El papel de la escuela en la
educación sexual responde tanto al cumplimiento de la Ley de Educación Sexual 2110 (2006) que establece la obligatoriedad
de impartir Educación Sexual en el ámbito de la CABA , como al de la Ley Nacional que crea el Programa Nacional de Educación
Sexual (Ley 26.150) (2006), como, sobre todo, a una responsabilidad en la
protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes, cuyo positivizaciòn
se encuentra en el Art.75. Inc. 22 de la Constitución Nacional
y en la Ley
114(1999) de la Ciudad
de Buenos Aires. Se asume un enfoque que reconoce la centralidad de los DDHH
frente a otros objetivos, podremos aportar algunas precisiones para promover, a
través de la educación, el desarrollo de la ciudadanía plena de niños, niñas y
adolescentes.
Por otra parte, si atendemos
al enfoque adoptado por los Lineamientos Curriculares para la educación sexual
en el Nivel Medio, se enmarca en los Derechos Humanos, el cuidado y promoción
de la salud y una concepción integral de la sexualidad. La ley 2110, desde una
concepción integral, incluye la integración de los aspectos físicos,
emocionales, intelectuales y sociales relativos a la sexualidad. No solo
reconoce la importancia de la información, el derecho al conocimiento del
cuerpo, sino también la de los sentimientos, actitudes, valores y habilidades
que se ponen en relación a partir del “vínculo” con uno mismo y con el otro. Se
trata de enseñar a conocerse a uno mismo, y valorarse, reconocer y expresar los
sentimientos y los afectos, aprender a comunicarse con el otro, reconocer el
valor que tiene la vida, enfrentar y resolver los problemas y los conflictos
que se plantean en la vida cotidiana, relacionarse con los otros de manera
solidaria y en el marco de respeto por las diferencias, poner límites para
protegerse frente a situaciones de maltrato y abuso, cuidarse, aprender a decir
“no” si la persona se siente amenazada o en riesgo.
Si entendemos que existieron
diferentes maneras de comprender la sexualidad, las variadas representaciones
sociales que se han construido en torno a los temas relacionados con la
sexualidad, la errónea identificación de la sexualidad como sinónimo de sexo y
de genitalidad, la asociación dominante entre adolescencia-sexualidad-riesgos y
peligros, el supuesto de que la educación sexual promueve el inicio temprano de
las relaciones sexuales, las distintas consideraciones que se han elaborado en
cada subcultura sobre aspectos de la sexualidad y de la reproducción, la
creencia dominante de que la educación sexual solo consiste en un conjunto de
informaciones dadas sobre el sexo, las relaciones sexuales y las enfermedades
de transmisión sexual, han obstaculizado el análisis de la educación sexual en
todas sus dimensiones. Se puede afirmar que la educación sexual se produce
inevitablemente en cada sociedad, de manera no intencional, incidental o
espontánea como parte del proceso de socialización. La sexualidad se está
produciendo en la misma escuela y fuera de ella, desde que cada niño nace y
durante toda la vida, es el conjunto de influencias que reciben los sujetos a
lo largo de toda la vida, intencionadas o no. La sexualidad es motor de la
constitución subjetiva. La subjetividad es una construcción resultante del
desarrollo de las etapas vitales que dependen no solo de características
individuales sino también de las condiciones en que se hayan producido las
interacciones entre el sujeto y los otros, del tiempo histórico, y del contexto
sociocultural.La manera rígida de
entender los modelos de género femenino y masculino se transforman en prejuicios,
es decir juicios que no se analizan y se toman como verdades inamovibles,
aunque la realidad muestre otra cosa. Considerando los aportes de los
diferentes enfoques de género, tanto en su potencial propósito como en sus
limitaciones, las propuestas emergidas de los estudios de género han adoptado
algunos de estos desarrollos, pero a la luz del análisis histórico y cultural
de los modos en que se han construido las expectativas respecto del cuerpo
sexuado y los estereotipos y las desigualdades entre lo femenino y lo
masculino. La coerción sexual, los mitos con respecto ala sexualidad, los
temores a concurrir a los servicios de salud, el desconocimiento del propio
cuerpo, tienen raíces s en la sociedad y no solamente en la constitución
subjetiva individual. El enfoque subraya que existen diversas formas de vivir
el propio cuerpo y de construir relaciones afectivas, formas y relaciones que
deben enmarcarse en el respeto por si
mismo/a y por los/as demás y que merecen el mismo respeto (Morgade).El marco de los DDHH
constituye el encuadre mínimo de inclusión de todos y de todas,
promoviendo la consideración igualitaria de la diversidad (FEIM-UNICEF,2005).
