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domingo, 28 de noviembre de 2021

¿Cómo hacer para que los adolescentes se conviertan en futuros lectores? Estrategias didácticas

 



El siglo XXI se nos ofrece como un abanico de posibilidades, pero también observamos una oleada de deshumanización e individualismo que caracteriza estos tiempos tan duros que estamos atravesando. De modo que más que nunca tenemos que trabajar nuestro rol de verdaderos “partenaires”. Cabe aclarar que, cuando utilizo esta palabra tan afín con el ballet, me refiero al hecho de acompañar sin sofocar, ayudarlos a que den sus propios pasos y que sean ellos los verdaderos protagonistas.   

Estoy convencida de que hoy (más que nunca) tenemos que trabajar en equipo para eso, afortunadamente, la red es muy valiosa...

Cuando era profesora de Práctica docente les solía preguntar a mis estudiantes ¿Cuál creen que es el propósito de un profesor/ra de Literatura

La pregunta parecía obvia, pero no lo era.

Creo que lo más importante es poder formar lectores. Si a un adolescente le hablo de lecturas obligatorias seguramente no le va a gustar. Un “truco” que apliqué con éxito era decirles a los alumnos de media que estaba dispuesta a armar mi planificación con ellos, de modo que les pedía que se reunieran en pequeños grupos y pensaran los temas que realmente querían profundizar dentro de la condición humana (previa clase de hablar de que la literatura era ahondar en la condición del ser) los jóvenes de 16 años se interesaban por el amor, la amistad, la envidia y también por el futbol lo que yo debía hacer era tener muchas lecturas en mi cabeza y ofrecerlas como en una especie de subasta... nunca me voy a olvidar una chica que cuando a fin de año tuvo que elegir su libro favorito escogió a Abel Sánchez de Unamuno, adoran a H. Hesse, se conmovían con Ensayo sobre la ceguera de Saramago, Primavera con una esquina rota de Benedetti, y se divertían con Italo Calvino...se emocionaban hasta las lágrimas con Lorca y amaban los poemas de Whitman y les encantaba Sacheri o Fontanarrosa...una vez al mes hacíamos un desayuno o una merienda literaria y allí se recomendaban los textos, intercambiaban ideas, yo les hacía preguntas, les aseguro que la mayoría leía y quienes no (era fácil reconocerlo) tenían que elegir una nueva lectura y teníamos un coloquio...A través de Facebook tengo contacto con muchos de ellos aún.. los conocimientos no se trasmiten, pero la pasión, eso llega directo al corazón.


 

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