Siempre
sostuve que de todos los grados el más complejo es primero, porque necesita los
mejores docentes, los más entregados a su tarea, los más pacientes, los más dulces,
los más comprensivos, los más dispuestos…
Preparar el
salón de primer grado implica mucho más esfuerzo ya que requiere armar un
verdadero ambiente alfabetizador, ahora bien ¿qué es un ambiente alfabetizador?
¿De qué se trata? ¿Solo de poner un abecedario y pegar palabras o va más allá?
Es
importante que en las aulas haya diversos y numerosos portadores de textos. Así
se denomina a los soportes materiales de los textos, es decir, todos aquellos
objetos que portan escrituras: libros, revistas, afiches, juegos, diarios,
envases, etc.; de todos éstos, se debe dar prioridad a los libros.
Es
indispensable contar con una biblioteca
del aula, en la que no tienen que faltar textos literarios y no
literarios ya que son irremplazables como alternativa para que los alumnos
puedan aprender a leer libros de cuentos, poesías, HISTORIETAS, o recetas de
cocina…
Asimismo, es
aconsejable contar en el aula con un abecedario
en un panel que sea bien visible. Esto contribuye a que los alumnos
sepan cuántas letras tiene nuestro alfabeto –que no son tantas como ellos a
veces imaginan cuando comienzan a explorar escrituras–, y cuál es su orden
convencional, orden a través del cual se organizan, por ejemplo, las agendas,
las guías telefónicas, los diccionarios y algunas enciclopedias.
¡¡¡Cuidado!!!
Los
abecedarios ilustrados pueden confundir a los alumnos ya que es muy difícil
ilustrar todas las letras en posición inicial con objetos que no den lugar a
ambigüedades en la interpretación.
Por ejemplo,
en muchos de ellos aparece un ñandú en la Ñ, que los alumnos identifican como
avestruz, con lo cual pueden pensar que la Ñ es la primera letra de la palabra avestruz, también aparece en la X una nena que sólo el autor del
material sabe que se llama Ximena. Por esta razón, muchos docentes han adoptado
la decisión de presentar el abecedario sin ilustrar y, además, un panel
colocado a la altura de los alumnos en el que aparecen numerosas imágenes de
objetos que no presentan ambigüedad con los nombres respectivos. Este panel
constituye una especie de banco de
datos que los alumnos consultan de manera autónoma cuando necesitan
saber qué letra les sirve para escribir determinadas palabras.
Es muy
interesante advertir los avances en sus estrategias de consulta porque, muchas
veces, las letras que buscan no están en posición inicial en la palabra y ellos
las identifican en otros lugares.
También es
importante que el docente coloque en las paredes del aula carteles con acuerdos de convivencia, cuadros con agendas de actividades
semanales –en ambos casos, elaborados en forma conjunta con los alumnos– y tarjetas
con los nombres de los alumnos,
que se usarán para pasar asistencia u otras actividades que el docente
considere pertinentes..
En segundo y
tercer año, el banco de datos que los niños utilizan en primero para identificar
letras puede ser reemplazado o acompañado por paneles que contengan información
ortográfica (reglas o vocabulario de uso frecuente).
En cuanto a las situaciones de lectura y
escritura, convengamos que la
sola
presencia en el aula del material mencionado no basta. Es fundamental
utilizarlo para realizar actividades de lectura y escritura que no estén
alejadas de las características de estas prácticas fuera de la escuela: leer
para entretenerse, disfrutar, aprender, informarse; escribir para comunicar
algo, guardar memoria, dar instrucciones, crear textos de ficción, jugar…
El docente
debe tener en cuenta que no se aprende a leer de una vez y para siempre, que el
proceso en el que se forma un lector continúa a lo largo de toda la vida, que
un poema y un texto de estudio se leen de diferentes maneras: en el primer caso
disfrutarán con las imágenes que el poema sugiere, socializarán las diversas interpretaciones,
se detendrán para degustar la sonoridad de las palabras. En el caso de un texto
de estudio realizarán más de una lectura, a fin de seleccionar lo importante,
dejar de lado lo accesorio y comprender las relaciones entre todas sus partes
esenciales.
En cuanto a
la escritura, tampoco se escribe siempre del mismo modo; es bien diferente anotar
algo para no olvidarlo que escribir una carta. Es importante que, en el ámbito
escolar, los alumnos tengan frecuentes oportunidades de escribir para jugar con
el lenguaje como, también, otras en las que, por ejemplo, deban transmitir una
información, realizar una invitación, etc.
TODOS los proyectos de producción de textos DEBEN
REALIZARSE dentro de una situación
comunicativa definida, con propósitos claros y destinatarios preestablecidos,
han demostrado que constituyen una alternativa de trabajo muy fructífera en el
aula.