Olga Nierenberg revisa
distintas concepciones acerca de la adolescencia, retoma distintas nociones
para abordar la salud pública (en particular las de capital social,
emponderamiento, resiliencia, derechos y construcción de la ciudadanía).La
hipótesis central es estimular la intervención de los adolescentes en programas
sociales que tiene un “carácter promocional”, es decir contribuye a generar en ellos conciencia ciudadana y recursos que favorecen un desarrollo personal saludable. Son aspectos sin duda significativos
cuando lo que está en juego es la inclusión de quienes viven en condiciones de
vulnerabilidad y riesgo tanto en el plano social como familiar y afectivo. Los
jóvenes poseen fortalezas y potencialidades propias que implican habilidades
para adecuarse creativamente, e incluso introducir cambios. Habilidades
sociales o interpersonales (comunicación, negociación, rechazo, confianza,
cooperación, empatía); habilidades
cognitivas solución de problemas, toma de decisiones, comprensión de
consecuencias, pensamiento crítico y auto-evaluación; habilidades para
enfrentar emociones (control del estrés de sentimientos, capacidad para el
autocontrol). Habilidades relacionadas con una pedagogía de aprendizaje activo,
que incluya dinámicas participativas, análisis de situaciones y la solución
grupal e individual de problemas.
Según el texto “La perspectiva de género”, de Marta Lamas, el término género comprende el conjunto de
ideas, prescripciones y valoraciones sociales sobre lo masculino y lo femenino.
El sexo se refiere a lo biológico, y el género
a lo construido socialmente, por lo tanto, es simbólico. Ahora bien, esta construcción simbólica, reglamenta y
condiciona la conducta objetiva y subjetiva de las personas. De alguna manera
es la sociedad la que fabrica ideas y valora culturalmente, de lo que deben ser
hombres y mujeres, de lo que se supone es “propio” de cada sexo. El concepto de
género ayuda a comprender que lo que muchas veces pensamos como atributos de
hombres o de mujeres, en realidad son características construidas socialmente.
desde lo cultural.
La perspectiva de género
reconoce la diferencia sexual, y por otro lado las atribuciones, ideas, representaciones y
prescripciones sociales que se construyen tomando como referencia a esa
diferencia sexual.
Sin duda, la capacidad de ser madres marca la gran diferencia entre hombres y mujeres,
pero considerar a lo biológico como el origen y razón de las diferencias entre
los sexos, en especial la subordinación femenina, sin tomar otros aspectos, es
un gran error, no implicando superioridad de un sexo sobre otro. No hay
comportamientos o características de personalidades exclusivas de un sexo. Ambos
comparten rasgos y conductas humanas. La dominación de un sexo sobre otro al
establecer una repartición de tareas y funciones sociales, hoy ya no tiene
vigencia, careciendo de sentido. Hoy por hoy, nadie puede dudar de romper con
el concepto que ha generado la división ámbito privado = femenino y ámbito
publico = masculino.
Actualmente, hay un desarrollo más equitativo y democrático del conjunto
de la sociedad.
De hecho, se puede reivindicar la existencia de características
diferentes de los seres humanos, pero también tener una mirada cuidadosa nos
muestra la existencia de hombres femeninos, mujeres masculinas, travestís,
transexuales, hombres masculinos que aman hombres, mujeres femeninas que aman
mujeres, una variedad de posibilidades que combinan tres elementos: el sexo(
hombre o mujer), el género( masculino o femenino según las pautas de una
cultura dada), y orientación sexual( heterosexual, homosexual/lèsbica o
bisexual).
Reconocer el sexismo, o sea la discriminación en función del sexo
mediante el género, menores salarios por iguales empleos, hostigamiento y
chantaje sexual son prácticas lamentables de una realidad laboral, lo mismo que
en el terreno educativo es crucial eliminar las representaciones, imágenes y
discursos que reafirman estereotipos de género.
Según Eleonor Faur, en Masculinidades y familias, señala los distintos
tipos de masculinidades, y que la construcción de identidades y relaciones de
género consisten en un proceso dinámico, y no equivale a decir que su
modificación sea sencilla o dependa de voluntades individuales. Las razones de
las transformaciones de las relaciones de género pueden tener múltiples puertas
de entrada.
