La escuela es la gran ocasión ¿quién lo duda? La
escuela puede desempeñar el mejor papel en este avivamiento de la actitud de
lectura, que incluye, entre otras cosas, un tomarse el tiempo para mirar el
mundo, una aceptación de lo que no se entiende, y sobre todo, un ánimo
constructos, hecho de confianza y arrojo, para buscar indicios y construir
sentidos (aun cuando sean sentidos efímeros y provisorios). Si la escuela
aceptara expresamente ese papel de auspicio, estímulo y compañía, las
consecuencias sociales serian extraordinarias.
Graciela
Montes (La gran ocasión)
El Jardín de Infantes, en especial la sala de cinco, debe cumplir la función primordial de permitir
que los niños tengan acceso a experiencias lingüísticas ricas y variadas para
permitirle hacer nuevos usos del lenguaje, ampliando, en forma progresiva su
repertorio verbal, dándole confianza en su propia expresión.
El Lenguaje desempeña un rol fundamental en la Educación
del niño, tanto en sus procesos de aprendizaje, como en su desarrollo social. En efecto, la lengua es el canal más importante por el
que se transmite todo tipo de conocimientos. A través del lenguaje se aprende a actuar como miembro de una
sociedad y a apropiarse de la cultura.
Cuando los niños ingresan al Jardín, aunque en general
poseen un dominio de su lengua materna suficiente para desempeñarse en el medio
en que viven, no han desarrollado aún la
competencia comunicativa; pero como docentes tenemos que saber que los pequeños
tienen una gran potencialidad para el desarrollo lingüístico en todos sus
aspectos. Tanto la oralidad, como la lectura son estrategias muy valiosas
En general elegimos leer en sala de cinco
pero esto no significa que dejemos de lado la narración..Ya que no
podemos olvidar que la narración es un patrimonio de todos y se aprende
en la expresión del que escucha. Cuando contamos algo, miramos la cara de
quien nos oye y ahí vemos reflejado el texto y lo modificamos, lo
aceleramos o le damos suspenso, bajamos la voz para crear intimidad,
generamos climas con los tonos y la postura de nuestro cuerpo, que entra
en juego. Las preguntas e intervenciones de los niños durante una
narración o lectura nos muestran sus construcciones de sentido, sus
hipótesis; nos llevan a aclarar, retomar o generar un espacio de espera
para que la narración misma responda, modifique o corrobore las hipótesis.
Como docentes no deberíamos abandonar el arte de la narración oral. Claro que
conviene articularlo con el modelo lector...Por eso en una secuencia didáctica
que se precie de tal deberían estar presentes ambas actividades. Cuando
planificamos, huelga decir que tenemos que tener muy claro en primer término
cuáles son las características de los chicos y aprovecharlas al máximo.
Cuando se trabaja la ronda de intercambio
Los relatos de lo cotidiano, de lo que sucedió en el día,
que solemos usar para abrir el trabajo en la sala, o las pequeñas exposiciones
temáticas, incluso los cuentos que se contaron... todo sirve para pensar y
agilizar la espontaneidad y la confianza que cada uno de los niños puede tener
en sus propias palabras. La estrategia de la ronda es interesante: desde la
disposición física propone un encuentro en donde todos podemos vernos. Pero,
además, cuando pensamos en una “ronda” en la cual se van a desplegar palabras,
textos y lecturas es para que, a partir del encuentro, las palabras nos ronden,
rueden entre nosotros, se conviertan en historias, en sentimientos, en juego…
Y, en realidad, lo interesante, lo que es importante
asegurar en esos momentos es que aquello que los chicos dicen, lo que leen, las
construcciones de sentido que se hacen visibles a través de sus palabras y
expresiones, en esos momentos tenemos que saber capturar las palabras para
poder enseñarles el disfrute de la literatura con sus mundos paralelos y su
magia permanente.
Con nuestro propio nombre
En estas rondas dentro de las cuales nuestras palabras
circulan nos conocemos por el nombre. El nombre propio, completo, con
sobrenombres y apellidos, genera identidad y autoría. Identidad, en un sentido
de pertenencia y de camino propio. Escribir el nombre es una de nuestras
primeras hazañas como potenciales escritores…
Además el nombre propio es una fuente inagotble que abre muchas
posibilidades…” Con la B de Bruno. O ¡Con la V de Valentina!,
o ¡Esta tiene la de Pedro!, cuando ya conoce el nombre escrito de
su compañero. El nombre presta sus sonidos, sus letras, a otras palabras y los
chicos pueden encontrar pautas de la construcción del lenguaje escrito a partir
del orden fijo e inalterable de sus letras. Exploraciones, descubrimientos, encuentros,
lecturas todas estas que sobrepasan la decodificación de la palabra escrita.
Juegos con los sonidos y las letras que de las palabras parten y a ellas
vuelven.
La ronda nos
permite infinidad de actividades: Podemos es plantear rondas de sueños, que dan
lugar a recordar y/o inventar historias más disparatadas y con menos resolución
lógica, un espacio para fantasear en donde todo es posible. Nadie más que uno
mismo es el testigo de los propios sueños, terreno de deseos, narraciones
indiscutiblemente ciertas. La ruptura de la realidad y de la lógica genera
efectos de humor muy interesantes y de relaciones poéticas que abren el camino
para explicar sensaciones. Es dar airea la imaginación, retorcer las palabras y
las imágenes, re significarlas, reinventarlas cuando se juntan en formas nunca
antes pronunciadas; crear lunas celestes y perros verdes, vacas de seis patas y
bichos gigantes. Así, se abre el juego a decir cosas inventadas, locas,
divertidas; a generar el extrañamiento en el lenguaje a partir de juntar de
manera insólita las palabras conocidas, o de inventar nuevas palabras, nuevos
sonidos.
Lo importante es que el docente es un profesional y como
tal no puede trabajar por ensayo y error. Tiene que conocer muy bien a sus
pequeños y tiene que tener claro cada paso que da. La elaboración de un
modelo didáctico alfabetizador permite una enseñanza organizada, sistemática y
coherente, que se sustenta en el conocimiento., las habilidades y las
experiencias del docente responsable de la tarea, es lo único que nos lleva
hacia la verdadera profesionalización.
Lic. Prof. Estela Julia Quiroga
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