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Nuestra
sociedad debe enfrentarse a un mundo cambiante marcado por los rápidos avances
tecnológicos que suponen mucho más que modificaciones en los procedimientos. Los nuevos tiempos
traen consigo daños sociales entre los que se encuentra el peligro de la mismísima
desintegración social.
Podemos transmitir a través de las redes.
todo lo que queramos, pero no
podemos cohesionar y dinamizar una comunidad sólo a través de la red.
Es
fundamental que exista un lugar en el que la gente se
encuentre y se relacione. Cada vez tenemos más noticias sobre la incomunicación
en las grandes ciudades o sobre conflictos sociales y culturales dentro de
nuestras comunidades.
El
mundo avanza en interconectividad y al mismo tiempo se producen nuevas formas
de aislamiento. Por eso apostamos a las bibliotecas. La biblioteca pública es
un lugar de encuentro.
Podemos decir que las bibliotecas representan el derecho al
conocimiento. Éste no es sólo un derecho intelectual, es también un derecho
social.
Cuando hablamos de conocimiento nos estamos refiriendo a la habilidad para
comprender mejor el mundo, saber más
sobre nuestras circunstancias particulares y saber lo que otros han hecho
cuando las circunstancias en sus vidas fueron similares.
Existen muchos
testimonios (biografías y entrevistas) que nos hablan de personas, muy prestigiosas,
escritores, investigadores, quienes, cuando eran niños o jóvenes se sintieron diferentes (por ser
tímidas, tener inclinaciones artísticas, ser muy estudiosas, o simplemente por sentirse
superadas por los esplendores y miserias de la vida. Estas personas encontraron en la biblioteca de su
barrio o pueblo un lugar de refugio y consuelo. Los libros y recursos que
ofrecen las Bibliotecas Públicas pueden aminorar el sentimiento de soledad, dar
valor a la diferencia y hacer que la vida sea digna de ser vivida.
Sirva como ejemplo nuestro Roberto Arlt con una historia de abandono y desolación, que nos
cuenta cómo se refugiaba en las historias de aventurasen la biblioteca de su
barrio o en otros tiempos y latitudes a aquel muchacho alto y desgarbado de quien
tanto se burlaban sus compañeros, nos referimos a Hans Christian Andersen, quien también se refugiaba en la biblioteca…
¿Cuántas personas gracias a las bibliotecas y los libros salieron
adelante?
Crear mundos paralelos, repletos de fantasías,
donde todo es posible, es un acto de magia que nos ayuda a sobrellevar nuestro
propio dolor… encontrar un espacio amable y confortable nos hace sentir mejores
personas, por eso un buen libro, y la sonrisa de una bibliotecaria tienen el poder de rescatarnos
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