar a tener pasión por la lectura? ¿Es eso realmente “enseñable”?
Muchos autores dicen que esto es imposible, e incluso cuestionan la didáctica de la literatura.  Otros en cambio pensamos lo contrario. Entre ellos  Graciela Montes, quien en un documento muy interesante “La gran ocasión “nos habla de cómo se construye un lector.
Pienso que como docentes deberíamos definir a la didáctica como una verdadera  “teoría de la intervención”, y esto abarca desde el Jardín maternal hasta la Universidad. Porque un buen docente presenta el material, y abre posibilidades frente a las cuales deberá intervenir para enriquecer. Claro que para poder intervenir primero hay que dejar hacer. Confiar en el otro. Ese otro siempre nos va a sorprender.
En nuestro libro “Y de pronto la vida” que está dedicado específicamente al Jardín maternal hablamos largamente de este tema. Cuando las  familias llevan a sus niños  al maternal,  esperan – por sobre todas las cosas -  mientras ellos no tienen otro remedio que trabajar que los docentes sean capaces de ayudar a esos pequeños a crecer y eso no se hace a partir de todo tipo de estímulos sino de la entrega y disponibilidad para acompañar e intervenir en el momento oportuno. Esos padres están dejando a su más preciado bien en manos de ustedes y esperan que ustedes los acompañen, que no es poco.  Pero esto no sucede sólo en el jardín maternal, todos necesitamos crecer, esa es la base del ser humano, crecemos  en tanto y en cuanto nos reflejamos en el  otro.
Desde que nacemos la palabra es un sostén. Desde muy pequeños nos gusta escuchar historias. Mirar imágenes que nos relaten una historia, sorprendernos, identificarnos. Hacernos cada vez más sensibles, cada vez más humanos y el arte en general nos ayuda, gracias a su carácter polisémico a construir nuestra subjetividad. La literatura es arte.
En este punto vamos a partir de un  verso del poema ‘La  palabra que sana’ de Alejandra Pizarnik
‘La palabra dice lo que dice y además más, y otra cosa’
En efecto, la palabra tiene tres grados de significación, y en ellos debemos hurgar para ir más allá, para comprender ciertos discursos. Nos acercaremos de a poco.
La palabra: ‘dice lo que dice’ es indudablemente aquello que sabemos de la palabra, es como la entendemos corrientemente, aquello, que en todo caso, podríamos verificar en el diccionario.
‘Y además más’, es lo que resignifica para cada uno, lo que llevamos en el interior, de todas nuestras experiencias vivenciales con esa palabra, lo que nos dejó nuestro medio social en ella: la familia, la escuela, el barrio, la literatura, el cine, la televisión.
Y tenemos que tener cuidado porque en algunos discursos, por ejemplo en el discurso político, en la oratoria seudoreligiosa, en el texto periodístico sensacionalista, la palabra dice lo que dice y además más, y en ese plus, previamente estudiado e intencionalmente dirigido,  se condiciona – de algún modo -  nuestro libre albedrío, o sea, por dar un ejemplo,  cuando entramos al supermercado y nos detenemos frente a una góndola y alargamos la mano hacia esa bebida refrescante, hay alguien que nos la acerca del otro lado, pero nosotros no lo vemos.
Paradójicamente, pero en el extremo opuesto, en ese ‘además más’ también se pone en juego el arte, allí trabaja el artista y en especial el escritor, allí se juega la discutida y difusa línea que separa el arte del no-arte, que separa la palabra poética de la palabra comunicativa.
En ese ‘más‘ resonando en la parte más íntima de nuestro ser, en ese golpe de timbal que vibra hacia dentro, que sacude por unos instantes el alma, sentimos una emoción inesperada o se despiertan ciertas sensaciones dormidas hace tiempo, la palabra poéica, la literatura es liberadora.
La palabra poética, y tal vez sólo ella, dice otra cosa, esa otra cosa que nunca dirán los otros discursos, y donde se oculta la sustancia íntima y la primigenia razón de ser del arte.

