Una
característica esencial que diferencia al texto argumentativo de otros tipos de
textos es la presencia clara del emisor
y el destinatario. A quienes también
podríamos llamar ARGUMENTADOR (E) y ARGUMENTATARIO
(D)
El emisor se
manifiesta, por ejemplo, en el frecuente uso de la primera persona. El destinatario se descubre en fórmulas que el
emisor incluye para dirigirse a él y a veces pedirle su adhesión a la tesis que
defiende. A este elemento caracterizador hay que sumar el modo en que los
textos argumentativos se organizan.
La estructura del texto argumentativo ha sido
ampliamente estudiada desde la retórica clásica, disciplina que tenía como
principal objetivo establecer los principios del arte de persuadir. Según la concepción aceptada por la mayoría de los
autores antiguos y medievales, este tipo de texto se articula en cuatro partes:
1. Presentación
o introducción.
Constituye el comienzo del discurso y su finalidad es presentar el tema
sobre el que se va a
argumentar. El argumentador intenta ya en ese momento captar la atención del
destinatario y despertar en
él una actitud favorable.
2.
Exposición
de los hechos. Tiene como objeto enumerar y explicar los hechos que se
consideran fundamentales y presentar la tesis de manera clara y concisa.
3.
Argumentación.
Constituye la parte central del texto y contiene argumentos en que se apoya la
tesis o postura del argumentador.
4.
Conclusión. Es la parte final y contiene un
resumen de lo expuesto (la tesis y los principales argumentos). Es la última
oportunidad que tiene el argumentador para convencer al destinatario.
Argumentar es exponer el punto de vista propio
para hacer que otro lo comparta.
La argumentación
está presente en la vida diaria en muchas situaciones de comunicación, por
ejemplo cuando mi hermana me pedía prestada la ropa y yo le daba varias razones
para no hacerlo, la principal era que me dejaba la ropa sucia y que me la
agrandaba…
Argumenta un
niño en el Jardín de Infantes cuando la maestra le pide explicaciones de por
qué le pegó a su compañerito. Digamos que siempre que alguien intenta justificar un pensamiento o un
comportamiento, influir en la actuación ajena, o cualquier otra cosa que se les
ocurra…
Ahora los invito a leer un cuento de Gustavo Roldán publicado por Colihue en el libro EL MONTE ES UNA FIESTA
Si analizamos este simpático cuento vamos a descubrir cómo todos los elementos del discurso argumentativo aparecen uno a uno...¿Se animan?
En primer lugar vamos a decir que cualquier
conducta argumentativa se caracteriza por dos rasgos: su carácter dialógico y
su carácter lógico .
En este caso la Urraca y la lechuza entablan un diálogo. Los participantes de este diálogo asumen roles específicos: La lechuza es el argumentador y la urraca el argumentatario.
El problema aquí es que NADIE sabe a ciencia cierta cómo es un elefante. Todos sabemos que la lechuza iene fama de ser la "sabia" de la fauna por lo tanto tiene cierta autoridad, lo cual de por sí la favorece. Como buena argumentadora calcula las reacciones de la urraca. Además descalifica a otros que opinan acerca de cómo es un elefante. La lechuza habla de la importancia de saber RA -ZO- NAR
Dentro de los recursos que utiliza para sostener sus argumentos tenemos la ENUMERACIÓN. 1. Vive en África, 2. Se usa como animal de transporte...
GENERALIZA "Yo sé muchas cosas" Por otra parte aquí también se pone en un lugar de poder.
EJEMPLIFICA "y corre de manera poco elegante"
EXPLICA "el elefante es el enemigo del tigre"
HACE CONCESIONES: "Bien imaginado pero muy mal razonado"
Desde luego para elaborar discursos argumentativos hay más recursos pero por el momento dejamos esta entega aquí para seguir pensando...¿Les parece?
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