En Pedagogías de la sexualidad, Lópes Louro nos señala que distintas y
divergentes representaciones forjan identidades y pueden circular y producir efectos sociales. En la
escuela, por la afirmación o por el silenciamiento, en los espacios reconocidos
y públicos o en los rincones escondidos y privados, es ejercida una pedagogía de la sexualidad, legitimando determinadas
identidades y prácticas sexuales, reprimiendo y marginando otras. Otras
instancias sociales, como los medios, la iglesia, la justicia, etc., también
practican tal pedagogía, sea coincidiendo en la legitimación y negación de
sujetos, sea produciendo discursos disonantes y contradictorios.
Por otra parte, un concepto que no podemos soslayar es el que
expresa Cesar Hazaki, cuando habla de la construcción
de un nuevo modelo social, relacionando diversas formas de comunicación que
modifican otras maneras de relacionarse. En efecto, hoy nos encontramos con nuevas formas laborales y de
sociabilidad, en donde el desarrollo hegemónico y global de una sociedad
consumista, obliga a la persona a convertirse en un apéndice de ésta.
El ser humano desde el útero materno está siendo organizado y por qué no
modificado, día a día, por nuevas formas de sujeción, que Hazaki denomina como
imágenes que vienen de la placenta mediática que envuelve al globo terráqueo
Los ciudadanos se transforman en dependientes seriales de la revolución
informática, y más absolutamente de todos los vertiginosos cambios en las
comunicaciones, especialmente los que a la
telefonía celular se refieren. Es interesante la reflexión sobre la gran
dependencia a la conectividad de los sujetos, que se constituyen al modo del
perro de Pavlov, entrenado por vía refleja para producir saliva al sonido de
una campana aunque no hubiera alimento a
la vista.
Con las nuevas tecnologías mediáticas, Internet y su biblioteca virtual,
el hombre está en condiciones de acumular conocimientos en forma casi infinita
y al instante, crear redes de comunicaciones virtuales, tomando importancia
casi decisiva en el mundo actual.
Es interesante la apreciación de Roman
Gubern cuando menciona una ICONOESFERA[1],
La gran influencia que tuvo y tiene la televisión (creada a mediados del siglo pasado), y su
programación son el homogenizador social por excelencia de esta época.
Aparece una sociedad mediática,
globalizalizada, la que constituye una placenta que nos alimenta y nos
inunda permanentemente de mensajes e imágenes, creando así un sistema de
dependencia integral.
Los cambios que se producen en la sociedad, en la vida cotidiana,
impactan en los cuerpos y los vínculos sociales, principalmente en los
adolescentes, con los soportes tecnológicos de que disponen. Sin duda ciertos
modelos estereotipados de belleza terminan generando en algunos adolescentes trastornos en la alimentación
(bulimia/anorexia), entre otros tantos males…
La dependencia a la conectividad, crece permanentemente, imponiendo
modas y modelos, absorbidos preferentemente por los jóvenes. Resulta hasta
peligrosa la aparición de una derivación, como la EXTIMIDAD , la apertura de la intimidad personal visible
ante el gran público, en especial el sexo, haciendo de este un entretenimiento,
que servirá como soporte de enormes proyectos económicos.
Estos conceptos podrían ser valiosos, para trabajar en ESI, porque si bien nacieron y crecieron en la época de,
las comunicaciones satelitales, denominada “piel mediática”, dado que abraza a
todo el planeta, ayudaría a reflexionar sobre las ventajas y sus desventajas,
nuevas formas de relaciones, los riesgos de la conectividad, la visibilidad
absoluta, el negocio de la pornografía, modificaciones de las comunicaciones
familiares, predominio de la comunicación desde una imagen, la tarea del
marketing empresarial relacionada con la lógica del consumo y ganancias,
fomentar el miedo, la inseguridad y la claustrofobia, la monitorización y la
radarizaciòn. Susana Toporosi, dice que el uso del celular obstruye el proceso
de experimentar estar a solas en el mundo extrafamiliar como experiencia
gradual (auto pensarse), hasta lograr su independencia, conduciéndolos a
miedos, no los dirige hacia la auto confianza para lograrse por experiencias y
vínculos. En lugar de ir hacia la autonomía van hacia una dependencia. En lugar
de cortar el cordón umbilical de la comunicación propuesta por la familia, gana
terreno la endogamia para prolongar la dependencia adolescente, retrasando los
necesarios movimientos exogámicos de autonomía.
[1] Se refiere a
un ecosistema cultural, basado en interacciones dinámicas entre
diferentes medios de comunicación y entre estos y sus audiencias.
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