Por esa otra cosa desconocida de la palabra, nosotros dejamos de ser lo que somos rutinariamente, o dicho de otra forma, descubrimos los otros ‘yo’ que habitan nuestro ‘yo cotidiano’, o vemos al mundo, nuestro subjetivo fragmento del mundo, distinto y diverso, al menos por un instante, —el instante poético— que tiene, como todos sabemos, una duración inmedible en tiempo real.
Por esto es, que esa otra cosa imposible de definir, escurridiza como un pez dorado en el mar infinito, esa sensación inefable, hace de la POESíA la más provocativa, la más subversiva y profunda de las artes del hombre.
Hay muchísimos casos de niños lectores compulsivos, quienes después se transformaron en importantes escritores que lograron superar la vulnerabilidad de su mundo gracias a la literatura.
Tal vez se estén preguntando ¿Qué recomendaría a los docentes que quieren fomentar la lectura de sus alumnos?
Crear un entorno poblado de obras, tanto físicamente, como en lecturas en voz alta por parte del docente de manera frecuente.
Otorgar tiempo de lectura autónoma en el aula.
 Generar  tiempo de discusión de libros en el aula.
 Conocer muy bien los libros que se van a recomendar a los niños.
Asociar la lectura a actividades creativas, muy diversificadas y con sentido.
Llevar a cabo actividades que refuercen la autoimagen como lectores, como por ejemplo juegos de evocación de los libros leídos; enlazar la lectura en el aula con la lectura social, acudiendo a bibliotecas, actuaciones teatrales, etcétera; así como asociar a las familias en el esfuerzo por hacer evidente que la lectura ocupa un lugar imprescindible en el mundo. Hay una enorme diferencia entre una persona lectora y ora que no lo es. La primera tiene un profundo sentido crítico. 

Es muy importante saber que no se puede considerar la educación literaria como un lujo prescindible ante la urgencia de dotar de competencias útiles para moverse de forma práctica en el mundo actual. Decididamente no podemos  centrar la educación en una  perspectiva utilitarista.

La literatura resulta el mejor instrumento que poseemos para adquirir muchas competencias. Para dominar el lenguaje y la lectura, para advertir cómo el lenguaje busca efectos en el receptor o cómo nos endosa implícitos que nos permiten valorar el lenguaje publicitario, político, financiero, etc. Pero también porque el imaginario literario nos educa sentimentalmente. Su potencia es tan enorme que todas las colectividades humanas la han utilizado siempre en todas las culturas.

Ahora ¡Cuidado! Si la literatura se reduce a un conocimiento histórico de obras y autores, a leer y escribir sin propósito ni exigencia, el resultado de sus beneficios no se logra. 
La literatura es arte, el arte es irreverente.



No hay comentarios:

Datos personales

Mi foto
Licenciada y profesora en Letras Modernas, egresada de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA.ESPECIALISTA EN LITERATURA ARGENTINA. Especialista en Investigación Educativa. (ISP Joaquín V. González) Especialista en Litertura Infantil y Juvenil (CEPA) Actualemnte se encuentra cursando la Maestría en Análisis del Discurso (UBA) Publicó numerosos artículos y ensayos para diferentes sellos editoriales (Cántaro, Puerto de Palos, Paidos, revistas del ISPEI Sara Eccleston) En el 2012 su blog Entre el mouse y la tiza recibió el PRIMER PREMIO A LOS BLOGS EDUCATIVOS otorgado por la UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES (UBA) A raíz de ese premio fue convocada por distintos medios periodísticos. Durante 2013 el mismo blog resltó ser finalista de dicho concurso. En estos momentos se encuentra abocada a la investigación y la escritura de un ensayo en colaboración con la Lic. Cristina Olliana. Acaba de publicar Y DE PRONTO LA VIDA un ensayo destinada a la Crianza, la literatura y el Juego.

Seguidores