Un maestro
de primer grado debe ser un hábil narrador y además ser capaz – en especial los
primeros días – de generar verdaderos diálogos que ayuden a conocer a los niños
entre ellos y partiendo de una actividad interesante que tiene el Jardín de Infantes
que es la famosa ronda de intercambio… claro que no es una tarea sencilla. La
práctica de la oralidad es fundamental. Recordemos que el conocimiento de la
propia lengua es intuitivo pero que necesita permanente ejercicio, entre otras
cosas los más pequeños van a tener que ir incorporando los diferentes
propósitos que tiene una situación comunicativa, eso es TODO UN APRENDIZAJE.
Será tarea de la maestra/maestro tender los puentes necesarios para incorporar
otras palabras, otrs formas de decir lo que se piensa y ese es todo un arte.
Porque en este caso el docente no es solamente alguien que se interesa por lo
que los niños dicen sino cómo lo dicen y cómo pueden mejorar lo dicho. El docente de primer grado deberá trabajar
mucho con el tema de los turnos de intercambio, ya que a esta edad muchas veces
los niños tienen dificultades para ver cuándo deben intervenir. Otro obstáculo
que deberán enfrentar son los distintos lectos o formas de decir de los
pequeños, quienes desde luego provienen de diferentes comunidades. Es
importante que el docente sea muy respetuoso porque las variedades dialectales
tienen una fuerte raíz cultural. El desarrollo de la oralidad es sin duda un
contenido FUNDAMENTAL a trabajar todos
los días.
Otra tarea
muy importante es leer a diario, mostrarse como modelo lector. Ahora bien,si los
maestros partimos de la idea que tenemos que tener un auditorio interesado ya
nos estamos limitando, los alumnos ideales no existen y muchas veces los niños
llegan sin ningún hábito de trabajo, por lo tanto tener un auditorio interesado
y atento es un punto de llegada. Tenemos
que tener en cuenta que la situación en
muchos casos es nueva para algunos:
quedarse quietos, respetar
el espacio
de lectura, mantener silencio y no interrumpir con comentarios más o menos adecuados, a medida que la
lectura transcurre es todo un logro que NO SIEMPRE ES POSIBLE….
ESPECIALMENTE
PARA LOS MÁS PEQUEÑOS NO ES NADA SENCILLO tolerar la espera para ver las imágenes, saber
cuándo participar y cómo. Las primeras veces puede no salir como el docente
desea pero eso no tiene por qué desanimarnos…La idea es no morir en el intento,
no desfallecer, hay que insistir.
Ahora bien,
cuando la lectura llega a su fin, el silencio es un buen consejero para que
cada uno “saboree ““metabolice” y disfrute del clima creado y luego será el
momento de observar si se generan comentarios espontáneos de los niños. Este es
el momento crucial , el gran momento en el que se inicia el intercambio y aquí se pone en juego la habilidad del
maestro quien deberá tomar cada comentario y trabajar de manera adecuada.. Esta
es la parte más rica de la clase porque supone un desafío para todos. Aquí el docente tiene
dos caminos, o bien, comenzar desde las
emociones, efectos, impactos que ha causado la historia, algún pasaje, diálogo
o personaje en particular. Una impresión global sobre lo leído. La otra
opción – si el silencio se vuelve incómodo – es que sostenga y profundice el
intercambio volviendo al texto y discutiendo sobre lo leído con todo el grupo
(por lo que dice, por cómo se dice). Relea en voz alta con distintos
propósitos: para hacer notar la belleza de una expresión o advertir la
intervención de un personaje o la parte más emocionante de la historia; para
precisar una interpretación que resulte dudosa o para confirmar o rectificar
apreciaciones diferentes cuando se genera una discrepancia entre los niños ;en
este punto la idea es que llame la
atención sobre algún aspecto no advertido; sin embargo en lo posible debe
evitar su propia interpretación porque de ese modo se “obtura” la
interpretación de los niños. Cuando se abren espacios de intercambios de
opinión sobre lo leído, el maestro interviene para que los niños expliciten lo
que piensan y sienten. El propósito no es evaluar la memoria ni la atención prestada
por los niños en el momento de la escucha; por esa razón, se debe evitar el interrogatorio en relación con el
avance de la acción o la descripción de aspectos irrelevantes para la comprensión
de la historia. La intención es avanzar sobre la formación de lectores que se
posicionan, progresivamente, de manera crítica frente a lo leído; elaboran
justificaciones cada vez más centradas en algún aspecto destacable del escrito;
se tornan, paulatinamente, en lectores más atentos a desentrañar los múltiples
sentidos que poseen los textos. En cuanto a la escritura es todo un capítulo
aparte que dejaremos para otra ocasión…
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