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lunes, 16 de septiembre de 2013

LITERATURA DESDE EL JARDÍN MATERNAL Por Estela Quiroga


 
La literatura es ficción. La ficción no es mentira, digamos que la ficción es  una creación de mundos alternativos diferentes al mundo real. A muchas pero muchas personas nos permite “escapar por la tangente” y alivianar las durezas de la vida.
Mediante el lenguaje el escritor abre la puerta a los lectores para acceder a esos nuevos mundos posibles, a experiencias inusitadas y originales que nos posibilita crear, crecer, conocer cada vez más el alma humana, porque después de todo la literatura no es otra cosa que la esencia de las pasiones que se viven en esta tierra…
Ahora pensemos en un niño muy pequeño, arrullado por nanas y canciones de cuna, percibe las palabras pero no las comprende, pero en su maravillosa percepción capta los tonos, la cadencia, la amorosidad del ritmo de esas palabras que serán su primera literatura, como una caricia de palabras, como una piel nueva. Por lo tanto aquí no importa tanto lo que se dice sino cómo se lo dice, quién se lo dice.  Luego a medida que crece llegarán los cuentos de la voz de la madre, de la abuela, de alguna docente, se irá apropiando de nuevas dimensiones que lo guiarán, pero no lo guiarán porque la literatura está plagada de enseñanzas, sino por todo lo contrario, porque siendo como es la literatura:  arte, es capaz de abrir, inquietar, explorar, transgredir, provocar la fantasía y el juego. La literatura destinada a crear conductas no es literatura en realidad, es el equivalente a los libros de autoayuda: cómo ser feliz en una semana, ganar un millón de dólares o tener muchos amigos, claro que adaptados a los problemas de los más pequeños: dejemos el chupete, tomemos la sopa, qué rica es la espinaca…
Eso no es literatura porque no es arte y ya lo dijimos, la literatura es arte. Por temor a que el pequeño los rompa no se le ofrecen libros apropiados y paradójicamente, cuando se ha hecho la experiencia de trabajar con libros álbum en sala de dos los libros permanecieron intactos. Pensemos: si nos ofrecen libros sin tapas, con hojas rotas ¿por qué deberíamos ser cuidadosos con ellos? Si de ese modo nos están enseñando que los libros no valen nada. Un libro álbum tiene, en general, el porte que toda la literatura suele tener: es un objeto estético, atractivo, deseable, mágico, y desde luego ficcional. Es justamente a base de esa ficción que el niño aprenderá a construir, a interpretar, a penetrar en esos mundos paralelos que van a sostenerlo en el momento preciso…


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