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miércoles, 1 de mayo de 2013

TALLER DE ALFABETIZACIÓN



Por qué tenemos que trabajar fuertemente en este taller
En la clase del martes hablamos de la importancia de la alfabetización como proceso de ingreso a la cultura letrada y como un saber que posibilita continuar aprendiendo hace necesaria la creación de un espacio específico en la formación docente. Créase o no este espacio NO EXISTÍA antes del cambio de plan, asi como tampoco existía un seminario de Literatura en el Nivel.
Alfabetizar no sólo es abrir las puertas a un nuevo mundo de sentido, sino también generar las posibilidades para el trabajo intelectual y la reflexión sobre la lengua misma y sobre otros conocimientos.
Por eso, la formación docente inicial orientará en primer lugar la reflexión acerca de la significación social de la alfabetización, y sobre la necesidad de desarrollar un proceso alfabetizador necesario.
Entender la alfabetización como un proceso complejo que involucra aspectos
sociales vinculados con la circulación de la palabra escrita, aspectos culturales implicados en la valoración de lo escrito, que jerarquizan y otorgan validación, aspectos semióticos relacionados con los modos de construcción de sentido y sus modificaciones a partir del uso de diferentes soportes, y aspectos vinculados con la lengua y con la relación entre conciencia gráfica y fonológica, hace necesaria la presencia de una unidad curricular destinado específicamente a la alfabetización, donde se recuperen saberes desarrollados
en espacios anteriores (P. del Lenguaje 1 y 2) para vincularlos con los procesos de lectura y escritura.
En la etapa de alfabetización inicial se construye el conocimiento de la lengua escrita y de los sistemas paratextual, textual y alfabético, y comienza a desarrollarse la reflexión metalingüística y metacognitiva, a la vez que se inicia la formación como lectores y escritores.
Es fundamental que se atienda especialmente el proceso de alfabetización en
relación con la diversidad lingüística, de modo que los orígenes culturales de los niños y niñas no signifiquen un obstáculo en el aprendizaje. Para esto es necesario comprender en profundidad las diferencias entre lengua oral y lengua escrita y sus relaciones. Las variedades lingüísticas entendidas como déficit derivan en situaciones de fracaso y marginación escolar. Una escuela que entienda la diversidad como un factor natural y como situación frecuente debe asegurar la alfabetización para todos, sin entender las variedades lingüísticas ni los problemas propios de la oralidad como un impedimento para enseñar. En este sentido, la alfabetización debe tomar como punto de partida el conocimiento de la lengua de los niños y niñas que se alfabetizan. Mientras la lengua oral se mejora en el aula, es posible aprender a leer y escribir.
Un aspecto a destacar es que la alfabetización se centra no sólo en la dimensión textual, sino también en la discursiva: en las relaciones que los discursos establecen en la sociedad, cómo circulan, se construyen, se validan. Por eso, las actividades destinadas a la alfabetización implican situaciones de lectura y escritura reales, con objetivos que trasciendan el quehacer áulico.
Asimismo, es necesario destacar el carácter transversal de la alfabetización,dado que la lectura y la escritura, así como el conocimiento del sistema lingüístico son necesarios para apropiarse de otros conocimientos. Esta perspectiva requiere modos de trabajo articulado, de modo que el proceso de alfabetización incorpore el trabajo con diferentes textos disciplinares, en diferentes contextos y con distintos objetivos.

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